El niño mago habla por primera vez "en argentino"
Los padres y abuelos que ayer, en Argentina, decidieron regalar el nuevo libro de Harry Potter a sus hijos y nietos se congratularon de que, por primera vez, se hubiera hecho una versión del español al argentino del último libro de la saga creada por J. K. Rowling para evitar expresiones como "vale" por "está bien" o "de acuerdo", "portería" por "arco", "penalti" por "penal" o "coger" por "tomar". La versión "en argentino" llegó también a Chile, Paraguay y Uruguay, países donde los distribuidores confían en agotar más de cien mil ejemplares.
En Argentina, los 70.000 libros, distribuidos en paquetes el pasado viernes por la Editorial Planeta de Argentina con la instrucción expresa de no abrirlos hasta la hora indicada, comenzaron a venderse a 10 euros en su versión de tapa blanda y 12 con tapa dura desde las cero horas del sábado en las librerías de las principales ciudades del país. Los primeros sondeos de los distribuidores anticipaban que "la tirada completa se agotaría en tres días". Las cuatro ediciones anteriores, que sumaron más de 800.000 ejemplares, batieron todos los registros de venta en Argentina.
Las librerías más importantes tenían un 30% de reservas en promedio pagadas con anticipación y los vendedores advertían al público de que "hasta mediados de marzo" no estaría disponible otra entrega de 40.000 ejemplares enviada por Planeta de España. Hugo Levín, de la editora y distribuidora Galerna, con ocho librerías propias, acababa de recibir ayer por la tarde la información de Mar del Plata, ciudad balnearia situada 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, y calculaba que "mañana seguramente van a vender el último de los 250 ejemplares que recibieron".
Levín, ex presidente de la Cámara del Libro, no recuerda "un fenómeno semejante, ni con un libro nacional ni con uno extranjero, porque El señor de los anillos también anduvo muy bien, pero eran tres tomos y éste ya va por el quinto".
El estado de excitación y ansiedad de los niños se entretuvo hasta la medianoche con conferencias sobre hechizos, trucos de magia, juegos y actividades diversas. En uno de los locales Agustina Russo, de 10 años, revelaba a sus compañeros de colegio sentados en corro, detalles de la saga que seguramente sorprenderían a la propia autora. Algunos presumían mostrando la tapa impresa porque habían seguido a través de Internet la venta en España, anticipada cuatro horas por la diferencia horaria.
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