La justicia israelí investiga al primer ministro por un caso de corrupción
La fiscalía estudia procesar por soborno al jefe de Gobierno y a su 'número dos'
Tanto el primer ministro israelí, Ariel Sharon, como su segundo en el Gobierno, Ehud Olmert, se vieron ayer implicados en un caso de supuestos sobornos abierto ante un juzgado de Tel Aviv. Si durante las próximas semanas la fiscalía decide presentar cargos en su contra, ambos dirigentes podrían quedar suspendidos temporalmente. Y si los investigadores encuentran pruebas fehacientes del presunto delito, se verían abocados a la dimisión. Esta hipótesis, que de momento se presenta poco probable, ha abierto la carrera sucesoria dentro del partido gobernante, Likud.
Aunque Sharon y Olmert ya habían sido anteriormente relacionados con el supuesto cobro de comisiones ilegales por ayudar en sus negocios privados a David Appel, un magnate local de la construcción, hasta ahora no era más que mera sospecha. Sin embargo, el expediente incoado ayer por la Fiscalía les cita con nombres y apellidos, diciendo textualmente que "Appel le dio a Sharon un soborno en reconocimiento de las actividades efectuadas en su favor a partir de los cargos públicos que desempeñó".
Según esta investigación, Appel se habría aprovechado supuestamente de los favores del actual primer ministro en dos ocasiones. La primera, cuando ocupó la cartera de Infraestructuras en 1998, posición desde la que buscó la recalificación de unos terrenos agrícolas comprados a bajo precio por el empresario en la granja de Guinatón, y su subsiguiente anexión a la localidad residencial de Lod. Entonces Sharon se habría presuntamente embolsado una suma que luego utilizaría en su campaña electoral para las primarias del Likud celebradas en 1999, en las que desbancó a Benjamín Netanyahu y compitió con el propio Olmert.
La segunda, cuando poco después Appel contrató a su hijo mayor, Gilad, en calidad de consultor de marketing para promover otro proyecto inmobiliario de gran envergadura en una isla griega. Para entonces, Sharon había pasado ya a Asuntos Exteriores (tras la dimisión de David Levy), desde donde supuestamente realizó gestiones ante el Gobierno griego para que facilitara la venta de los terrenos. Según el documento, Appel prometió hasta tres millones de euros al primogénito de los Sharon, pero como el negocio no llegó a cuajar terminó dándole unos 600.000 euros, gran parte de los cuales habrían sido transferidos al rancho que la familia tiene en el desierto del Néguev.
En este segundo escándalo estaría también implicado Olmert, que en aquellos momentos era alcalde de Jerusalén. El hoy viceprimer ministro y titular de Comercio e Industria organizó una recepción para el alcalde de Atenas, cuyo apoyo a favor de Appel también habría intentado recabar. Además de correr con los gastos del evento, el empresario habría donado presuntamente unos 10.000 euros a la candidatura de Olmert, que también participó en las primarias de 1999.
El equipo de abogados que lleva la defensa de Appel se mostró confiado en que la investigación no prosperará y acabará siendo archivada. El titular del bufete, Moshe Israel, negó las acusaciones categóricamente. "No hay soborno que valga, ni hay quien lo dé, ni hay quien lo reciba", afirmó. A pesar de esta aparente seguridad en que todo volverá a quedar en agua de borrajas, la defensa se ha dotado de los servicios de Alan Dershowitz, un prestigioso jurista estadounidense, dando pie a especulaciones.
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