Clonación terapéutica
Un experimento realizado por un equipo de científicos de Corea del Sur ha logrado, aparentemente, obtener células madre embrionarias humanas. Estas células, presentes en los preembriones cuando llegan a la fase de blastocisto, una semana después de la fecundación, son capaces de reproducirse de forma indefinida y convertirse, mediante la estimulación adecuada, en cualquier tipo de célula diferenciada, lo que ha hecho concebir la esperanza de poder utilizarlas en la regeneración de tejidos dañados y curar así enfermedades que no tienen tratamiento eficaz conocido en la actualidad.
El problema es que, para evitar problemas de rechazo, sería conveniente utilizar células madre con la misma dotación genética del organismo en el que se van a implantar, lo que implica generar un preembrión a partir de un óvulo donado, cuyo núcleo se ha sustituido por el de una célula adulta del paciente, y dejar que éste se desarrolle durante unos días hasta la fase de blastocisto, una minúscula esfera parcialmente hueca en cuyo interior se encuentran las células madre. Las dificultades experimentales son enormes. Los científicos coreanos han partido de más de 200 óvulos y sólo en unos pocos casos han conseguido su objetivo, y sus resultados están siendo todavía examinados por los científicos para poder llegar a conclusiones firmes.
Estamos todavía lejos de dominar un proceso que habrá que perfeccionar a lo largo de un riguroso y controlado periodo de investigación. Pero no sólo hay problemas técnicos; también hay un debate sobre las consecuencias éticas de un procedimiento que permitiría, en teoría, generar seres humanos clónicos de los propietarios de los núcleos celulares transferidos. La mayoría de la comunidad científica es partidaria de prohibir terminantemente la clonación reproductiva, pero de impulsar la terapéutica, en la que el preembrión sólo se desarrolla hasta la fase de blastocisto, dado su potencial curativo. De ahí que se planteen normas de control rigurosas por parte de los organismos en los que se realizan las investigaciones, así como de los que las financian.
El equipo coreano actuó con la aprobación y bajo supervisión de los comités de ética del hospital universitario al que pertenece. Las 16 mujeres que han donado óvulos para el experimento lo han hecho sabiendo la finalidad de la donación y sin contraprestación económica. Los sectores sociales más conservadores y varios gobiernos de países avanzados en la investigación biomédica, frecuentemente inspirados por el punto de vista dominante en muchas confesiones cristianas, se oponen a toda idea de clonación, sea ésta terapéutica o no. Pero, a pesar de las dificultades, parece que seguirá avanzando esta nueva técnica médica. No porque deba hacerse todo lo que puede hacerse, sino porque se trata de un proyecto razonable y de enorme potencial curativo, que impulsa la comunidad científica y que debe respetar las salvaguardas razonables que esta misma comunidad propone.
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