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EL REGRESO DE LAS TROPAS | Las relaciones con Estados Unidos

Moratinos confirma a Powell que España enviará tropas a donde decida la ONU

El ministro de Asuntos Exteriores asegura que la crisis con Washington está ya superada

"El repliegue de las tropas es ya cuestión del pasado. Miramos al futuro". El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, empleó ayer esta frase para transmitir su certeza de que la crisis abierta con Estados Unidos tras el anuncio de la retirada de las tropas españolas desplegadas en Irak está ya superada, casi en el mismo momento en que se ha abierto. Moratinos se entrevistó en Washington con el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, al que confirmó el compromiso español de seguir enviando tropas a donde sea necesario, pero a condición de que la operación tenga cobertura de Naciones Unidas.

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La posibilidad de que las tropas vuelvan a Irak si la ONU llegara en algún momento a asumir el control de la situación fue, sin embargo, una cuestión que el ministro rehuyó en todo momento ante la prensa, con el argumento de que es pronto para saber lo que se cuece en Nueva York y que cualquier otro comentario sería prematuro. Únicamente respondió con claridad a la pregunta de si había prometido algo a Powell en ese sentido. "No", contestó escuetamente.

Sí prometió, en cambio, el ministro que España cooperará intensamente para el éxito de la nueva resolución sobre Irak que ya ha empezado a negociarse en la ONU, del mismo modo que reiteró el compromiso español de seguir contribuyendo a la estabilización y democratización de la situación iraquí por medios no militares. Dijo también que no podía precisar si es posible que el Gobierno dé su voto en el Consejo de Seguridad a una eventual resolución que no reúna los requisitos que ha exigido hasta hoy para evitar el repliegue.

Repliegue ordenado

Otro aspecto concreto de este problema que abordaron el ministro y el secretario de Estado fueron las cuestiones tácticas de la retirada de Irak. "Hemos garantizado nuestro firme compromiso político para que se produzca de forma ordenada y coordinada. Nuestros representantes trabajarán sobre el terreno y los ministros de Defensa de los dos países se coordinarán para que el repliegue no debilite los esfuerzos de la coalición internacional", aseguró Moratinos.

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Pero el encuentro no fue una negociación propiamente dicha, y mucho menos sobre temas que no competen directamente al ministro de Exteriores. Se trató, sobre todo, de un acto diplomático destinado a poner a prueba la situación de las relaciones entre los dos países, y, desde ese punto de vista, ofreció un resultado ambiguo.

Moratinos calificó de "decepción" la impresión causada en la Administración de George W. Bush por la retirada española, pero hay indicios de que podría ser descrita justamente con términos más graves. En medios diplomáticos se ha comentado que Washington daba por descontado que las tropas españolas se irían desde que se conoció el resultado de las elecciones, pero también la indignación causada por el inesperado anuncio del domingo, en vísperas de esta visita ya anunciada del ministro español.

Reconoció el ministro que su anfitrión le había transmitido un "temor" al efecto dominó de la decisión de Madrid, a la posibilidad de que otros países sigan su ejemplo. Pero declinó cualquier responsabilidad. "España ha tomado la decisión de una manera autónoma y soberana. No hemos incitado a nadie". También dejó ver su disgusto cuando se le preguntó por la llamada del ex presidente José María Aznar a Bush, comunicándole su desacuerdo con el repliegue. "La única ventaja que tienen los españoles ahora es que, antes, la decisiones privadas de Aznar influían en todos ellos. Ahora la política exterior no está privatizada. Ya no tiene importancia lo que haga y, como ciudadano privado, es un hombre libre.

Moratinos aseguró que él y Powell habían coincidido en que lo importante es "mirar al futuro" y seguir cultivando juntos "una larga tradición de amistad y cooperación". "EE UU quiere reforzar su relación con España", añadió, tras reiterar que la cooperación será especialmente intensa en la lucha contra el terrorismo. Incluso se permitió bromear sobre el excelente tono de la relación personal. "El secretario me ha dicho que, de ahora en adelante, en vez de Miguel me llamará Curro, que es como me conocen mis amigos".

En el pasivo de la reunión quedan algunos detalles de la puesta en escena. Todo lo que se pudo ver del encuentro fue un breve saludo, cordial y correcto, de los dos participantes, que se conocen bien de la época en que el ministro representaba a la UE en Oriente Próximo. Powell no acompañó a su huésped cuando compareció ante la prensa, y ningún funcionario del Departamento de Estado estuvo disponible para dar su versión de lo hablado ni para confirmar la de Moratinos. Del breve encuentro que éste celebró por la tarde con Condoleezza Rice, la consejera de Seguridad Nacional de Bush, a la que describió como "muy inteligente, constructiva y clara", no hubo ni siquiera una fotografía.

Moratinos almorzó con Powell durante una hora en el Departamento de Estado. Acompañaron al ministro el secretario de Estado de Política Exterior, Bernardino León; el embajador de España en Washington, Javier Rupérez, y el jefe de gabinete, Javier Sancho.

Antes, había recibido a los embajadores en la capital estadounidense de Francia y el Reino Unido, y a representantes de cuatro asociaciones hebreas:American Jewish Comitee, Anti-Defamation League, American-Israeli Public Affairs Comitee y N'Brith. También se reunió con miembros del Comité de Exteriores del Capitolio.

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante la rueda de prensa ofrecida en Washington.
El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, durante la rueda de prensa ofrecida en Washington.EFE
Moratinos estrecha la mano de Powell en Washington.
Moratinos estrecha la mano de Powell en Washington.REUTERS

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