El agricultor suicida había visto reducido su salario a la mitad

Una veintena de campesinos surcoreanos rindió ayer una ofrenda floral a su compatriota Lee Kyung Hae, de 56 años, que se suicidó la tarde del miércoles, clavándose una navaja en el pecho, durante las protestas callejeras contra la Organización Mundial de Comercio. "¿Cuál sería su reacción emocional, si, repentinamente, su salario se hunde hasta la mitad sin conocer las razones?", escribió el activista asiático en abril, poco después de comenzar una huelga de hambre ante las puertas de la OMC, en Ginebra.

Lee Kyung Hae culpó a las políticas de la organización internacional del progresivo empobrecimiento de los campesinos de su país. "Estamos tan débiles, que no podemos hacer otras cosa que observar las olas que destruyeron nuestra queridas comunidades rurales", agregó en su carta abierta. "¿Por quién negocian ustedes? ¿Por el pueblo o por ustedes mismos?", espetó a la OMC durante su protesta en Suiza. En Cancún, trepó sobre una de las vallas policiales, de más de dos metros de altura y se clavó un cuchillo hasta el mango. Segundos después, cayó sobre el suelo con el pulmón y otros órganos vitales perforados.

Paralelamente al duelo de los coreanos, un grupo de activistas de organizaciones no gubernamentales irrumpió en la sede de las reuniones ministeriales gritando "¡medicinas para todas las naciones!". El grupo pertenecía a la ONG Health Gap y algunos de sus miembros, una veintena, se cubrían la boca con cinta adhesiva roja. "No jueguen con la salud", pedían sus pancartas. Los miles de globalifóbicos concentrados en el enclave turístico mexicano desarrollaron diversos actos contra las políticas o existencia misma de la OMC.

La jornada de ayer fue más tranquila que la desarrollada el miércoles, donde unas treinta personas, manifestantes y policías, sufrieron herida leves.