_
_
_
_
_

Castro renuncia a la ayuda humanitaria de la UE y al diálogo político con los Quince

Bruselas "lamenta" las declaraciones del líder cubano y seguirá prestando ayuda a la población

Los que pensaban que Fidel Castro aprovecharía la fecha del 50º aniversario del asalto al cuartel de la Moncada para trazar la estrategia económica y política de su revolución con vistas al futuro en momentos en que Cuba es más isla que nunca se equivocaron. El líder comunista, al conmemorar la acción militar que marcó el inicio de la lucha armada que lo llevó al poder en 1959, dedicó en la noche del sábado la mitad de su discurso a atacar a la UE. Castro, que cumplirá 77 años el mes próximo, dijo que Cuba renunciaba al diálogo político y a la ayuda humanitaria de la UE y de sus países miembros.

Más información
Castro rechaza las ayudas de la UE y llama fascista a Aznar
Aznar, acusado del deterioro de las relaciones con Europa
Cuba confirma oficialmente que rechaza las ayudas de la UE

"Sancionar a Cuba, además de injusto y cobarde, es ridículo. Cuba no necesita de la Unión Europea para sobrevivir, desarrollarse y alcanzar lo que ustedes no podrán jamás alcanzar", espetó Castro a los líderes de la UE en un discurso, leído, de hora y media. El escenario fue el antiguo cuartel de la Moncada, en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país y considerada la cuna de la revolución. Al acto fueron invitadas 10.000 personas, entre ellas supervivientes del asalto al antiguo cuartel del Ejército de Fulgencio Batista, hoy convertido en escuela, así como expedicionarios del yate Granma, el niño balsero Elián González y agentes de la seguridad infiltrados en los grupos disidentes.

Como se esperaba, en su discurso el mandatario hizo un recuento de los logros alcanzados por su revolución en materia de salud, educación y en las esferas económicas y sociales, y comparó éstos con la situación de "pesadilla" que vivían los cubanos antes de 1959. Después lanzó su artillería pesada contra la UE, el mayor socio comercial e inversor extranjero en la isla, por haberse sumado, a su juicio, al cerco de Estados Unidos contra Cuba.

El mes pasado, los Quince adoptaron varias sanciones diplomáticas contra la isla en represalia a la reciente condena de 75 disidentes y el fusilamiento de tres secuestradores de una lancha de pasajeros. También la Comisión Europea congeló la solicitud cubana de unirse al pacto de ayuda económica de Cotonú, que concede beneficios comerciales a los firmantes.

Castro minimizó la importancia de la ayuda humanitaria concedida por la UE -la calificó de escasa, "mísera" e "ineficaz"-, y anunció que, "por elemental sentido de la dignidad", su Gobierno renunciaba "a cualquier ayuda o restos de ayuda humanitaria que puedan ofrecer la Comisión Europea y los Gobiernos de la UE". Aclaró que esta decisión no afectaba a las ayudas procedentes de autonomías, gobiernos locales, organizaciones no gubernamentales y movimientos de solidaridad europeos "que no imponen condicionamientos políticos".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"Ni amenazas, ni limosnas"

Después de esta declaración de principios, se refirió a la resolución adoptada por los Quince el pasado día 21, en la que se condena a Cuba por las violaciones de derechos humanos, pero se deja la puerta abierta al diálogo político. "La UE se hace ilusiones cuando afirma que el diálogo político debe proseguirse. La soberanía y la dignidad de un pueblo no se discuten con nadie", dijo. Y añadió: "En Cuba encontrarán un país que no acata amos, ni acepta amenazas, ni pide limosnas, ni carece de valor para decir la verdad".

[Por su parte, la Comisión Europea emitió ayer un comunicado en el que "lamentó" las declaraciones de Castro, y precisó que no había recibido "ninguna comunicación oficial" de La Habana sobre su renuncia a la ayuda de la UE, que el presidente cubano cifró en 4,2 millones de dólares anuales en los tres últimos años. Bruselas puntualizó que desde 1993, la UE ha destinado 145 millones de euros en ayuda a la isla, y subrayó su intención de "seguir prestando ayuda al pueblo cubano, y, en particular, a los más necesitados", informa Efe.]

Sin duda, el discurso del sábado disipó los rumores sobre su mal estado de salud, regados en Miami las últimas semanas. Castro apareció risueño y con buen semblante. Habló de pie hora y media, y al terminar el acto condecoró a supervivientes del asalto al cuartel en 1953 y a varios expedicionarios del Granma. Ante ellos volvió a hacer uso de la palabra, otra hora, y bromeó con dejar un discurso grabado para la celebración del 100º aniversario de la fecha patriótica.

Dos hechos curiosos: por primera vez en muchos años, este 26 de julio Castro no dedicó casi tiempo a atacar a su eterno enemigo, EE UU; la estrella fue Europa. Por otro lado, el líder comunista, después de 44 años en el poder y en momentos en que su país se enfrenta a una grave crisis -mientras que numerosos Gobiernos e intelectuales de izquierda le han dado la espalda por el encarcelamiento de los disidentes-, no dijo una sola palabra sobre los planes de futuro de la revolución, ni anunció medida alguna para salir del actual bache económico y político como esperaban muchos cubanos. Vestido de verde oliva, Castro terminó su diatriba con las mismas palabras que utilizó en el juicio tras el asalto al Moncada, aunque esta vez fueron dirigidas a la UE y no al régimen de Batista: "¡Condenadme, no importa! ¡Los pueblos dirán la última palabra!".

El presidente cubano, Fidel Castro, durante el 50º aniversario del asalto al cuartel de la Moncada.
El presidente cubano, Fidel Castro, durante el 50º aniversario del asalto al cuartel de la Moncada.AP

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_