Leche Pascual desembarca en Cataluña
En los años pasados había intentado instalarse con la compra de El Castillo y Ato
Leche Pascual ha iniciado el desembarco industrial del grupo en Cataluña con una inversión de casi treinta millones de euros en la construcción de una nueva planta que se dedicará tanto a la elaboración de lácteos como de otros productos del grupo. Para el presidente del grupo, Tomás Pascual, entrar en Cataluña no es una decisión de compromiso decidida tras los enfrentamientos habidos la primavera pasada con ganaderos y la Generalitat por dejar de recoger leche.
En su opinión, es un viejo objetivo que se acomete ahora por estimar que es una iniciativa interesante para el abastecimiento de materia prima en la zona y por la importancia de su mercado.
Leche Pascual dispone en el sector lácteo de plantas en Lugo, en Cantabria y en su sede central en Aranda de Duero. En los últimos años, el grupo arandino había hecho varios intentos para tener una planta industrial en Cataluña. En esta línea, optó por la compra de Leche El Castillo, que finalmente fue adquirida por el grupo Ebro Puleva. Igualmente estudió la compra de Ato, actualmente bajo la órbita de C
Invertirá 30 millones en una planta para elaborar leches, biofrutas y yogures y recuperar posiciones en el campo y en el mercado catalán
entral Lechera Asturiana. Secuelas de una guerra
El actual desembarco del grupo Pascual en la localidad de Gurb, cerca de Vich, Barcelona, ha estado precedido por una compleja batalla desarrollada la pasada primavera donde se cruzaron acusaciones políticas y económicas. Leche Pascual, en un momento de excedentes en la zona centro y norte por la leche negra, decidió suspender la recogida de leche en Cataluña por estimar que era un precio excesivo junto con el transporte. Esta decisión no fue bien recibida por los ganaderos, así como por las fuerzas políticas nacionalistas que decidieron poner en marcha una campaña contra la compra de productos Pascual y muy especialmente contra los yogures pasteurizados.
El grupo arandino respondió reiniciando la compra de leche al precio anterior que había bajado la competencia y negoció un pacto con el gobierno autonómico para poner en marcha un proyecto industrial en Cataluña.
Según Tomás Pascual, la constitución de esta industria no es una concesión a las presiones del gobierno catalán o de los ganaderos, sino el desarrollo de un viejo proyecto para Cataluña considerando su producción de leche y la importancia de su mercado. En esta planta, Pascual pretende fabricar tanto leches líquidas como biofrutas y yogures.
En medios del sector se estima que, con esta inversión, Pascual pretende mejorar su imagen ante la demanda y recuperar sus niveles de ventas en ese mercado que cayeron tras el conflicto.
Frente a quienes estiman que sobran plantas, Pascual considera que faltan instalaciones competitivas en un sector donde algunas industrias y la distribución han hundido los precios
La decisión del grupo Pascual coincide con la puesta en marcha por parte de los ganaderos de varios proyectos industriales para transformar y comercializar su propia leche. Éstos son los casos de La Serrana-Campoleite, en Madrid, con ganaderos de Segovia y Ávila, Copirinero y Lleters de Catalunya. Con estas actuaciones, los ganaderos pretenden lograr un mayor valor para su materia prima, operando fundamentalmente en mercados reducidos ante los precios minorados pagados por los industriales en los dos últimos años.
España tiene una cuota de 6,1 millones y una producción real de leche de unos siete millones de toneladas. Los mayores controles que se están aplicando a la producción para eliminar la leche negra pueden provocar en los próximos meses un recorte de la oferta y la posibilidad de fuertes subidas de precios. Ante esta circunstancia , la presencia de Pascual en Cataluña sería también una toma de posición para la recogida de materia prima en la zona.
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