A 60 km/hora por la AP-7: la oleada de accidentes impulsa cambios drásticos en la principal autopista de Cataluña
La reducción de velocidad en un tramo de 150 kilómetros es una de las medidas estrella para rebajar la siniestralidad

La autopista AP-7 vivió ayer una nueva jornada complicada, con cuatro incidencias en pocas horas que provocaron afectaciones en tramos que, en conjunto, conforman hasta 21 kilómetros de vía. En plena crisis por el debate del traspaso de Rodalies, que el jueves resaltó con otra jornada marcada por múltiples incidencias en el servicio, la AP-7 es otro foco de conflicto en la movilidad catalana: Desde que se retiraron los peajes en agosto de 2021, el aumento en la afluencia de vehículos ha disparado la siniestralidad. Esta tendencia ha puesto sobre la mesa del Servei Català de Trànsit (SCT) la necesidad de impulsar medidas drásticas para desahogar la principal autopista de Cataluña. La más llamativa es la instauración de un largo tramo de velocidad variable que, eventualmente, podría limitarse a 60 kilómetros por hora.
Las afectaciones de este jueves fueron el claro reflejo de la situación general de la vía -que conecta Cataluña con Francia y la Comunidad Valenciana- y en la que se han registrado más de 250 incidencias que han afectado al tráfico en este primer trimestre. El año 2024 se cerró con un total 1.652 incidencias. Si bien hasta ahora las víctimas mortales habían ido a la baja -con solo 6 en 2024-, en lo que llevamos de año la cifra asciende hasta 4. A lo que muchos usuarios se preguntan: “¿Sigue siendo la AP-7 una alternativa fiable?”, pues la multiplicidad de incidencias provoca retrasos que los conductores pagan con su tiempo. Este es el caso de Andreu Piqué, vecino de Calafell, quien denuncia que, a causa de “los retrasos constantes de Renfe y el limitado servicio de autobuses”, se ve obligado a utilizar el vehículo privado si quiere desplazarse a Barcelona o Tarragona, una opción poco confiable debido a las congestiones que padece la AP-7.
Como solución, la consejera de Interior, Núria Parlon, anunció recientemente la implementación de la velocidad variable en un tramo de 150 kilómetros, desde Maçanet de la Selva hasta el Vendrell. La idea está en manos del SCT, órgano dependiente de la Consejería de Interior, que ya se ha puesto manos a la obra para desarrollar un proyecto que prevé finalizar el segundo trimestre de este año para, posteriormente, “llevar a licitación y que se pueda empezar a aplicar”, según afirma su director, Ramon Lamiel. El plan contempla desplegar, a lo largo de los 150 kilómetros mencionados, un sistema de paneles operados por mecanismos de Inteligencia Artificial que recogerán datos del estado de la vía para reflejar cuál es la velocidad óptima a la que se tiene circular en los tramos previos a puntos conflictivos -aquellos donde se generan colapsos- para “armonizar” la circulación y que los vehículos no se topen de repente en un tramo congestionado.
La velocidad mínima que se podría aplicar en los casos de mayor congestión es de 60km/h, un anuncio que muchos usuarios no han recibido con demasiado entusiasmo: “Establecer tramos de 60 km/h en autopistas donde el límite habitual es de 120 km/h es una medida excesivamente drástica. Supone una reducción brusca de velocidad que podría generar situaciones de peligro y aumentar el riesgo de accidentes”, denuncia Gabriela Silva, una de las usuarias habituales de la autopista. Otros, como Júlia Fernández, reclaman que la solución pasa por “arreglar las malas condiciones de la vía”. En cambio, fuentes del RACC valoran positivamente la aplicación de la medida, aunque también recomiendan que se aborden lo antes posible “las obras en los enlaces existentes y previstos”, así como “la ampliación de los carriles en los tramos que sea necesario”. En relación con los enlaces “mal resueltos”, Lamiel asegura que ya hay un calendario de obras previsto para ello.
Lamiel se muestra convencido respecto a la seguridad de la vía: “El índice de peligrosidad de la AP-7 es muy bajo, de entre el 4 y 5%. Si la siniestralidad sube es porque hay mayor interacción de vehículos”. Por lo tanto, estas medidas se aplicará en aquellos tramos donde hay problemas de saturación y no siniestralidad, ya que “la segunda es consecuencia de la primera”. Aun así, se muestra preocupado por los recientes accidentes mortales en la AP-7 y en el resto de carreteras catalanas, con especial inciso en la “trágica noche de carnaval”, que se saldó con 7 fallecidos. Asegura de esta manera que el proyecto de “velocidad variable enriquecida” -así es como lo nombra Lamiel-, es otra “vía” más para poder solucionar la situación de la autopista. Justifica la implementación de estas medidas como “alternativa a reducir la velocidad general de la vía”, que es una competencia del Ministerio del Interior, aunque confirma que a principios de 2022 lo propusieron al ente estatal “sin éxito”.
Según informó Lamiel a EFE, otra medida que estudia el SCT es aplicar en el tramo central más conflictivo de la AP-7 un sistema para ordenar y separar los flujos con carriles de salida más largos. De esta forma, desde Santa Perpetua se podrían dividir los carriles de la autopista que hay hasta Barberà en dos bloques: los conductores de los dos carriles de la izquierda serían los que seguirían por la autopista en dirección Tarragona y los de la derecha saldrían por la C-58 hacia el Vallès. Esta división sería de unos diez kilómetros y es un sistema que el SCT todavía está modulando y que podría mantener un carril compartido, pero siempre con al menos dos liberados para seguir por la autopista hacia Tarragona. Desde el SCT también plantean incorporar paneles luminosos con mensajes más “incisivos” para recomendar a los conductores que tomen vías alternativas en caso de congestión.
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