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Columna
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Rajoy con bata; el rey está desnudo

Joaquín Estefanía

El candidato del PP, Mariano Rajoy -que hoy acudirá al Colegio de Economistas de Madrid a exponer su programa económico-, acusó de forma inmediata las banderillas negras que le puso un grupo de los científicos españoles más notables a través de un manifiesto por el que se pide un pacto de Estado por la Ciencia. Ese manifiesto denuncia el estado lamentable de la ciencia y la tecnología, en el furgón de cola europeos. Rajoy apareció entonces en los telediarios y en las fotografías con una bata blanca, visitando una de las empresas punteras en tecnología.

El mismo día que los científicos recordaban que "sólo la generación de conocimiento" puede asegurar un lugar de vanguardia en la economía mundial, el coordinador de Política Económica del PSOE, Jordi Sevilla, en una muy bien trabada conferencia, decía en el club Siglo XXI que cualquiera puede comprender que cuando hay crisis económicas las cosas se aplacen o no se hagan, pero que cuando la coyuntura va bien, como presume el PP, es difícil de entender que no se hagan las inversiones públicas necesarias para mejorar la competitividad de la economía española a través de la ciencia. "Menos pelotazos y más inversión en conocimiento", dijo Sevilla.

Que lo hecho por el PP en estos ocho años en materia de I+D+i forma parte de esa política de escaparate y propaganda que tanto le gusta a la derecha española está bien instalado como cierto en la comunidad científica y en la opinión pública ilustrada. Aznar presentó en los últimos años el Plan Info XXI no una, ni dos ni tres veces, sin que sus contenidos hayan avanzado lo más mínimo. El Ministerio de Ciencia y Tecnología ha sido un gran fiasco hasta el punto de que, pocos años después de creado, hay muchos políticos de uno u otro partidos que pretenden cambiarlo, por si tuviera mal fario. De algunos de sus titulares (Anna Birulés) se recuerda poco bueno; de otros (Josep Piqué), que lo utilizaron como un aparcamiento para dar el salto político; el último ministro, Juan Costa, (también de campaña electoral) ha permanecido inédito. Mientras tanto, todos los datos son tozudos. Por ejemplo, el primer índice mundial de acceso digital, elaborado por la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, indica que España ocupa el vigesimonoveno lugar en la clasificación mundial -al tiempo que pretende entrar en el G-7-, sólo por detrás de Grecia y Portugal entre nuestros socios europeos. Si se considera a los países europeos de la próxima ampliación, Eslovenia, Chipre o Estonia nos superan y estamos al mismo nivel que Malta.

Los científicos exigen un pacto de Estado (entre Gobierno, oposición, comunidades autónomas, agentes económicos y sociales y los propios científicos) que dé estabilidad a largo plazo a la ciencia española y elimine la incertidumbre de los investigadores. El análisis que hace el manifiesto es sumamente interesante ya que asume la lógica del conocimiento científico como motor de la competitividad, el bienestar y la calidad de vida. Pide que se cumplan los compromisos adoptados en las cumbres europeas de Lisboa y de Barcelona (una inversión media en I+D+i del 3% del PIB para el año 2010) para ser coherentes con la meta de un crecimiento económico eficaz y sostenido. Para los científicos hay una contradicción flagrante entre el alto nivel de desarrollo económico y social alcanzado por España en los últimos 25 años y el bajísimo grado de desarrollo científico y tecnológico.

El manifiesto coincide con las tesis de quienes afirman que el modelo económico español (basado en el turismo y el ocio, en la construcción y en las ayudas europeas a través de los fondos de cohesión y regionales) da síntomas de agotamiento como se manifiesta en la creciente deslocalización de empresas, la situación de inferioridad ante algunas economías emergentes y en la dependencia económica y científica del exterior. Este modelo ha de ser sustituido por otro basado en la generación de conocimiento. España, dicen los científicos, apenas ha contribuido hasta ahora a ninguno de los grandes conceptos y tecnologías con los que se está construyendo el futuro.

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