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LA POSGUERRA DE IRAK

Los 143 primeros militares españoles en Irak se instalan en un antiguo cuartel de Sadam

La brigada, al mando del general Cardona, relevará a las tropas de EE UU en Diwaniya

Ramón Lobo

Los primeros 143 soldados españoles, a bordo de 30 vehículos, llegaron ayer a las siete de la tarde a la que será su base en Diwaniya -unos 200 kilómetros al sur de Bagdad-, un antiguo campamento de las divisiones 10 y 18 de Sadam y que ahora parece un páramo tras los saqueos de abril. El general Alfredo Cardona, al mando de la brigada, dijo que la misión en Irak se concretará en unos días. Preguntado si efectuarán patrullas conjuntas con los marines de EE UU durante el periodo de relevo, respondió: "Eso lo decidiremos nosotros". Los militares españoles llegaron cansados e ilusionados.

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Tras nueve interminables horas de viaje desde Al Zubair, la base logística de EE UU al sur de Basora, los militares españoles llegaron ayer a su destino. La expedición española tuvo que sortear una tormenta de arena que le obligó a reducir la marcha a 40 kilómetros por hora. Silvio Ortuño, de Granada, se quejaba del calor dentro del blindado, que en un BMR puede superar los 55 grados. Y Óscar Serrano, de Madrid se quitó el casco para mostrar la mancha del sudor: una película arenosa dividía su rostro.

Los marines miraban desde un extremo de la explanada donde aparcaron los 30 vehículos y les daban las buenas tardes en un castellano peculiar. Otros hacían footing en calzón corto y saludaban con la mano. Los españoles son muy bienvenidos en la base RTC-5 de Diwaniya, se trata de su relevo; si nada se tuerce, esos soldados estadounidenses exhaustos regresarán a casa en septiembre tras siete meses y una guerra en la zona.

No hubo ceremonias de bienvenida ni bandas de música ni nada marcial ni extraordinario. Los 143 hombres y mujeres de la avanzadilla de lo que será la brigada Plus Ultra, en la que participan al menos 14 países, formaron con sus chalecos, cascos reglamentarios y fusiles de asalto bajo la suave solana de la tarde iraquí. Un aragonés se dejó engañar por el espejismo climático y llegó a exclamar: "Hace el mismo calor que en Zaragoza a las tres de la tarde". A su lado, la teniente Lourdes Eito, de Jaca, decía estar ilusionada con el inicio de la misión.

Cardona mandó romper filas y la tropa se quitó los pertrechos de guerra y se dirigió sin prisa a los cinco barracones en los que van a dormir. El teniente David Cuesta, que lleva un mes en la base de Babilonia donde se han desplegado ya los primeros polacos, se ha encargado de la gran logística y la pequeña de urgencia: 15 neveras de corcho blanco cargadas de hielo y botellas de agua esperaban a la tropa. Son 32 camastros de campaña por barracón. En ellos no hay sillas ni armarios, pero hay cinco aparatos de aire acondicionado made in USA y cinco ventiladores de techo colocados hace meses por los estadounidenses que los convierten en un hotel de cinco estrellas.

"El domingo, paella"

"Los primeros días se ducharán en las instalaciones de los marines", explica Cuesta, "tienen cinco juegos de diez duchas cada uno. Pero a partir de mañana empezaremos a montar las nuestras. Tendremos una por cada diez personas, igual que las letrinas. Y el domingo, paella".

El general, satisfecho con los preparativos realizados por el comandante Juan Castells y el teniente Cuesta, dijo que el viaje desde Kuwait había transcurrido conforme a los planes, sin retrasos, pero con un tráfico muy lento en la autopista. Con barba de dos días y el rostro cansado, Cardona dijo que los planes inmediatos se limitaban a uno, descansar. Hoy acudirá al cuartel general de Babilonia para reunirse con el general polaco Andrezj Tyszkiewicz, que manda la división internacional en la que están integrados los militares españoles y empezar a definir el trabajo. "He traído conmigo el mando central de la brigada. Estaremos cuatro días con los polacos para preparar los detalles de la misión. Estaremos plenamente operativos el 1 de septiembre".

El militar, aunque no lo dijo, parece decidido a cuidar la imagen desde el primer día. Sus hombres han realizado varios cursillos en los que les han explicado los usos y costumbres de los chiíes de esta zona del país. Informado por el periodista de que la relación con los habitantes de Diwaniya dependerá de si los españoles arreglan la electricidad, Cardona dijo: "Es una información muy interesante que habrá que tener en cuenta".

A los primeros soldados españoles en Irak, en una misión que no es de paz como la de Bosnia, ni está bajo la bandera de Naciones Unidas como en Afganistán, les aguardaba anoche un comedor aseado, oscuro y ventilado de manteles azules y en el que los cocineros estadounidenses muestran poca imaginación: siempre hamburguesa. En la puerta del campamento entran los vehículos de los marines que han salido de patrulla. No ha habido incidentes ni problemas. Sólo los habituales, proteger las gasolineras de la cola de cientos de iraquíes nerviosos o el banco de la ciudad. Uno de los jeeps que entran tiene escrito en una puerta: "Me voy a casa".

El general Alfredo Cardona, a la derecha, charla con otros oficiales españoles ayer en Diwaniya.
El general Alfredo Cardona, a la derecha, charla con otros oficiales españoles ayer en Diwaniya.GERVASIO SÁNCHEZ

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