Blair llama a la reconciliación

Tony Blair recibió con euforia la noticia de la detención de Sadam Husein, de la que se enteró en su residencia de descanso en Chequers, a las afueras de Londres. El primer ministro británico, que ha visto empañada su carrera política por la invasión de Irak y la negativa evolución de la posguerra, ha recibido un extraordinario balón de oxígeno con la detención.

El primer ministro se trasladó de inmediato a su residencia oficial de Downing Street, desde donde leyó un comunicado a la nación en el que hizo especial hincapié en que la detención de Sadam debía ser un paso hacia "la unidad, la reconciliación y la paz entre todos los pueblos en Irak". "Sadam ha dejado el poder para siempre. Nunca más volverá. Eso ya lo sabe ahora el pueblo iraquí y a ellos les corresponde decidir su destino", opinó. Blair se dirigió en particular a la minoría suní, a la que pertenece Sadam: "Hay un lugar para vosotros en un Irak nuevo y democrático", les dijo. Y tendió su mano política a quienes "formaban parte del partido de Sadam por la fuerza, no por convicción".

"¿Quiénes se oponen a nosotros?", se preguntó. "La pequeña minoría de iraquíes que quería el regreso de Sadam y que ahora saben que su causa es fútil, y un puñado de terroristas extranjeros", se contestó. "El renacimiento de Irak significa la muerte de su intento de vender la mentira de que nosotros estamos luchando contra los musulmanes. Los musulmanes han sido las víctimas de Sadam. Los musulmanes son hoy en Irak los beneficiarios de su desaparición", dijo.

El líder de los conservadores, Michael Howard, declaró: "Éste es el día que todos hemos estado esperando". Más lacónico, el liberal-demócrata Charles Kennedy calificó la detención de Sadam de "un paso positivo en la buena dirección".