Lázaro Carreter abre el curso de las academias con un homenaje a la novela picaresca
El Rey destaca el papel de estas instituciones en la unidad del español y en el futuro cultural
El académico Fernando Lázaro Carreter inauguró ayer en la sede de la Real Academia Española el curso de las Reales Academias de España con un discurso en el que analizó el nacimiento de la novela a partir de La vida de Lazarillo de Tormes, pasando por la senda creadora de Cervantes y la de los escritores Grimelshausen, Lesage, Smollet, Defoe o Fielding. El rey Juan Carlos, por su parte, dijo en su intervención que las Academias tienen como tarea prioritaria "trabajar al servicio de la unidad del español".
De niño a pícaro en los Siglos de Oro. Bajo este título, el académico Fernando Lázaro Carreter realizó ayer un brillante e interesante recorrido por la vida del pícaro, protagonista del género literario al que calificó y que tuvo "un papel relevante" en la literatura europea, constituyendo "el núcleo fundador del gran género narrativo de la modernidad: la novela".
La vida del pícaro fue el tema que Lázaro Carreter eligió para la lección inaugural del curso de las Reales Academias pertenecientes al Instituto de España, una ceremonia que estuvo presidida por los Reyes y que contó con la presencia de la ministra de Educación y Cultura, Pilar del Castillo, y de representantes de las academias de la Lengua, la Historia, Bellas Artes de San Fernando, Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Ciencias Morales y Políticas, Medicina, Jurisprudencia y Legislación y Farmacia, y de 40 Academias de las distintas comunidades asociadas al Instituto.
A Cervantes, matizó Lázaro Carreter, "no le gustaban nada las novelas picarescas", si bien introdujo algunos pícaros en sus novelas, como el Carriazo de La ilustre fregona o Rinconete, del que aseguraba su creador que era, "aunque muchacho, de muy buen entendimiento y tenía un buen natural".
El académico de la Lengua dijo que la forma de narrar de la novela picaresca hoy puede parecer simple, pero que es el núcleo fundador de la novela. "Es cierto que la invención picaresca, con sus desfachatados argumentos, no retrata una realidad característica de nuestro país: los muchachos de malvivir pueblan Europa. Lo admirable es que un desconocido español ve en ellos una inédita posibilidad para la elaboración literaria e inventa una criatura ficticia que se llamó Lázaro de Tormes".
El académico aseguró en su intervención que la novedad que "el Lazarillo y sus seguidores aportan a la narrativa moderna es que el protagonista empieza contando su niñez y sigue contándose hasta el momento, ya hombre hecho y derecho, en que termina su confesión". Y destaca que los pocos relatos sobre héroes infantiles del mundo antiguo se mantienen siempre en la edad pueril y no evolucionan.
"Un héroe vulgar, un ámbito geográfico e histórico nada imaginarios y, sobre todo, unos pilares constructivos sobre los cuales discurre el azaroso vivir de un niño o de una niña que van creciendo en edad y contando qué les pasa al pasar los años". Son todos ellos elementos -que los personajes habiten en lugares conocidos y que lo narrado discurra mediante una sucesión cronológica de los episodios- que hoy, apuntó Lázaro Carreter, pueden parecer simples pero son los necesarios para armar una novela. Es por ello que el académico aseguró que "no es manca, pues, la aportación de aquel librillo, que empezó siendo la confesión de un pobre desgraciado, Lázaro de Tormes, con una enorme carga potencial de subversión, lo que le valió ser incluido en el índice
de libros prohibidos de 1559, de donde se escapó, vía Países Bajos, para emprender su aventura germinal y fecunda por el arte del mundo". El Rey cerró el acto señalando que el trabajo de los académicos "representa una esperanza segura en el futuro cultural y científico que hemos de desear para nuestra nación".
Babelia
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