Polonia pone por primera vez en tela de juicio la presencia de sus soldados en Irak

El primer ministro de Polonia, Leszek Miller, que dejará el cargo el 2 de mayo tras el ingreso del país en la UE, ha sembrado la confusión al poner por primera vez en tela de juicio la presencia de las tropas polacas en Irak. Miller, un ex comunista reconvertido a la socialdemocracia, declaró que no se puede ignorar el anuncio del nuevo Gobierno español: "No podemos cerrar los ojos ante la decisión de retirar sus tropas, pero no debemos actuar de forma aventurera". Nuestra decisión "deberá ser muy meditada y, sobre todo, condicionada por el desarrollo de los acontecimientos" en la zona.

Miller descarta una salida inmediata, como la española, pues podría desestabilizar la situación, pero admite que "el problema existe y el hecho de que otros países se vayan no puede ignorarse". El todavía primer ministro cree que la solución de los problemas en el país árabe es política, no militar y después añadió: "No puedo decir cuándo dejaremos [Irak], pero estoy seguro de que el nuevo primer ministro dirá algo más preciso". Aseguró que su sucesor en el cargo, Marek Belka, explicará la estrategia a seguir en su primer discurso en mayo.

Una de las distintas opciones que maneja el Gobierno polaco es una drástica reducción de sus fuerzas, que en la actualidad suman 2.500 soldados. Es lo que afirma Tadeusz Iwinski, encargado de la relaciones internacionales de la oficina de Miller, en declaraciones al periódico irlandés Irish Times. Iwinski asegura que la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero influye sobre los planes de Polonia y que las fuerzas polacas "probablemente se reducirán de forma considerable".

Las palabras de Miller contradicen en parte las pronunciadas el pasado fin de semana por el presidente de Polonia, Alexander Kwasnieski, quien lamentó la decisión del presidente de Gobierno de España de retirar las tropas, lo que dificulta la misión de Polonia en Irak. Entre Miller y Kwasniewski existe desde hace años una rivalidad y enemistad más o menos manifiesta. La mayoría de los polacos, según sondeos, pasada la euforia inicial hace un año, rechazan hoy la presencia de sus soldados en Irak.

Polonia dirige la llamada División Multinacional en la que se encuadran, entre otras, las tropas de España (1.300), Honduras (376) y República Dominica (300), que han anunciado su marcha. No serán los últimos. Tailandia advirtió el martes que retirará sus 451 médicos e ingenieros militares si son atacados.

Uno de los problemas con los que se enfrenta Estados Unidos, además de sustituir las tropas que se marchan cuando su propio despliegue es muy corto y surgen voces que exigen refuerzos, es el del contagio: otros podrían marcharse bajo la presión de sus opiniones públicas, como Filipinas donde se suceden las manifestaciones, y países como Corea del Sur, que se han comprometido a enviar tropas, podrían modificar esa decisión.

No hay problemas en el caso de los aliados más fieles. El primer ministro británico, Tony Blair, mantiene sus 7.500 soldados en el sur de Irak, aunque descarta por el momento enviar refuerzos. Australia, que retiró 350 de sus 2.000 soldados reafirma su compromiso con los restantes. Lo mismo que Japón, país en el que existe una fuerte oposición ciudadana a la presencia de los militares japoneses en Irak, pese a que su misión es humanitaria.

El más devoto de todos fue de nuevo el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, quien dijo ayer que Italia seguirá en Irak hasta que se haya completado la misión: "Tendremos que quedarnos después del 30 de junio. Si no, la situación puede deteriorarse y convertirse en algo parecido a lo que vimos en Kosovo". En una encuesta on line realizada ayer por el diario La Repubblica, el 60% de los internautas que respondieron a las preguntas desea una retirada inmediata, como la ordenada por Rodríguez Zapatero; un 27% opta por esperar al 30 de junio antes de tomar una decisión final y el 13% está de acuerdo con la línea expresada por Berlusconi, esperar hasta que se logre la estabilización del país.

Tras los anuncios de salida de Honduras y la República Dominicana, y la más que probable de Nicaragua (aporta equipos médicos bajo órdenes de la brigada española) sólo permanece El Salvador, con 374 soldados en la conflictiva Nayaf. Su presidente Francisco Flores, aunque no se ha pronunciado en público sobre el asunto, prefiere esperar hasta el 30 de junio. Es la doctrina de su partido, el derechista ARENA. El presidente electo, Elías Antonio Saca, que asumirá el cargo el 1 de junio, apoya esta decisión. La izquierda, gran parte de la Iglesia católica y de la sociedad salvadoreña demanda la repatriación inmediata.

En Costa Rica, un grupo de diputados de diferentes partidos envió ayer una carta al presidente, Abel Pacheco, en la que le pide que retire el apoyo público dado a la guerra de Irak . Costa Rica carece de Ejército. Se trata de una demanda simbólica que ilustra cuál es el ambiente creado en los últimos días en América Latina.