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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Quién manipula en la sombra?

La muerte de David Kelly ha desencadenado un auténtico terremoto político y moral en el Reino Unido, que afecta ante todo al primer ministro, Tony Blair, pero también al Parlamento y a los medios de comunicación. Kelly era un prestigioso y respetado microbiólogo empleado por el Ministerio de Defensa, que mantuvo contactos con un periodista de la BBC a propósito de la información manipulada e hinchada por el Gobierno sobre las supuestas armas de destrucción masiva de Sadam Husein que sirvieron de excusa para lanzar la guerra contra Irak. El Gobierno le sometió a duros interrogatorios, antes de lanzar públicamente su nombre y ponerle en la palestra ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento de Westminster. Después, hace tres días, apareció el cadáver desangrado por un corte en las venas.

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Si se suicidó, como parece, o no es asunto que se deberá resolver por la justicia. Lo único claro es que un cúmulo de despropósitos llevaron a la muerte de un funcionario que había obrado según su conciencia. Como también lo es que todos "deben reflexionar" sobre lo ocurrido, tal como ha pedido su familia. En primer lugar, Blair, cuya posición no puede ser más precaria. De momento dice que no quiere dimitir, ni convocar al Parlamento, ni suspender su gira por Extremo Oriente. Ya antes de esta muerte, y ante la pérdida de popularidad por su alineamiento con una Administración de Bush crecientemente percibida como mentirosa, en su entorno más próximo se dudaba de si sobreviviría en el cargo más allá del otoño. Que los conservadores no sean hoy una alternativa no significa nada sobre su continuidad. La alternativa la puede proporcionar su propio partido, donde crece la oposición al primer ministro, y podría ser el propio canciller del Exchequer, Gordon Brown, que ha sabido mantenerse al margen.

Blair y sus colaboradores concentran sus críticas sobre la BBC, la cadena pública que ha hecho gala de su independencia al investigar sobre las mentiras de la guerra, aunque también ha salido tocada por este triste episodio. La pregunta clave sobre el caso la formuló el propio Kelly en un correo electrónico que ayer desveló The Sunday Times: "¿Quiénes son esos actores en la sombra que manipulan?". El Ministerio de Defensa está en primera línea. Los servicios de información, también. Como el portavoz de Blair, Alastair Campbell, al que la BBC, apoyándose en Kelly, había acusado de maquillar las informaciones. Y la propia BBC, que ha reconocido a Kelly como su "fuente principal".

La manipulación por Blair y por Bush de las falsas informaciones sobre las armas de Sadam Husein ha desencadenado sendas crisis políticas en Washington y Londres de consecuencias imprevisibles. En España, el tercer socio de la reunión de las Azores, el Gobierno se parapeta en un absurdo silencio, que no hará que decrezca la presión para conocer lo que sabía sobre las armas, la guerra y las razones para desencadenarla y pedir su parte de responsabilidad en las decisiones y en las afirmaciones realizadas en sede parlamentaria. Con Kelly ha muerto un honrado experto, pero no la búsqueda de la verdad sobre una guerra montada sobre mentiras. La desaparición del oprobioso régimen de Sadam Husein no justifica que Blair, Bush y Aznar engañaran a sus ciudadanos.

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