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LA POSGUERRA DE IRAK

EE UU propone a la ONU una fuerza multinacional en Irak bajo su mando

Powell llama "olvidar las batallas del pasado" al presentar el proyecto de resolución

Alarmado por las complicaciones políticas, militares y económicas de la posguerra iraquí, el presidente George W. Bush ha formalizado el encargo a su secretario de Estado, Colin Powell, de que negocie con los países del Consejo de Seguridad de la ONU una nueva resolución que dé cobertura a la ocupación de Irak y permita la formación de una fuerza multinacional bajo el paraguas de Naciones Unidas, aunque con mando militar estadounidense. Por si quedaba alguna duda, Powell montó ayer una rueda de prensa precipitada para remarcar que, pase lo que pase, EE UU "seguirá teniendo un papel dominante".

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La nueva resolución podría ser sometida a votación antes de la última semana de septiembre, cuando comienza la Asamblea General de la ONU.

Powell, que recibió el encargo de abrir formalmente las negociaciones tras una reunión celebrada el martes por la tarde en la Casa Blanca con el presidente Bush, mantuvo ayer mismo contactos telefónicos con Kofi Annan, secretario general de la ONU, y con los responsables de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido que ofrecieron "una reacción positiva", según el secretario de Estado.

Con mensajes intencionadamente conciliatorios y cordiales, Powell habló de "olvidar las batallas del pasado" en la ONU y ensalzó la amplia experiencia de esta institución "en la reconstrucción de países". Sólo dejó entrever dos líneas maestras del borrador de resolución. Por un lado, EE UU se reserva el mando unificado de cualquier fuerza de ocupación. Además, se pretende que la resolución incluya un llamamiento al Consejo de Gobierno Iraquí para que ofrezca un calendario político hacia la celebración de elecciones.

La Casa Blanca trató ayer de velar la clarísima impresión de que está dando un giro político sustancial con respecto a Irak. En opinión del portavoz, Scott McClellan, se trataría de "estudiar la forma de que haya más participación internacional", pero la operación en Irak "está y seguirá estando bajo el mando de los militares de EE UU y de la coalición".

"Paso evolutivo"

Powell insistió en que la decisión de regresar al organismo internacional al que él mismo dio la espalda antes de la guerra no está motivada por la complejidad de la situación sobre el terreno y el constante goteo de víctimas entre los soldados estadounidenses, sino que es un compresible "paso evolutivo" en la transición de ese país hacia la democracia.

Afortunadamente para el Gobierno norteamericano, la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad está desde el pasado lunes en manos de Londres. Los británicos han sido los primeros en contar con una copia del borrador de la resolución, según fuentes diplomáticas de Naciones Unidas, que añadieron que en los tanteos iniciales, hace diez días, EE UU no hablaba de una fuerza multinacional. La frialdad de las reacciones encontradas fue tal que hace una semana, Richard Armitage, número dos del Pentágono, admitió que se exploraba un texto de resolución en el que figura "una fuerza multinacional bajo el paraguas de la ONU" pero cuyo mando "estaría en manos de un estadounidense". Powell despejó las dudas: "EE UU mantendrá el mando unificado" de cualquiera que sea el despliegue que pueda acordarse en las próximas dos o tres semanas de negociación en los pasillo de la ONU. "Desde luego, EE UU seguirá ejerciendo un papel dominante, en el terreno político, a través de nuestro embajador allí, Paul Bremer, y en el militar, por el tamaño de nuestro despliegue en Irak y el liderazgo que hemos ejercido en este esfuerzo", concluyó Powell.

En realidad, el obstáculo para una resolución que permita la cooperación militar y económica internacional en Irak está -o ha estado- en la cúpula del Pentágono. Hasta ahora, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, ha defendido que no había que aumentar el número de soldados y que era impensable ceder siquiera parte del control de la misión. Pero, según fuentes militares recogidas por The Washington Post, tanto el general Richard Myers, jefe del Estado Mayor, como el general John Abizaid, máximo responsable militar en Irak, están "claramente a favor de internacionalizar" la misión, y de que eso se refleje en la nueva resolución de la ONU.

El debate está en los detalles: cuánto control está dispuesto a ceder EE UU y qué papel y responsabilidades se atribuyen a la ONU. La cuestión es vital para Francia y los países más críticos con la guerra, que no quieren que la nueva resolución legalice situaciones de hecho o sirva sólo para echar una mano militar y económica a los norteamericanos después de meses de política internacional aislacionista y de cálculos equivocados sobre la posguerra y el coste de la reconstrucción. El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, dijo el pasado lunes a Radio France International que la fórmula que se baraja es un paso adelante, pero matizó: "Lo importante para Francia es la afirmación de la soberanía iraquí y la confirmación del lugar que la ONU, que debería ocupar el papel central". Sin entrar en detalles, el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó el sábado pasado desde Italia su respaldo a las negociaciones.

La decisión de Bush de acelerar las negociaciones responde a la creciente presión de congresistas y opinión pública tras constatar que la seguridad en Irak no está garantizada ni de lejos, como prueban los atentados de las últimas semanas, y que los costes de la reconstrucción -en un momento de tímida recuperación económica y déficit presupuestario récord- se dispara hasta las decenas de miles de millones de dólares.

El senador republicano John McCain resumió ayer así esta preocupación creciente: "Si no le damos completamente la vuelta a la situación en dos o tres meses, tendremos graves problemas a largo plazo". Para McCain, la búsqueda, ahora, del apoyo internacional "es una admisión tácita de que no tenemos las fuerzas necesarias para llevar a cabo la misión".

George Bush, durante una alocución ayer en la Casa Blanca, en presencia de Colin Powell.
George Bush, durante una alocución ayer en la Casa Blanca, en presencia de Colin Powell.AP

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