Los expertos critican la falta de mujeres en los ensayos médicos
La mayoría de las veces que una mujer enferma es tratada con medicamentos que se han probado sobre todo en hombres. Esta discriminación es una de las que recoge el estudio que la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) presentó ayer. La otra es la que se debe a la clase social.
Según las autoras del capítulo dedicado a los tratamientos, María Teresa Ruiz y María Verdú, profesora y alumna de la Universidad de Alicante, aunque hay recomendaciones de las agencias del medicamento de incluir a las mujeres en los ensayos "los efectos de la comercialización de fármacos que no contaron con estas recomendaciones son sufridos diariamente por las mujeres en todo el mundo".
Los autores admiten que es más difícil incorporar a mujeres a las pruebas de medicamentos por su "alta tasa de abandono" y "la confusión" en los resultados debidos a la interacción con otras terapias, como la hormonal en menopáusicas o el miedo a causar efectos secundarios en un futuro embarazo, pero precisamente "estas razones son las que hacen más recomendable su inclusión", pues las mujeres padecen más los efectos adversos.
Los autores también señalan diferencias en las enfermedades más prevalentes, causas de mortalidad e incapacidad, trabajo remunerado y hábitos de vida, entre otros. Aunque no hay diferencia en el acceso al sistema público de salud, el trato que reciben las mujeres no es igual al de los hombres. "Por ejemplo, se hacen menos pruebas a las mujeres que sufren un infarto que a los hombres", dijo Carme Borrell, una de las editoras del trabajo junto a María del Mar García Calvente y José Vicente Martí Boscà. De 120 trabajos científicos publicados que se han estudiado, sólo en 20, relacionados con salud reproductiva o belleza, se hace mención expresa al estado de las mujeres, destacó el presidente de la sociedad, José Ramón Repullo.
Ola de calor
El texto incorpora un informe del Instituto de la Salud Carlos III que eleva a 6.500 las muertes atribuidas a la ola de calor del pasado verano. La versión del mismo trabajo ofrecida por el Ministerio de Sanidad en septiembre las dejaba en 6.112. La diferencia está en que esta nueva versión depura los datos de defunciones observadas, y no las compara con las registradas durante el periodo de junio a agosto de 2002, sino con la predicción del número de muertes en esos meses según los datos de 1990 a 2002.
El cálculo es una aproximación que pone de manifiesto la "falta de respuesta" del Ministerio ante aquella crisis, afirmó Martí Boscà. También muestra la dificultad en disponer de datos, sobre todo si se quieren separados por sexo o clase social o si se refieren a procesos con efectos a largo plazo, como el hundimiento del Prestige, añadió Repullo. Por ello el presidente de la sociedad pidió una mejora en los sistemas de información.
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