Argentina retoma la senda del crecimiento
Kirchner viaja esta semana a Madrid respaldado por unos buenos indicadores económicos
Frente a los agoreros que pronosticaban el desastre, Argentina levanta cabeza y avanza por la senda de la recuperación. Éste es, en síntesis, el mensaje que el presidente Néstor Kirchner (peronista) transmitirá esta semana a políticos y empresarios españoles en su segundo viaje a Madrid. El gobernante reforzará su optimismo con algunos datos macroeconómicos que maneja su gobierno, imprevisibles un año atrás, como el crecimiento del 8%, inflación del 4% -el Fondo Monetario Internacional (FMI) vaticinaba el 36%-, aumento del empleo y buenas perspectivas de inversión. Con estas noticias bajo el brazo, Kirchner viaja el martes a España para sellar la reconciliación con los empresarios del segundo país inversor en Argentina.
El presidente argentino explicará que el país vuelve a avanzar tras cinco años de recesión
Pese a la mejora de las perspectivas, la mitad de la población vive todavía en la pobreza
El presidente argentino tratará de explicar a sus interlocutores que las incertidumbres de las grandes empresas internacionales, si bien se mantienen en algunos aspectos, se van diluyendo en otros. Que después de cinco años de recesión, el país vuelve a crecer, y que el mundo tiene que entender que la economía argentina no se agota con lo que está pasando a una treintena de empresas.
El economista Javier González Fraga, primer presidente del Banco Central de la Administración del peronista Carlos Menem hasta el establecimiento de la convertibilidad entre el peso y el dólar, distingue tres etapas en la reactivación argentina. La primera, sustitución de importaciones, a partir de mayo de 2002. Argentina importaba 28.000 millones de dólares, frente a 15.000 millones hoy. Los 13.000 millones de dólares de diferencia representan el 10% del PIB. En segundo lugar figura el aumento de las exportaciones, a comienzos de 2003. En términos de salarios internos, las exportaciones pasaron del 10% al 20% del PIB. Por último, la reactivación del consumo, a partir de mediados de 2003. La caída del desempleo y la leve subida salarial generan un cambio de actitud en los ciudadanos con trabajo. Empieza a desaparecer la obsesión por ahorrar, porque los tipos de interés son hoy más bajos que en tiempos de la convertibilidad.
Las tres asignaturas pendientes son la reestructuración de la deuda externa (en suspensión de pagos desde enero de 2002), la controversia sobre el aumento de tarifas de los servicios públicos y la maltrecha situación en que quedó el sistema bancario después de la convertibilidad, la devaluación y la pesificación asimétrica. Los tres temas involucran a España porque es un país acreedor (a pesar de que no hay tenedores individuales de bonos argentinos) con fuertes intereses en empresas de servicios públicos privatizados y en bancos.
El Gobierno aduce que la solución a estas cuestiones no puede llegar antes de que Argentina recupere un ritmo de crecimiento con justicia e igualdad. Hay que recordar que, a pesar del esperanzador 8% de crecimiento, la mitad de la población vive en la pobreza, en un país que no estaba acostumbrado a tener miles de hambrientos y mendigos en la calle.
En la asamblea del FMI en Dubai, celebrada en septiembre pasado, Argentina lanzó un mensaje más político que técnico para encarar la reestructuración de la deuda externa y que causó enorme revuelo: la quita del 75% del valor nominal. Los acreedores todavía no han recibido la propuesta específica, que, según las previsiones del Gobierno, estará en marzo. Lo concreto es que Argentina se ha comprometido a dedicar al pago de la deuda el 3% del PIB. Es decir, que está dispuesta a hacer un sacrificio de hasta el 3% para cancelar sus obligaciones. La decisión del Gobierno de Kirchner generará en unos casos una quita del 75% y, en otros casos, una reprogramación de los bonos a 40 años.
La deuda con el millón de acreedores privados alcanza los 90.000 millones de dólares. Los tenedores de bonos públicos argentinos diseminados en todo el mundo esperan ansiosos el comienzo de las negociaciones. En algunos países como Italia y Alemania se han organizado para llevar al Estado argentino ante los tribunales. "Hay mucha demagogia cuando se habla de los pobres pequeños tenedores que compraron bonos al 16% y creían que estaban invirtiendo en el City Bank de Nueva York. Es absurdo. Los que compraron esos bonos en los años 1995, 1996 y 1997 estaban comprando un bono imposible de pagar", dice González Fraga, que recuerda que en plena convertibilidad, antes de la suspensión de pagos, hubo bancos en Argentina que aceptaban una quita del 50% con tal de seguir cobrando.
Kirchner califica de irresponsables a quienes reclaman una reducción inferior al 75% y reitera que Argentina sólo pagará lo que pueda sin poner en peligro la reactivación y el crecimiento. Es un discurso de consumo interno, que es muy bien recibido en todos los rincones del país, especialmente los más depauperados, a los que viaja el presidente argentino.
En el capítulo de las tarifas, la negociación o revisión de las concesiones entre las empresas y la Unidad de Renegociación de los Contratos de Servicios Públicos durará todo el año. Nadie duda de que habrá aumento de tarifas, aunque las autoridades argentinas pretenden una subida discriminada entre los mayores consumidores y los sectores más pobres, que se beneficiarán de una tarifa social. El Gobierno trabaja en un proyecto de ley de régimen nacional de servicios públicos que otorga mayores poderes de control al Estado sobre las empresas de transporte y distribución de energía eléctrica y de gas natural, provisión de agua potable y saneamiento, servicio postal, telefonía, transporte ferroviario de pasajeros y autotransporte público de pasajeros. De todo ello hablará el presidente argentino en Madrid con los máximos responsables de Repsol-YPF, Telefónica, Endesa, Gas Natural, BBVA y Grupo Santander, entre otras empresas.
González Fraga resume con una conocida imagen de la educación infantil el problema de los argentinos. "A los 10 años en el colegio nos dicen que Argentina es un país rico. Y yo digo que si medimos los recursos naturales, Irak es hoy tres veces más rico que Argentina. No sirve de nada ser un país rico en recursos naturales. Si no le ponemos mucho trabajo, mucha capacidad y buen gobierno, todo esto se dilapida".
Segundo intento de acercamiento
En una decisión adoptada a última hora de manera imprevista, tras cancelar su presencia en el Foro de Davos, el presidente Néstor Kirchner viajará el martes a España acompañado de un buen número de empresarios turísticos y ejecutivos de empresas privatizadas, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y los ministros Rafael Bielsa (Asuntos Exteriores) y Julio de Vido (Planificación e Infraestructura). Formalmente no es una visita ni oficial ni de Estado, sino con motivo de la inauguración de la Feria Internacional de Turismo (Fitur), aunque el verdadero propósito del viaje tiene que ver con la recomposición de las relaciones con la comunidad empresarial del primer inversor europeo en Argentina y segundo mundial.
El ministro De Vido, hombre muy cercano al presidente desde sus tiempos en la provincia patagónica de Santa Cruz, ha sido el encargado de elaborar la parte de la agenda de viaje que más interés despierta: las reuniones con los empresarios. A diferencia de la primera visita de Kirchner a Madrid, en julio pasado, en esta ocasión sólo mantendrá encuentros bilaterales con los máximos responsables de las compañías con inversiones en Argentina. El escenario será la residencia del embajador argentino. La tirantez que presidió la reunión que mantuvo hace seis meses el presidente argentino con una amplia representación del poder económico y financiero español dejó un mal recuerdo a todos los asistentes. Mejor, pues, no repetir la experiencia de citas colectivas bajo el paraguas de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales. Uno a uno y sin testigos será más fácil hablar de aumento de tarifas de los servicios públicos, de revisión de contratos y de lanzarse reproches mutuos.
El protagonismo de De Vido a la hora de elaborar la agenda empresarial del presidente ha ido en detrimento del ministro de Economía, Roberto Lavagna, que ha perdido toda relevancia en la organización del viaje y que, paradójicamente, se queda en Buenos Aires. La Casa Rosada ha reservado para el Ministerio de Asuntos Exteriores la organización de la parte política de la visita, que incluirá una cena con los Reyes, un almuerzo con el presidente José María Aznar y reuniones con Mariano Rajoy, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González.
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