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China trata de reducir las desigualdades sociales en su avance hacia el capitalismo

El primer ministro renuncia a la búsqueda del crecimiento económico a cualquier precio

El primer ministro chino, Wen Jiabao, se comprometió ayer a poner fin a la búsqueda a cualquier precio del crecimiento de la economía y ayudar a los cientos de millones de ciudadanos olvidados por dos décadas de reformas en la transición hacia el capitalismo. "Resolver los problemas de la agricultura, los pueblos y los campesinos es una prioridad", dijo ante cerca de 3.000 parlamentarios llegados de todo el país durante la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Popular Nacional (APN), la reunión plenaria del Parlamento que se prolongará hasta el día 14.

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El Partido Comunista teme que las fuertes desigualdades de la población deriven en inestabilidad social y pongan en peligro su propia continuidad. La asamblea, que durará 10 días, prevé introducir en la Constitución una modificación histórica: la protección de la propiedad privada.

Wen aseguró que, con objeto de aliviar la situación de los agricultores, este año se reducirán un punto porcentual los impuestos agrícolas, hasta ser eliminados en cinco años. Además, se incrementarán un 20% las inversiones en las zonas rurales, que alcanzarán 30.000 millones de yuanes (2.970 millones de euros), y se destinarán otros 10.000 millones de yuanes a subsidiar el cultivo del grano, con objeto de detener la caída de la producción.

En un discurso cargado de contenido económico y social, el primer ministro desgranó durante más de hora y media el balance del año pasado y los retos a los que se enfrenta el país. Y puso sobre la mesa una larga lista. "Los ingresos en el campo han crecido demasiado lentamente, la tarea de incrementar el empleo y la seguridad social es ardua, el desarrollo en las diferentes regiones no está equilibrado, la diferencia de ingresos entre los miembros de la sociedad es demasiado grande y la presión sobre los recursos y el medio ambiente está creciendo", dijo en el ciclópeo anfiteatro del Gran Palacio del Pueblo. La renta per cápita en el campo se situó el año pasado en 2.622 yuanes (260 euros) anuales, frente a 8.000 yuanes (790 euros) en las ciudades.

Wen Jiabao, que sucedió en el cargo a Zhu Rongji hace un año, estimó que la sexta economía del mundo crecerá un 7% este año, una cifra que muchos expertos consideran artificialmente baja, frente al 9,1% de 2003. Y dijo que el Gobierno ha tomado medidas para equilibrar el desigual desarrollo existente entre el campo -donde viven 800 millones de personas- y las ciudades. Además, pretende poner freno a las inversiones redundantes y atajar el riesgo de inflación y de recalentamiento existente en algunos sectores, como el automóvil, el acero y el inmobiliario.

Desde que Deng Xiaoping lanzó el proceso de reforma y apertura a finales de los setenta, la obsesión de los líderes chinos ha sido crecer a toda costa. En los últimos 25 años, la economía ha subido a una media superior al 8% anual, y el PIB se ha convertido en el parámetro por el que muchos gobiernos provinciales se han regido, ignorando la sanidad o la educación.

En los últimos meses se han producido protestas de ciudadanos que se ven sometidos a abusos por las autoridades; aunque muchas no trascienden, debido al control acerado que ejerce el Gobierno sobre los medios de comunicación. Un control que se ha extremado desde hace varias semanas, en que el acceso a Internet se ha visto ralentizado, como suele ocurrir cada vez que hay un importante cónclave político.

Wen Jiabao mostró señales de que Pekín podría emprender algunas reformas políticas, y prometió luchar contra la corrupción, una de las principales lacras del país. También insistió en la necesidad de proseguir la reestructuración del sistema bancario y manifestó la voluntad del Ejecutivo de mantener el yuan (o renminbi), que está ligado al dólar, "básicamente estable".

El Gobierno calcula que la economía debe crecer un mínimo del 7% anual para poder absorber los millones de desempleados por la reforma de las empresas estatales. Y Pekín está promoviendo la creación de empresas, con objeto de paliar el fuerte desempleo. De ahí, la modificación de la Constitución que aprobarán los parlamentarios para incluir la protección de la propiedad privada. Además, se prevé introducir una mención a los derechos humanos. Wen Jiabao hizo una llamada a Taiwán para reanudar el diálogo bajo el principio de "una sola China" y repitió que el Gobierno "nunca permitirá que nadie separe a Taiwan de China". Taipei calificó la oferta de diálogo de simple retórica.

El presidente chino, Hu Jintao (izquierda), junto al ex presidente Jiang Zemin, ayer en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.
El presidente chino, Hu Jintao (izquierda), junto al ex presidente Jiang Zemin, ayer en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.ASSOCIATED PRESS

Mejores armas, menos soldados

Pekín quiere dejar atrás los tiempos en los que el poder del Ejército Popular de Liberación estaba basado en la cantidad. Convencido de la necesidad de modernizar una tropa todavía orientada al combate en tierra fundamentado en la potencia del número, el Gobierno ha puesto en marcha un plan que busca renovar el obsoleto armamento y mejorar la cualificación de los soldados.

Y así lo recordó ayer Wen Jiabao en su alocución ante los parlamentarios. "Nos centraremos en el desarrollo de armamento y equipos nuevos y de alta tecnología, en promover un nuevo tipo de personal militar altamente competente y en impulsar la modernización de las fuerzas armadas", dijo.

Dentro de este plan, el mayor ejército del mundo va a reducir su número en 200.000 personas, hasta dejarlo en unos 2,3 millones para 2005. Pekín ha seguido de cerca los últimos conflictos en los que ha participado Estados Unidos, su potencial enemigo, y es consciente del papel clave que ha jugado en ellos la tecnología.

China incrementó el presupuesto militar un 9,6% el año pasado, después de haber subido un 17,6% en 2002, cuando fue de 166.200 millones de yuanes (16.500 millones de euros), y un 17,7% en 2001. Pero analistas y expertos consideran que las cifras que destina el gigante asiático a defensa son entre dos y tres veces las oficiales.

El aumento del gasto ha provocado la inquietud de sus vecinos. Es una de las razones por las que Japón quiere desarrollar un sistema de defensa de misiles balísticos. Y Taiwan -considerada por Pekín una provincia rebelde- va a realizar un referéndum el próximo día 20 en el que preguntará a sus ciudadanos si debe reforzar sus defensas en caso de que China renuncie a desmontar la batería de misiles que tiene desplegados frente a su costa.

En los últimos meses, los militares chinos han incrementado la cooperación internacional dentro del proceso de apertura en que está inmerso el país. El Ejército de Tierra ha llevado a cabo ejercicios conjuntos con cinco países de Asia central, y la Armada ha realizado maniobras con India y Pakistán. Y el presidente de la Junta de Estado Mayor de EE UU, el general Richard Myers, ha visitado Pekín para tejer unas relaciones que se vieron seriamente dañadas tras la colisión de un avión espía estadounidense con un caza chino en abril de 2001.

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