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Uribe 'traslada' su Gobierno a la zona más violenta de Colombia

El presidente se instala durante tres días en una guarnición militar del noreste del país

En un hecho sin precedentes, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, gobierna desde ayer en una guarnición militar en Arauca, capital del departamento del mismo nombre, situada una de las regiones más violentas del noreste país, cerca de la frontera con Venezuela. El osado traslado de los órganos del poder Ejecutivo colombianos, que moviliza a una comitiva flotante de 80 funcionarios, va a durar tres días.

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Si los ciudadanos de a pie de Arauca pudieran expresar al presidente Uribe su mayor anhelo, le dirían: "No nos estigmaticen; no todos los araucanos somos guerrilleros", "señor presidente: no sólo seguridad; necesitamos inversión". Esto al menos fue lo que se escuchó ayer cuando en la emisora la voz del Cinaruco abrió ayer sus micrófonos a sus oyentes. "Presidente, su venida será un acto de soberanía frente a Venezuela y frente a lo grupos armados", dijo en un programa de radio un hombre sin titubear y sin dar su nombre, como es ya común en esta región acobardada por el miedo. En este departamento de inmensos llanos de casi 24.000 kilómetros se enfrentan guerrilleros y paramilitares en medio de un gran despliegue militar.

En el departamento hay siete batallones del Ejército, entre ellos el entrenado por 60 instructores marines norteamericanos para proteger el oleoducto Caño Limón-Coveñas por el que se bombean a diario 230.000 barriles de petróleo. El l5% de las ganancias que produce son de la compañía norteamericana Oxy . La disminución de los atentados contra el "tubo", como lo llaman en la región, es uno de los resultados positivos que puede mostrar el Gobierno. En 2001 hubo 127 atentados; en 2002, 26, y hasta mayo de este año, sólo 5. Según el defensor del pueblo, el conflicto se ha intensificado. Desde septiembre pasado a abril de este año se han registrado 135 muertes violentas en tres municipios. En solo uno de ellos, Arauquita, en tres meses hubo 8 atentados terroristas.

Para el alcalde de Arauca, Jorge Cedeño, la elección de la ciudad como sede del Gobierno es un "hecho histórico". "Significa que se nos tiene en cuenta", asegura. Para él y para los otros 6 alcaldes del departamento será la oportunidad de poder contar al Gobierno de primera mano su relato sobre los largos años de abandono estatal de violencia generada bajo la producción petrolera. Su petición central es que se desbloqueen los pagos por las concesiones petroleras, retenidos desde comienzos del año. El departamento está al borde de la parálisis pues éstos representan el 90% de su presupuesto. El Gobierno los bloqueó para frenar el saqueo de los fondos por parte de los grupos guerrilleros en alianza con los políticos de turno. "Eso es cierto a medias; muchas obras se han hecho con este dinero; no se ha robado todo", dijo a este periódico Fernando Triviño, alcalde de Fortul. La situación económica se agrava por la caída del bolívar al otro lado de la frontera venezolana, que ha llevado a la quiebra al comercio.

La llegada del Gobierno implicó un operativo de seguridad que mantiene a esta ciudad rodeada de tres cinturones de protección. Hay sectores vedados para todos los vehículos desde hace 10 días, se han realizado registros y detenciones mientras los soldados patrullan por una ciudad semivacía. "Arauca no es así; la gente esta encerrada por miedo, para evitarse la molestia de tantos controles", dijo un joven dependiente en un comercio del centro de la ciudad . Muchos de sus vecinos no abrieron. "¡Con los antecedentes que tenemos!", dice, y recuerda que en octubre pasado, cuando vino el presidente, estalló un coche bomba frente a un colegio que mató a un policía e hirió a un niño. En un hecho que se ha repetido varias veces este año, la guerrilla voló dos torres de alta tensión y dejó la ciudad sin luz. Hace cinco días el registrador de la propiedad fue asesinado, a plena luz del día, cuando salía de su oficina. En voz baja, muchos señalan como responsables a los paramilitares, que han cobrado cada vez más fuerza en los últimos meses.

Un grupo de soldados colombianos retira los cadáveres de guerrilleros muertos en Bello, al norte de Medellín.
Un grupo de soldados colombianos retira los cadáveres de guerrilleros muertos en Bello, al norte de Medellín.AP

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