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VIOLENCIA EN ORIENTE PRÓXIMO

Matanza con coches bomba en Basora

Tres explosiones en la segunda ciudad de Irak causan al menos 65 muertos, entre ellos varios niños

Según se acerca el 30 de junio, fecha de la transferencia de algunas competencias a un Gobierno iraquí, la violencia se desborda en Irak. Ayer se cebó en una de las escasas grandes ciudades que todavía no habían padecido serios estragos. Pasadas las siete de la mañana, con las calles repletas, tres coches bomba conducidos por suicidas estallaron simultáneamente frente a comisarías en la sureña ciudad iraquí de Basora. Al menos 65 personas, más de una decena de ellas niños que acudían al colegio en un autobús escolar y varios policías, murieron y 100 resultaron heridas. Minutos después, en Zubeir, 20 kilómetros al sur de Basora, otros dos atentados acabaron con la vida de dos agentes y un civil.

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Aunque los objetivos eran tres sedes policiales de Basora -dos en el distrito de Ashar y una en el centro histórico de la ciudad- y una base de entrenamiento de agentes en Zubeir, es evidente que a los terroristas no les importaba matar a decenas de civiles. Eran aproximadamente las 7.15 de la mañana (dos horas menos en la España peninsular) cuando explotaron los vehículos. A esas horas, en las calles de las ciudades de Irak se observa ya mucho trasiego.

Un testigo presencial, el estudiante Osama Abdelkrim, dijo a Efe que la explosión frente a una de las comisarías "había causado la destrucción casi total de uno de los edificios". Aunque los militares británicos suelen trabajar en las comisarías, ninguno fue herido en los ataques de Basora. En Zubeir, cuatro soldados sufrieron heridas, dos de ellos de gravedad. Cuando algunos uniformados del Reino Unido se aproximaron a los lugares de los atentados, fueron recibidos a pedradas y tuvieron que retirarse.

El gobernador de Basora, Wael Abdelatif, responsabilizó a la organización terrorista Al Qaeda de los atentados, según Reuters. Y afirmó que otros dos coches cargados de explosivos pudieron ser desactivados. El recién nombrado ministro del Interior del Consejo de Gobierno provisional iraquí, Samir Shakir Mahmud, aseguró, en conferencia de prensa en Bagdad, que los autores de la matanza "quieren sumir a Irak en el caos". "Serán llevados ante la justicia", añadió, "para acabar con este cáncer que invade el cuerpo de Irak". Shakir Mahmud aseguró que los responsables de los atentados son "las mismas personas que perpetraron los ataques de Erbil, Kerbala y otros lugares", en alusión a los más virulentos atentados terroristas cometidos en Irak.

La ciudad de Basora no había sufrido hasta ayer una serie de atentados de esta magnitud, aunque desde hace varias semanas en el sur del país, de notoria mayoría chií, se multiplican los ataques contra las tropas de ocupación. La zona sur de Irak está bajo el mando militar del Reino Unido. Se trata, por el número de víctimas mortales, de la cuarta jornada más sangrienta de la posguerra iraquí.

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Mezquita del imam Hussein

El pasado 2 de marzo, 171 personas fallecieron en un ataque de varios suicidas junto a la mezquita del imam Hussein, en la ciudad santa de Kerbala, un centenar de kilómetros al sur de Bagdad, y ante la del barrio de Kadamiya, en la capital iraquí, durante una importante celebración religiosa chií. El 1 de febrero, casi 100 personas murieron en Erbil, en Kurdistán, cuando dos terroristas se suicidaron cargados de explosivos en las sedes de los dos principales partidos kurdos. Y el 29 de agosto de 2003, fueron 80 las víctimas mortales de un coche bomba que explotó junto a la mezquita del imam Alí en Nayaf. El máximo líder chií, Mohamed Baqer al Hakim, falleció en el atentado.

Basora, segunda ciudad de Irak con 1,2 millones de habitantes, fue marginada por Sadam Husein, como capital chií de Irak, y, desde 1980, arrasada por las sucesivas guerras y revueltas que ha sufrido este país. Del mítico esplendor de la ciudad de Simbad el marino, a la que acudían ciudadanos de todos los Estados del Golfo en los sesenta y setenta, no queda nada. La miseria es, si cabe, más evidente que en otras zonas del país, en una urbe donde el cólera es endémico.

Mando británico

Tras la invasión de Irak, Basora quedó bajo mando británico y los enfrentamientos han sido mucho menos intensos que en Bagdad y en las regiones de mayoría suní. Pero la tranquilidad es un espejismo. Como relataba hace meses un soldado de la Séptima División Acorazada británica, las ratas del desierto, "escuchamos tiroteos todas las noches, pero son enfrentamientos entre bandas". Basora ha sido el escenario de violentas protestas de la población, que se convirtieron en una revuelta el pasado verano, y las tropas británicas se han visto desbordadas por las mafias, la corrupción y las bandas armadas de los extremistas que, poco a poco, van imponiendo su lectura más radical del islam.

No fue el de Basora, según fuentes policiales, el único objetivo en el punto de mira de rebeldes y terroristas. Cuatro de ellos murieron en Kirkuk (al norte del país) por disparos de agentes iraquíes. Tenían preparados vehículos bomba para perpetrar otros atentados.

Por otro lado, en Faluya -ciudad de medio millón de habitantes mayoritariamente suní, a 60 kilómetros al oeste de Bagdad, junto a la autopista que una la capital iraquí con Jordania- la tregua entre los marines y la resistencia que, a duras penas y con interrupciones, se había impuesto durante varios días saltó por los aires ayer. Los intercambios de fuego entre los insurgentes y los marines de Estados Unidos que cercan la localidad desde hace dos semanas incluyeron disparos de morteros por parte de los resistentes y bombardeos de los militares norteamericanos. Al menos seis rebeldes murieron durante los enfrentamientos, según las agencias de prensa.

El canal de televisión qatarí Al Yazira, que citó testigos y fuentes militares, informó de que en los choques perdieron la vida al menos nueve rebeldes iraquíes. Tres soldados de Estados Unidos resultaron. Según portavoces castrenses estadounidenses, los líderes locales que negociaron el alto el fuego son incapaces de someter a parte de los resistentes que rechazan cualquier compromiso con las tropas norteamericanas.

Un niño gravemente herido es trasladado a una ambulancia tras los atentados de Basora.
Un niño gravemente herido es trasladado a una ambulancia tras los atentados de Basora.REUTERS

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