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Cataluña es la comunidad autónoma con más contratos provenientes de ETT

La eventualidad se situó en 2003 en el 22%, 8 puntos por debajo de la media española

Las empresas de trabajo temporal (ETT) han mejorado paulatinamente su situación desde que, en 1994, el Parlamento legalizó su actividad. La punta de lanza es Cataluña, donde se suscribe el 23,93% de todos los contratos gestionados por las ETT en España. La eventualidad, ligada habitualmente al trabajo precario, descendió en 2003 al 21,9%, más de ocho puntos por debajo de la media española. La Generalitat, los sindicatos y la patronal minimizan el vínculo entre precariedad y temporalidad y apuestan por las ETT como garantía de cualificación de los trabajadores eventuales.

Más de 517.000 asalariados catalanes firmaron en 2003 contratos con fecha de caducidad, según datos del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat). La cifra, aunque menor que las que se manejan en el conjunto del país, sigue siendo excesiva. El porcentaje de eventualidad disminuye cada año (en 2002, el 22,6%, 0,7 puntos porcentuales más que el año pasado), mientras que las ETT ganan protagonismo. ¿Cómo puede explicarse el fenómeno, aparentemente contradictorio? "El punto de inflexión vino con la equiparación salarial de 1999 [conforme a ella, al trabajador procedente de una ETT se le aplican las condiciones salariales establecidas en el convenio colectivo de la compañía a la que accede]. Se derribaron muchos prejuicios y el empresariado fue por primera vez consciente del valor añadido que supone acudir a empresas especializadas en mano de obra formada", explica Manel Fernández, responsable nacional de ETT en UGT.

Una lectura de la situación del sector que, no obstante, exige matices. De acuerdo con datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), más de 420.000 eventuales en Cataluña (el 81%) aseguran no estar satisfechos con sus condiciones laborales. Además, la normativa española es restrictiva en comparación con la de Reino Unido, Holanda e Irlanda, países con mayor tradición de ETT. Incluso si se acude al modelo francés, adoptado por España en 1994 como punto de referencia, la distancia es sideral. En el país vecino, las ETT gestionan anualmente unos 18 millones de contratos, frente a los poco más de 1,6 millones que en 2003 contabilizó el Ministerio de Trabajo.

Las empresas de servicios son el principal escollo del sector. Su actuación escapa a menudo del rígido control administrativo y sindical al que se someten las ETT. Están exentas de formar a los empleados que después facilitan al empresario y no sufren el recargo del 1% en las cotizaciones a la Seguridad Social por desempleo que sí pagan las ETT. Además, fuentes sindicales aseguran que retienen hasta el 30% del salario de los trabajadores a los que colocan. "Los pequeños y medianos negocios acuden prioritariamente a empresas de servicios para satisfacer sus necesidades de personal, pero las grandes compañías se inclinan por las ETT porque quienes provienen de ellas tienen más cobertura y una formación adicional en prevención de riesgos", explica la directora general de Relaciones Laborales del Departamento de Trabajo e Industria, Mar Serna.

El Informe Kok, elaborado en noviembre de 2003 por una comisión de expertos para supervisar el grado de cumplimiento de los objetivos laborales que la UE se marcó en la cumbre de Lisboa de 2000, concluye que uno de los factores de creación de empleo pasa por la eliminación de las barreras que impiden a las ETT competir en igualdad de condiciones con otras empresas de gestión de mano de obra temporal. Entre ellas, por ejemplo, la que les prohíbe, con excepciones, facilitar trabajadores al sector de la construcción, que en Cataluña emplea a más de 303.000 personas, el 10,6% de la población ocupada.

"Existe un problema de percepción porque nuestra normativa ignora que si las ETT accedieran a esa franja del mercado laboral, la siniestralidad se reduciría drásticamente. Pero el problema abarca también conceptos sociales: las dietas, el transporte colectivo de empresa o los bonos de guardería no se consideran parte del salario del trabajador eventual, en contra de lo que ocurre con los demás empleados", lamenta Fernández.

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José Ramón Caso, presidente de AGETT, la más grande de las cinco patronales españolas del sector (sus socios son Adecco, Alta Gestión, Flexiplan, People, Randstad y Vedior-Laborman), reivindicaba la semana pasada en Barcelona el importante papel que corresponde a las ETT en la consecución del principal objetivo de Lisboa: alcanzar en toda Europa una tasa de empleo del 70%. "No creo que las ETT sean un motor de creación de puestos de trabajo", difiere Serna, "pero sí agilizan el ingreso de personas jóvenes o demasiado mayores en el mercado de trabajo, dada la contrastada inoperancia de los servicios públicos de ocupación".

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