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Reportaje:AUDIENCIA EN EL TRIBUNAL DE LA HAYA

Juicio al muro israelí

El Tribunal Internacional de Justicia comienza a estudiar la legalidad de la barrera de separación

Isabel Ferrer

En lo que podría calificarse de "día de Palestina", su delegación ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (TIJ) abrió la vista oral destinada a establecer la legalidad del muro que Israel construye en Cisjordania calificándolo de "obstáculo insalvable para la creación de dos Estados independientes". El Gobierno de Tel Aviv niega la jurisdicción del TIJ, máximo órgano judicial de Naciones Unidas, en este caso y no acudió a Holanda. En su lugar, presentó una alegación escrita señalando que el terrorismo palestino viola el mismo derecho internacional invocado ante una corte que debería negarse a adoptar resolución alguna. Ayer se libraron dos batallas en La Haya con la barrera cisjordana de fondo, una legal y otra publicitaria.

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La primera tuvo como escenario el Palacio de la Paz, sede del TIJ. La otra descendió a las calles de la ciudad, aprovechadas por ambas partes para divulgar sus dispares puntos de vista.

El encargado de presentar la causa palestina en su apartado jurídico fue Naser al Kidwa, su observador permanente ante la ONU. Vestido de oscuro, con voz pausada y poniendo énfasis en los pasajes más duros contra Israel, habló del muro como el símbolo de la ocupación militar a que está sometido su pueblo desde hace 37 años. "Hemos sido deshumanizados y humillados y carecemos de derechos de autodeterminación y soberanía. La cerca sólo ratifica la anexión de facto de zonas enteras de los territorios ocupados. De completarse, impedirá la solución del conflicto palestino-israelí", dijo. Donde Israel habla de seguridad y protección, los palestinos denunciaron opresión e invocaron las normas internacionales para ponerle fin. "Si Israel no se pliega a las reglas del derecho internacional, la Asamblea General de la ONU está en su derecho de esperar que el Consejo de Seguridad adopte las medidas oportunas. El pueblo palestino confía en que este proceso pueda dar frutos positivos", señaló su delegado.

Dicha frase dejaba entrever la principal esperanza con que han acudido a La Haya. Dado que la resolución que deben dictar los quince jueces del Tribunal no es vinculante, los palestinos esperan que la fuerza moral de un fallo que calificara de ilegal el muro sirviera para presionar a Tel Aviv y forzar su derribo. O eso, o bien las sanciones, para las que existe un precedente jurídico. En 1971, el TIJ calificó de ilegal la ocupación de Namibia por parte de Suráfrica. Esta última sufrió al final sanciones generadas en el propio seno de la ONU.

Tinte político

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Como era de prever, los argumentos palestinos tuvieron un marcado tinte político, que fue aumentando a media que Al Kidwa profundizaba en ellos. En un momento dado llegó a calificar el muro de "expresión física de un régimen que impedirá movimientos vitales para la mayoría de los palestinos".

Sabedor del tono que podía adquirir esta comparecencia, el presidente del TIJ, el juez chino Shi Jiung, había iniciado la sesión recordando que la Corte se había reunido a petición de la Asamblea General de Naciones Unidas, y no de una de las partes en conflicto. Israel no comparte esta opinión y de ahí que haya decidido no intervenir en las sesiones orales.

Lo que sí ha hecho el Gobierno de Ariel Sharon es presentar un documento donde afirma sin dobleces que los palestinos "no acuden al TIJ con las manos limpias". El texto también lamenta que la Asamblea General de Naciones Unidas no mencionara el terrorismo palestino ni las razones por las que se considera necesario el muro, cuando solicitó la resolución consultiva sobre su legalidad al Tribunal. "El terrorismo palestino viola las reglas y convenciones del derecho internacional y deliberar en este foro sobre la barrera es un abuso del procedimiento consultivo de la corte", concluye el escrito.

David Saranga, portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel destacado ayer en La Haya, lo dijo muy claro mientras intervenía la delegación palestina. "Ellos prefieren saltarse las negociaciones directas y se lanzan a la arena internacional. Es verdad que la ruta del muro penetra en algunos tramos dentro de Cisjordania, pero puede derruirse en cuanto haya un liderazgo palestino democrático", aseguró. Para los palestinos, la idea misma de que la construcción del muro tenga carácter temporal resulta inconcebible.

"Está ahí para la anexión de grandes áreas de nuestro territorio. Y para trazar una frontera futura que haga imposible la creación de un Estado propio", decían ayer todos los manifestantes en las calles de la ciudad holandesa. El propio Naser al Kidwa había dicho por la mañana que Israel podría haberse ahorrado las acusaciones de invadir un territorio ajeno de haber dejado el muro en sus límites. "Que levanten vallas de 80 metros si quieren, pero en su tierra".

Lo que nadie discute es el sufrimiento padecido por ambas comunidades en litigio, con cifras de muertos que rondan el millar del lado israelí y se acercan a los 3.000 en el palestino. La atribución de la culpa por las víctimas es más conflictiva. Al Kidwa condenó los atentados, pero dijo que Israel era el responsable último de los mismos. Los enviados de Tel Aviv no tuvieron que esforzarse mucho.

El pasado domingo, otro suicida palestino se inmoló de nuevo en un autobús de línea en Jerusalén matando a ocho personas y causando heridas a más de sesenta.

Un israelí posa delante de un autobús atacado por un suicida palestino y las fotografías de víctimas de la Intifada, en la vista de ayer en La Haya.
Un israelí posa delante de un autobús atacado por un suicida palestino y las fotografías de víctimas de la Intifada, en la vista de ayer en La Haya.REUTERS

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