Las Abuelas de la Plaza de Mayo claman contra el miedo y el olvido

"El miedo lleva al olvido, y el riesgo de olvidar es que se borren trozos de la historia". Lo repitió ayer hasta la saciedad la presidenta de la asociación Abuelas de la Plaza de Mayo, Estela Carlotto, que participa en el diálogo del Fórum Conflictos: prevención, resolución y reconciliación. Carlotto celebró que "cada nieto robado por la dictadura que se recupera, es una reparación", pero recordó que las heridas siguen abiertas en Argentina.

Estela Carlotto tiene 73 años y una fuerza envidiable. Lleva 26 años luchando para encontrar a su nieto, un niño que nació mientras su hija Laura estaba encarcelada, poco antes de ser asesinada. Su historia es la misma que la de otras 500 abuelas que buscan a los jóvenes que sus hijas tuvieron mientras estaban en cautiverio. "El orgullo de haber tenido hijos comprometidos con la libertad nos hizo adquirir compromiso a nosotras", asegura.

La intervención de Carlotto en el espacio 141 preguntas para 141 noches acabó con el público emocionado y puesto en pie tras escuchar el trabajo de la asociación que preside. En un espacio abierto al público del recinto en el que suelen aflorar preguntas espontáneas, sin el corsé de la solemnidad que rodea a los diálogos, los visitantes se interesaron especialmente por la reacción de los jóvenes al saber la verdad. "Son chicos con una fuerza interior impresionante, que heredaron de sus padres", aseguró Carlotto.

Sin embargo, estos jóvenes no siempre reaccionan igual. "A veces va bien y hay otros en los que el shock es muy fuerte. Pero las abuelas tienen paciencia y lo último que quieren es más dolor. Esperan y esperan hasta que llega el abrazo", relató. "Cada chico es una reparación para su propia vida, la de su familia y la de la sociedad argentina, porque la incertidumbre es una tortura permanente". Sin embargo, aseguró que "en Argentina las heridas todavía están abiertas". Para ilustrarlo, recordó que "la verdad todavía no se enseña en las escuelas ni en las universidades".

Valiente, tozuda e incansable, Carlotto animó a los jóvenes a "querer saber sin miedo", y alabó "a los nietos españoles que piden que se exhume a sus abuelos porque el miedo hizo que durante mucho tiempo nadie quisiera saber". Ella misma tuvo que exhumar los restos de su hija para desmontar la mentira de los militares sobre su final. "Los huesos hablaron y contaron la verdad: que parió un bebé y que fue asesinada a bocajarro en la cabeza". "Un bebé al que Laura llamó Guido y que está viviendo una historia que no es la suya con una familia mentirosa, esperando que yo le encuentre", dijo.

La presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo informó de que el consulado argentino en Madrid está poniendo en marcha una oficina para recibir a jóvenes argentinos "que duden de su identidad".