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Las heridas del virus

"Laoer, Feigue, Beiquejan, Luonardo". Atrapado en un atasco, camino del aeropuerto de Pekín, Liu Jie, taxista de 36 años, repasa sus referencias españolas mientras intenta escapar del caos circulatorio que vuelve a reinar en la capital china desde que remitió la neumonía asiática.

Laoer, Feigue, Beiquejan y Luonardo son Raúl, Figo, Beckham y Ronaldo, las estrellas del Real Madrid que deleitan a los cada vez más numerosos aficionados chinos al fútbol. Liu, que confiesa que dejó de trabajar durante las semanas duras de la epidemia, ha regresado a su rutina habitual como muchos de los cientos de miles de pequineses que desertaron de sus empleos durante la ola de pánico que recorrió la ciudad a finales de abril y principios de mayo.

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Pekín era entonces una ciudad fantasma, de calles desiertas y con la población recluida en casa. Dos meses después, las mascarillas han desaparecido. Y todo parecería un mal sueño si no fuera porque el SARS ha dejado heridas.

A la entrada de la terminal del aeropuerto, un cartel advierte de que está prohibida la entrada a quien no lleve billete, pero nadie lo impide.

Los pasajeros están obligados a rellenar un formulario con su dirección y temperatura corporal. Pero, aunque hay varios aparatos de medición a distancia, nadie informa del valor registrado para rellenar el papel que un funcionario recoge sin importarle que la casilla de la temperatura esté vacía.

En el avión, ningún pasajero utiliza mascarilla. Las protecciones han desaparecido como llegaron, casi sin aviso.

La OMS anuló el pasado martes la recomendación de no viajar a Pekín y sacó la ciudad de la lista de áreas afectadas. Una decisión que había buscado con ahínco el Gobierno chino, cuya economía ha sufrido un zarpazo inesperado.

El tráfico aéreo cayó un 83% en el país en mayo y se estima que el primer semestre Pekín perderá unos ingresos de 1.690 millones de euros sólo en el sector turístico. Las pérdidas para todo el país, incluido Hong Kong, ascenderán a 7.687 millones de euros este año. Una muestra: durante los días de pavor, la Ciudad Prohibida recibió 300 visitantes diarios, frente a los 30.000 habituales.

¿Cuándo recuperará China la total actividad? Algunos economistas aseguran que no antes de finales de 2003 o principios de 2004. Y todo dependerá de lo que ocurra en otoño, cuando se sepa si la fulgurante bajada del número de infectados se ha debido a que se trata de una enfermedad estacional.

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