El plan de la NASA se hace a costa del transbordador y la estación
Los expertos acogen favorablemente la nueva estrategia espacial
Más que los planes para un futuro lejano que ni siquiera se han plasmado en papel, como el envío de personas a Marte, el programa espacial estadounidense esbozado el miércoles por el presidente Bush supone, indican los expertos, un cambio de estrategia que se traduce en el abandono de la Estación Espacial Internacional y el transbordador como ejes del futuro espacial de Estados Unidos. Europa y Rusia aplaudieron ayer el programa.
El plan anunciado por Bush para situar la Luna de nuevo en el foco del interés forma parte de su programa electoral y como tal puede no realizarse nunca en su totalidad. Sin embargo, la decisión sobre la terminación de los programas de la estación espacial y el transbordador, que apenas consumirán más dinero a partir de 2010, es muy probable que se lleve a cabo porque significa un cambio de estrategia muy deseado por el sector espacial que puede ser fácilmente apoyado por el Congreso. Ambos programas están consumiendo actualmente el 30% del presupuesto de la NASA, que es de 15.500 millones de dólares este año, y además van mal. El accidente del Columbia el 1 de febrero pasado hirió de muerte, como se ha visto ahora, la estación, ya muy tocada por el gran aumento de gasto respecto al presupuesto previsto y por su previsible falta de rentabilidad científica y tecnológica. Bush ha pedido al Congreso un aumento pequeño, 1.000 millones de dólares en cinco años, con la previsión de trasladar otros 11.000 millones de los viejos a los nuevos programas tripulados.
Versión reducida
Dado que es un proyecto internacional, la estación espacial no se puede cerrar sin más, pero ha quedado ya claro que no se completará hasta alcanzar el tamaño previsto en el proyecto original. En versión reducida, con sólo tres astronautas a bordo como máximo, queda por ver si los socios internacionales pendientes de atracar sus módulos allí (Europa y Japón) van a seguir adelante con estas instalaciones. La NASA ya ha anunciado que retirará el transbordador, imprescindible para terminar de construir la estación en 2010 y que a partir de entonces sólo realizará en ella investigaciones relacionadas con la fisiología humana.
La mayor incógnita, como siempre en el sector espacial, es cómo se va a resolver el transporte, tanto a la estación espacial mientras dure su vida útil, si no se cierra prematuramente, como a la Luna. El plan anunciado por Bush prevé la construcción de un vehículo tripulado de exploración, un concepto ambiguo que Sean O'Keefe, director de la NASA, no aclaró tras el anuncio de Bush. El concepto de avión espacial manejado durante décadas por la NASA sin grandes frutos no serviría para llegar a la Luna y, además, el vehículo ahora anunciado tendría que servir también para las instalaciones en órbita terrestre.
Estos vehículos serían lanzados con cohetes convencionales de fabricación privada, como los más potentes de las nuevas series de las empresas Boeing y Lockheed Martin. En todo caso, no estarían disponibles, según el calendario previsto, hasta 2014, cuatro años después de que se retiren los transbordadores. O´ Keefe sí aclaró que en esos cuatro años se podrían hacer cargo del acceso a la estación las naves rusas, como lo están haciendo ahora. Algunos astrónomos, informa Space.com, ya han manfiestado su preocupación por el telescopio espacial previsto para suceder al Hubble, que iba a ser mantenido por astronautas a bordo del transbordador.
El plan de Bush es realista, al menos en sus primeras etapas, coincidieron ayer casi todos los expertos consultados por agencias y medios de comunicación. Jean-Jacques Dordain, director de la ESA, calificó en París el anuncio de "gran y buena noticia" y resaltó que Bush ha ofrecido cooperación internacional. El director de la agencia espacial rusa anunció el relanzamiento de sus programas lunar y marciano. El mayor apoyo de los científicos es a las misiones robóticas a la Luna que se iniciarían ya esta década y que podrían desembocar en la explotación del satélite en campos como la minería o la producción de energía. El proyecto de mandar seres humanos en 2020 suscita más división de opiniones.
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