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Un ensayo revisa la vida y la obra de 10 de los primeros escritores falangistas

El más famoso actualmente de los escritores que se dedicó con su pluma a construir la retórica del fascismo español es, probablemente, Rafael Sánchez Mazas, gracias al libro Soldados de Salamina, de Javier Cercas, y a la película de David Trueba. Pero no fue el único escritor que siguió a José Antonio Primo de Rivera en sus veleidades intelectuales y estéticas, que no fueron pocas. Mónica Carbajosa y su hermano Pablo recuperan ahora a estos intelectuales en el libro La corte literaria de José Antonio (Crítica). En realidad, el título, explicaron los autores, es la forma despectiva con que denominaban a esta corte otros falangistas como Ramiro de Ledesma.

En el prólogo, José Carlos Mainer ya destaca la importancia de sumar las biografías y el contexto, "como han hecho ejemplarmente" los autores para saber de dónde salió cada uno. El grupo de los vascos (afinando más, de Bilbao) es el que tiene mayor peso: Sánchez Mazas, vasco nacido en Madrid, Pedro Mourlane Michelena y Jacinto Miquelarena. De Madrid eran Ernesto Giménez Caballero y Agustín de Foxá. Samuel Ros venía de Valencia y Luys Santa Marina vivió en Barcelona. Soriano era Dionisio Ridruejo (el único que desertaría de las filas falangistas), José María Alfaro, de Burgos, y Eugenio Montes, gallego. Generacionalmente, había unos cuantos años de diferencia entre el más joven, Alfaro (el poeta oficial), y el mayor, Ridruejo. Su convivencia fue breve, de 1933 a 1936, año en el que fusilan a su héroe José Antonio.

Sin ahorrar críticas, el libro pone a cada uno en su sitio. "Les hace justicia", dijo ayer en la presentación Javier Martínez Reverte, "porque esa ideología no les lleva a todos a tener el mismo nivel de corrupción política ni de importancia literaria". Por ejemplo, detrás de Sánchez Mazas había un gran escritor, el mejor de todos, y fue el referente intelectual, y Dionisio Ridruejo el mejor crítico; De Foxá era un puro reaccionario y monárquico y Santa Marina un bruto.

Pero también hubo circunstancias que unieron a estos escritores que tuvieron una gran influencia cultural: carecen de una obra voluminosa, ninguno sobrepasa la media docena de libros y fueron sobre todo articulistas, asociados a los periódicos El Sol, Arriba y Abc, apuntó Mónica Carbajosa, que en esta investigación se ha encontrado con alguna sorpresa grata: "Los relatos de Foxá y Ros, algunas narraciones de Santa Marina y la prosa de Ridruejo".

La autora añadió que el libro sale ahora porque "estos autores tienen derecho a ser juzgados literariamente". Su hermano Pablo subrayó que se han acercado a ellos con distancia y sin sectarismos y porque éstos, aunque no han modificado el canon literario, "han ampliado la foto".

El libro, que incluye una amplia bibliografía, no elude entrar en alguna leyenda: si Santa Marina estuvo o no en la Legión, el suicidio de Miquelarena, el carácter chaquetero de Alfaro o las vicisitudes personales de Ridruejo.

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