Bush pide más control internacional del mercado negro de armas nucleares
"Os vamos a encontrar", advierte el presidente de EE UU a las redes clandestinas
George W. Bush hizo ayer un llamamiento internacional para detener el mercado negro de tecnología nuclear y pidió el refuerzo de los organismos dedicados al control de la proliferación de las armas de destrucción masiva, "la mayor amenaza que tiene hoy la humanidad". Para ello, aseguró el presidente estadounidense , "consultaremos a nuestros aliados y escucharemos sus ideas", pero debe quedar claro, añadió, que "Estados Unidos no permitirá que terroristas o regímenes peligrosos nos amenacen a todos con armas de destrucción masiva".
En el discurso de la Universidad Nacional de la Defensa, en Washington, Bush lanzó " a los suministradores, intermediarios y compradores" de materiales relacionados con armas de destrucción masiva este mensaje: "Os vamos a encontrar y no descansaremos hasta que no os detengamos". Las armas antes consideradas de último recurso son "en manos de terroristas, de primer recurso", dijo, "fáciles de construir, adquirir, transportar y esconder". El presidente propuso ampliar la cooperación contra los traficantes, endurecer el Tratado de No Proliferación Nuclear, reformar la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) -e impedir que Irán esté en su dirección-, aprobar una resolución de la ONU contra la proliferación y hacer que los 40 países del Grupo de Proveedores Nucleares "no vendan equipos y tecnología de enriquecimiento y procesado a ningún país que no tenga instalaciones para esas mismas tareas". Además, invitó a que los que aún no lo han hecho se sumen a la Iniciativa para la Proliferación de Seguridad, en la que participan España y diez países más y a la que se acaban de unir Canadá, Singapur y Noruega.
Las medidas se dirigen a los países bajo sospecha -como Irán y Corea del Norte- y a los que actúan en el mercado negro "por ambición, fanatismo o las dos cosas". "Ya vimos el daño enorme que una red sin Estado puede causar a un país como el nuestro La mayor amenaza que hoy tiene la humanidad es la posibilidad de sufrir ataques secretos y repentinos con armas químicas, biológicas, radiológicas o nucleares".
Bush puso ejemplos: celebró los pasos dados por Libia para desmantelar su programa nuclear, dijo que Irán y Corea del Norte deben tomar nota y seguir "el ejemplo del coronel [Muammar el] Gadaffi" y habló de Sadam Husein: "El ex dictador iraquí tuvo y usó" -enfatizó el presidente- "armas de destrucción masiva. No quiso desarmarse ni someter a control sus programas y armas ilegales. Dudó de nuestra determinación para cumplir lo que habíamos dicho y ahora está en una cárcel mientras su país avanza hacia un futuro democrático".
El presidente detalló el caso del mercado negro organizado por el científico Abdul Qadeer Khan, arquitecto del programa nuclear de Pakistán, que suministró materiales y programas a Irán, Libia y Corea del Norte. Khan evadió los controles internacionales y "dirigió, desde el punto de vista científico y comercial, una red de proliferación de armas nucleares", dijo Bush, que celebró a los criticados servicios de inteligencia por el desmantelamiento de la red. El presidente paquistaní, general Pervez Musharraf, perdonó a Khan -uno de los hombres más populares del país- después de que éste confesara su responsabilidad, y EE UU no ha tenido más remedio que aceptarlo, a cambio de exigir a Musharraf que elimine por completo la red ilegal de suministros nucleares.
España (como adelantó EL PAÍS el pasado domingo) está también implicada en el tráfico nuclear, porque hay empresas que han exportado -quizá involuntariamente- material que ha acabó en el programa nuclear de Libia. La ONU ha pedido a España que se ocupe del asunto. Tanto el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) como el juez Baltasar Garzón lo están haciendo desde hace tiempo.
En Viena, el jefe de la OIEA, Mohamed El Baradei, informado con antelación del discurso, prefirió reservar sus comentarios. Hace unos días describía en las páginas de un diario británico su preocupación por la proliferación nuclear, esencialmente en Oriente Próximo. "Ahora ya no tenemos dudas, está claro que la situación es insostenible. Si no hacemos nada, corremos hacia la catástrofe". Lo ocurrido con Irán y Libia, que revela lo sofisticado del mercado negro nuclear, ha puesto de manifiesto las limitaciones de los controles internacionales, con un mandato muy limitado -el de la OIEA- para investigar este contrabando: ponerse en contacto con los gobiernos de los países donde piensa que hay actividades sospechosas o desde donde se exportan materiales, como el caso de España, y dejar a las autoridades la investigación.
La agencia atómica baraja desde hace tiempo sus propios planes de reforma. El Baradei ha propuesto reforzar la aplicación del Tratado de No Proliferación Nuclear, en particular el protocolo adicional de 1997 que autoriza a los inspectores a reforzar los controles y pone bajo supervisión internacional la producción de uranio enriquecido, incluso de uso civil, para limitar el riesgo de que pueda ser reciclado en programas militares.
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