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El INE prevé que la población extranjera se doble y supere los 4 millones en 2010

El estudio oficial advierte de que hacen falta infraestructuras para asumir la llegada masiva

El doble, o más. Un estudio del Instituto Nacional de Estadística calcula que en 2010 habrá en España al menos cuatro millones de extranjeros, el doble que ahora. También prevé que este grupo, la principal fuente de crecimiento demográfico, supondrá entonces entre el 9% y el 13,5% del total del censo. El trabajo advierte de que la prevista "afluencia masiva" de inmigrantes impedirá "una asimilación pausada y su integración en la sociedad". Añade que es preciso aumentar, "a marchas forzadas", "la inversión pública en infraestructuras de carácter social (viviendas, colegios, centros médicos...)". "En caso contrario incluso se reduciría el estado de bienestar de los propios españoles", afirma.

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El estudio monográfico del Instituto Nacional de Estadística (INE), titulado La población extranjera en España y difundido ayer, analiza la situación actual y, a partir de ella, plantea cuatro hipótesis para la evolución de los extranjeros. Todas prevén que al menos se duplique este grupo que ronda los dos millones de personas (el 4,7% de los 41,8 millones de empadronados a 1 de enero de 2002).

El autor del trabajo, Carlos Angulo, considera que, de mantenerse el incremento de inmigrantes de 2001 (394.048), a finales de 2010 España tendría 46 millones de habitantes de los que 5,5 millones (el 12%) serían extranjeros. En caso de que la entrada fuera de 250.000 personas anuales (tal como proyectó el INE años atrás), España alcanzaría los 44,5 millones de personas, de los que cuatro millones (9%) serían extranjeros.

Si las altas en el padrón no se compensaran con bajas (como ha venido ocurriendo), el autor establece otras dos hipótesis "tal vez muy arriesgadas". La primera estimación, a partir de las 394.048 entradas, prevé 48 millones de habitantes para 2010 (6,5 millones de extranjeros, el 13,5%). La segunda (con 250.000 llegadas) calcula la población total en 46 millones de habitantes, de los que más de cinco (en torno al 11%) serían inmigrantes. "Estos cálculos no tienen en cuenta la posibilidad de que se registren cambios en la política de visados o en la legislación de extranjería", detalló Angulo ayer a EL PAÍS.

Integración y conflictos

El informe saca consecuencias a partir de las previsiones de crecimiento. "En cualquiera de los cuatro escenarios, la afluencia masiva de inmigrantes va a impedir una asimilación pausada de extranjeros y su integración en la sociedad", señala. Considera posible que surjan conflictos en las zonas con mayor presencia de extranjeros, "toda vez que la población autóctona puede quedar en minoría en esos lugares". Alerta de que la concentración en algunas áreas puede provocar problemas de alojamiento, por lo que el Estado "deberá prever" la oferta de viviendas sociales.

El estudio añade que habría que crear un número muy importante de empleos para los inmigrantes, lo cual "no es seguro" que se pueda lograr. "Por tanto, la rivalidad por conseguir un puesto de trabajo también será causa de conflicto entre españoles y extranjeros, sobre todo si los primeros siguen considerando que estos últimos vienen a quitarles trabajo". Si el mercado no puede absorber la mano de obra, "se generará paro y, como consecuencia, marginación y delincuencia".

El trabajo advierte: "El Estado y los servicios autonómicos deberán tener en cuenta esta riada humana para que los servicios sanitarios no se colapsen". En cuanto a las pensiones, apunta que, pese al aumento de afiliados, "habrá que equilibrar la caja: las entradas por cotizaciones deberán igualar o superar a las prestaciones".

El estudio analiza la inmigración actual, dividida en dos grandes grupos. Los europeos occidentales, trabajadores destinados por sus empresas, o jubilados que desean mejor clima y precios más asequibles. Tienen una edad media de 44 años (frente a los 40 de los españoles). El resto de los inmigrantes, con un promedio de 30 años, buscan una vida mejor.

- Más paro y más actividad. La tasa de actividad de los extranjeros (69%) es muy superior a la de la población general (55%). También padecen más el paro: 18% de desempleados, un 4% más que el conjunto, según el INE. El 64% de los inmigrantes trabajan en el sector servicios, el 16% en la construcción, el 11% en la industria y el 9% en la agricultura.

- Riesgo en la educación. De cada 100 inmigrantes, 14 son universitarios y otro 54% ha terminado la enseñanza secundaria. "Los extranjeros que vienen a España no son precisamente los más pobres de sus respectivos países", matiza el informe. Sin embargo, advierte de que los hijos de los inmigrantes difícilmente podrán alcanzar el nivel educativo de sus padres, ya que sólo uno de cada diez jóvenes de 15 a 19 años está escolarizado en el bachillerato. La mayoría de los alumnos extranjeros (ocho de cada diez) estudian en centros públicos. Entre los españoles lo hace el 66%.

- Latinoamericanos en alza. La colonia marroquí, la mayor hasta hace pocos años, se ha visto superada por la suma de ecuatorianos y colombianos.

- 20% de presos. Dos de cada diez personas presas en 2000 eran extranjeras. Por nacionalidades predominan los marroquíes (6% del total) y los colombianos (3%). Sin embargo, los argelinos (2% del total), son la colonia con mayor número de presos por cada 100 residentes: cinco. Tras ellos se sitúan los colombianos (dos encarcelados por cada cien residentes). En el otro extremo, los ecuatorianos, que pisan la cárcel en una proporción inferior a los españoles.

Inmigrantes en el  centro de atención primaria de Drassanes, en Barcelona.

/ CARMEN SECANELLA
Inmigrantes en el centro de atención primaria de Drassanes, en Barcelona. / CARMEN SECANELLA

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