Enseñar deleitando

El turismo vitivinícola sigue siendo la asignatura pendiente de Rioja. Autoridades y bodegas se preocupan muy poco por divulgar la cultura del vino. Parece que a muy pocos bodegueros les preocupe transmitir sus modos de plantación, elaboración o crianza, por citar lo más básico. Sus esfuerzos se centran, casi exclusivamente, en intentar fidelizar al cliente.

Resulta miope no entender que con la información y divulgación del mundo del vino ganamos todos. Para este cometido se creó la Estación Enológica de Haro, donde el visitante puede tomar contacto con la historia del vino en Rioja, sus zonas, terrenos, climas, variedad de cepas e injertos, métodos de elaboración,... explicados en un recorrido ameno.

La visita merece la pena mucho más que encerrarse en los calados de cualquier bodega para rendir culto a Baco. Si en el apartado de cultura la Enológica de Haro cumple su función más que satisfactoriamente, en el dedicado a los profesionales es donde desarrolla su misión más importante: investigar y el asesorar a las pequeñas bodegas que no disponen de laboratorios propios en los que analizar sus mostos.

Y dentro de la Enológica de Haro es imposible olvidarse de un hombre que lleva ya 40 años en la casa: el profesor Manuel Ruiz Hernández, un trabajador incansable, siempre dispuesto a ayudar a los pequeños viticultores y a transmitir su sabiduría en todos los pueblos y centros culturales que soliciten su colaboración, aunque para ello tenga que recorrer miles de kilómetros al cabo del año y siempre en horarios intempestivos.