El cine vasco celebra su día en plena crisis del sector
El Festival Internacional de Cine de San Sebastián miró ayer hacia casa y albergó el Día del Cine Vasco, una jornada tradicional en la última década que tiene como objetivo la promoción, exhibición y encuentro de profesionales del sector audiovisual de Euskadi, que atraviesa "una crisis acentuada" debido a su escasa producción.
Así lo afirma el director ejecutivo de la Asociación de Empresas Audiovisuales Independientes del País Vasco (Ibaia), Jon Artatxo, quien sostiene que la escasez de rodajes se debe, entre otras razones, al "estancamiento" del apoyo y las subvenciones que ha recibido el sector por parte de las instituciones públicas.
En este sentido, se muestra "esperanzado" con el Libro blanco del audiovisual aprobado por el Ejecutivo vasco, que, entre otras acciones, contempla destinar 15 millones de euros en 2004 para financiar la creación cinematográfica y audiovisual. "Lo importante es que se han puesto unas cifras concretas encima de la mesa", aunque es una iniciativa que "está en los inicios y tiene que desarrollarse", apunta cauteloso.
Ibaia, junto a la Radio Televisión Vasca-Euskal Irrati Telebista (EITB), y con la colaboración del Gobierno y la Filmoteca, es la encargada de organizar el Día del Cine Vasco, que ayer se concretó en la proyección de seis largometrajes, ocho cortometrajes y tres producciones de los fondos de la Filmoteca Vasca.
Uno de los largometrajes proyectados durante la jornada fue el último y polémico trabajo del donostiarra Julio Medem, La pelota vasca. La piel contra la piedra. La productora del filme, Alice Produce, es miembro de Ibaia, que suma 32 empresas. "El apoyo de la asociación es total desde el punto de vista del respeto a la libertad de expresión del creador", comenta Artatxo.
Premio Ama Lur
Dentro del Día del Cine Vasco, el director, guionista y productor de cine Antton Ezeiza (San Sebastián, 1935) recogió el Premio Ama Lur en reconocimiento a su trayectoria profesional. Sus primeros pasos como realizador los dio rodando documentales y trabajando en el cine publicitario junto a Elías Querejeta, quien le produjo los largometrajes El próximo otoño (1963) y Último encuentro (1966).
Tras rodar un par de películas en México, donde se trasladó por motivos políticos, volvió a Euskadi y realizó la serie documental en euskera Ikuska, a la que siguió el filme Ke arteko egunak (Días de humo) (1989), por el que obtuvo el Premio San Sebastián en el certamen donostiarra. Su último trabajo fue Felicidades, Tovarich (1995).
Babelia
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