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ELECCIONES 16-N

Maragall descarta pactar con CiU tras las elecciones aunque convenga al PSOE

El Partit dels Socialistes (PSC) no pactará con Convergència i Unió (CiU) tras las elecciones ni siquiera si el PSOE necesita al partido nacionalista para llegar a La Moncloa. Con esta contundencia se definió ayer el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat en un acto organizado por el Aula EL PAÍS en la redacción de este periódico en Barcelona. Maragall subrayó que la esencia del cambio que propugna es precisamente "cambiar de personal y de políticas" después de 23 años de gobierno nacionalista y que, por tanto, no tendría ningún sentido pactar con CiU.

El dirigente socialista admitió que se ha extendido entre determinados sectores sociales que los partidos se pelean en campaña pero que después acaban pactando. No obstante, fue tajante al descartar un eventual acuerdo poselectoral tras las elecciones entre socialistas y convergentes: "Si quieren formar un Gobierno que lo formen, pero yo no estaré en un Gobierno en alianza con Convergència", afirmó.

"A algunos de la derecha nacionalista les gustaría que los barrios reaccionaran por la extrema derecha, como en Suiza"
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Maragall incluso cerró completamente la puerta a la posibilidad de aplazar la formación del Gobierno catalán hasta conocer los resultados de las elecciones generales de marzo, con independencia de cuáles sean los intereses del PSOE. Esta actitud contrasta con la ambigüedad con la que Maragall se expresó en la pasada campaña para las municipales, que según algunos sectores del partido contribuyó a la fuga de votos hacia los otros partidos de izquierdas.

El presidente del PSC dejó ayer claro que si obtiene el respaldo necesario para formar Gobierno tratará de formar el Ejectutivo inmediatamente, y sin contar con CiU: "De lo que hablamos seriamente es de qué Gobierno formaremos y no lo formaremos con Convergència i Unió", repitió en varias ocasiones. "Conviene que la gente que está no esté, y que estén los que ahora no están", insistió antes de subrayar que una de las "virtudes" de la democracia es precisamente "cambiar de personal".

Otra cosa es la colaboración con CiU como consecuencia del debate sobre la reforma del Estatut, que Maragall dio por sentada.

"Con Convergència i Unió, si podemos -y espero que sí podamos- haremos el Estatut. A madia legislatura, dos años después de perder el Gobierno y los resortes del poder, y del trabajo conjunto que habremos hecho en el Parlament sobre la reforma del Estatut, el clima entre ellos y nosotros habrá cambiado con toda certeza".

La reforma del Estatut que el aspirante socialista quiere impulsar no pretende sólo resolver el encaje de Cataluña y España, sino que Maragall está convencido de que su aprobación en el Congreso de los Diputados será un impulso determinante para acabar también con el problema de Euskadi: "El [problema] de allí [de Euskadi] es más trágico y más dramático, pero no es el más importante que tiene España. El problema más importante es Cataluña, que tiene seis millones de habitantes y el 20% del PIB. Y tanto es así, que estoy convencido de que el problema de Euskadi no se resuelve, en parte, porque en Madrid se piensa que cualquier concesión que se haga con los vascos, la reclamarán también los catalanes, y eso lo paraliza todo", aseguró Maragall.

Reforma inmediata

En consecuencia, el dirigente socialista quiere que en las Cortes se debata cuanto antes el nuevo Estatut para dejar atrás este supuesto escollo. Aprobar las reformas estatutarias para Cataluña será, según la visión de Maragall, la mejor forma de ayudar a resolver el conflicto vasco porque entonces quedará claro, dijo, que Cataluña "no quiere marcharse" de España. Todo lo contrario: lo que "nosotros queremos es mandar allí donde estamos".

El presidente del PSC se mostró convencido de que antes de un año el Parlamento catalán ya habrá concluido su propuesta de reforma del Estatut y que ésta acabará obteniendo la luz verde de las Cortes porque llegará con el aval de más del 80% del arco parlamentario catalán, una situación muy distinta del proceso abierto en el País Vasco por el lehendakari, Juan José Ibarretxe.

Además, al tener todo el proceso de reforma el respaldo del PSOE -así lo aseguró el candidato del PSC-, las reformas tienen muchas posibilidades de prosperar incluso en el caso de que el PP mantuviera la mayoría absoluta en el Senado, siempre y cuando la perdiera en el Congreso, porque es esta Cámara la que tiene la última palabra.

Pese a la gran importancia que Maragall concede a su propuesta de reforma del Estatut, el candidato socialista a la presidencia de la Generalitat subrayó ayer que su auténtica prioridad de gobierno serán las políticas sociales. Su aspiración, dijo, es que Cataluña sea conocida y admirada, no por su historia o su identidad, sino por la calidad de sus servicios públicos y sus programas sociales.

"Mi objetivo es impulsar el programa social y mejorar la vida de los ciudadanos en asuntos fundamentales como la educación, el trabajo, la vivienda, la seguridad y la salud", afirmó el líder socialista al responder las preguntas de los lectores de EL PAÍS. A pesar de que la campaña electoral tendrá como uno de los ejes fundamentales la reforma del Estatut, aspiración compartida por todas las fuerzas parlamentarias catalanas salvo el Partido Popular, Maragall aseguró que él pondrá más el acento en las cuestiones sociales que en las identitarias, de acuerdo con la trayectoria socialdemócrata de su formación. "El programa social es el nuestro", proclamó.

De acuerdo con la visión de Maragall, sólo el PSC-Ciutadans pel Canvi tiene como prioridad las preocupaciones sociales. "Hay un programa nacionalista [CiU], otro verde, otro azul [PP], y está el nuestro, que es el social", aseguró Maragall, quien insistió en que el único programa que pone el acento en lo social es el suyo.

Extrema derecha

Uno de los problemas que Cataluña debe afrontar también con medidas sociales es la inmigración.

Maragall advirtió que la campaña de CiU trata de confundir a los electores con el asunto de la inmigración; a su juicio, los nacionalistas dicen que Maragall "es errático porque antes pedía papeles y ahora dice que no lleguen, pero no es cierto: ni antes pedía papeles para todos ni ahora digo que no lleguen, digo que no lleguen tantos y que lleguen de forma más controlada".

El candidato socialista defendió que la forma de afrontar los problemas de la inmigración es invertir en servicios y en escuelas en los barrios en los que se instalan, porque esos barrios son los más pobres y los que más lo necesitan.

"Yo digo que en estos barrios tenemos que gastar mucho más, porque aquí nos la jugamos como país", afirmó Pasqual Maragall. Y añadió que de lo contrario, "también tienen la salida, evidentemente, de reaccionar por la extrema derecha en contra de lo que les está pasando, como ocurre en Suiza o como les gustaría a algunos de la derecha nacionalista catalana que ocurriese aquí", porque ello restaría votos a la izquierda. "Pero afortunadamente, por mucho que haya problemas ahora en los barrios, nunca se ha traspasado la delgada línea roja, me refiero a que la gente no se ha dejado enredar".

Maragall cree que él está en mejores condiciones que el nacionalista Artur Mas para proponer soluciones idóneas a este problema: "Nosotros estamos en esos barrios y nuestras propuestas surgen de allí". En cambio, dijo, lo que les ocurre a los dirigentes de CiU es que "no saben lo que les pasa realmente a esos barrios y, como no lo saben, no lo pueden resolver" porque gobiernan en pocas de las grandes ciudades.

Indignación de CiU

Las insinuaciones de Maragall de que "algunos de la derecha nacionalista" catalana verían con satisfacción que los barrios reaccionaran por la extrema derecha al problema de la inmigración fueron acogidas con indignación en Convergència i Unió (CiU). El conseller en cap, Artur Mas, denunció la "tremenda hostilidad", la "agresividad" y la "mala fe" de su máximo rival en las elecciones con la formación nacionalista, a la que ya ha acusado, recordó, de "promover la pureza de sangre" en Cataluña.

El secretario general de la federación nacionalista, Josep Antoni Duran, fue más contundente. El dirigente democristiano afirmó que el presidente del PSC "vuelve a patinar" con sus comentarios ya que "cuando hay un ascenso de la extrema derecha en Europa, éste se produce a costa de los partidos democráticos, sean de lo que sean". Duran defendió en un comunicado lo que, en su opinión, hay que hacer respecto a la llegada de extranjeros: "Si no hay una política de inmigración correcta es cuando se produce el fenómeno del incremento de las adhesiones electorales a los partidos de extrema derecha, que capitalizan el hecho de una inmigración excesiva".

Pasqual Maragall, junto a Joan Subirats durante el coloquio celebrado ayer en EL PAÍS
Pasqual Maragall, junto a Joan Subirats durante el coloquio celebrado ayer en EL PAÍSJOAN SÁNCHEZ

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