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62ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

Sevilla será la sede permanente de la orquesta de Barenboim y Edward Said

La Fundación Tres Culturas acoge por cuatro años en la Cartuja a la West Eastern Divan

"Daniel Barenboim y Edward Said, los creadores de la orquesta West Eastern Divan, creen haber encontrado en Sevilla lo que no han hallado en otros lugares, por eso han decidido instalarse en Sevilla", explicó ayer Bernardino León (Málaga, 1964), coordinador de la Fundación Tres Culturas.

La orquesta, integrada por jóvenes de diferentes razas, culturas y religiones, estuvo dos años en Weimar (Alemania) y luego en Chicago (EE UU). En 2002 eligió Andalucía y allí se quedará, por lo menos, cuatro años. León afirmó que la Junta de Andalucía y su presidente, Manuel Chaves, a través de las Fundación Tres Culturas, ha adquirido "un compromiso muy fuerte con Barenboim y con Said".

Dos profesores de la Ópera de Berlín están seleccionando ahora a los jóvenes músicos en Israel, Palestina, Jordania, Siria, Líbano y Egipto. También participarán algunos miembros de la Joven Orquesta de Andalucía y de la Joven Orquesta Nacional de España. La gira empezará a partir del 17 de agosto y está previsto que viajen a España en ese mes el músico judío Daniel Barenboim y el ensayista palestino Edward Said, creadores de la orquesta del Divan.

La 62º Feria del Libro de Madrid está dedicada este año a las Tres Culturas. "El director de la feria se puso en contacto con nosotros para que la East Western Divan diera el concierto de inauguración de la feria y nosotros le hicimos una contrapropuesta: organizar una serie de debates. Aceptó y creo que está siendo un éxito", dijo León.

Antonio Albarrán, el director de la feria, añadió que el "acuerdo ha sido muy fructífero". "Habíamos pensado en algo similar al Fórum de las Culturas de Barcelona, pero surgió lo de la Fundación de las Tres Culturas y nos hemos volcado".

La feria y la fundación han editado un catálogo confeccionado por cuatro librerías especializadas que dan referencia de 800 títulos. Y también un pequeño diccionario, en el que se puede averiguar rápidamente qué significan términos como integrista, fundamentalista, ortodoxo, hebreo, judío, israelí. Es muy útil.

En un abarrotado pabellón de las Tres Culturas se celebró ayer uno de los debates más vivos de la feria: Marruecos-España: encuentros y desencuentros. El ex ministro y periodista marroquí M. Larbi Messari dio una serie de datos para mostrar que, pese al distanciamiento político que ha habido entre ambos países en los dos últimos años, sigue habiendo entendimiento entre las respectivas sociedades civiles. "En Marruecos tiene España un gran capital de simpatía".

Discrepó la diputada Carmen Romero, para quien "no hay relación fluida entre ambas sociedades". Señaló Romero el trabajo de la Fundación de las Tres Culturas o del Instituto Europeo del Mediterráneo, de Barcelona para establecer vínculos más estrechos. La arabista Gema Martín Muñoz remarcó que el proceso de reformas emprendido por Marruecos hace vislumbrar "un embrión de un futuro más esperanzador que en otros países del norte de África como Argelia o Túnez".

El periodista Miguel Ángel Aguilar deseó un "Marruecos, fuerte, competititvo y moderno", y bromeó con el mal gusto del Gobierno español que invitó al "rancho de Aznar", en Quintos de Mora, al primer ministro marroquí, Driss Jettu. "Deberían haberlo rebautizado con el nombre de Quintos de Toro, porque a los marroquíes les molesta mucho que se les llame moros". No dejó pasar tampoco el turbio asunto de Perejil, "que subió la temperatura en este país hasta tal punto que pensamos que podíamos estar ante la batalla de Guadalete, la de las Navas de Tolosa o de la toma de Granada".

Mario Vargas Llosa firma ejemplares, ayer, en la caseta de EL PAÍS, en la Feria del Libro.

 / GORKA LEJARCEGI
Mario Vargas Llosa firma ejemplares, ayer, en la caseta de EL PAÍS, en la Feria del Libro. / GORKA LEJARCEGI

Mario Vargas Llosa agotó los libros

Trescientos cincuenta y tres autores firmaron libros el sábado y ayer otros tantos o más. Uno de los más firmadores fue Sabina, con su poemario Ciento volando de catorce (Visor), o su disco-libro, que tuvo colas impresionantes. Antonio Gala, Fernando Sánchez Dragó o Rosa Montero no le anduvieron a la zaga.

Vargas Llosa agotó el sábado los ejemplares de El paraíso en la otra esquina (Alfaguara) y hubo que reponer otros 300. Ayer, la cola que se le formó ante la caseta de EL PAÍS cruzaba el paseo de Coches. El psiquiatra Jorge Bucay firmó Amarse con los ojos abiertos y El camino de las lágrimas (RBA).

Los periodistas José Miguélez y Javier G. Matallanas dedicaron, en medio de una gran expectación, su Sentimiento atlético (Plaza & Janés) muy bien acompañados por Paulo Futre, Mono Burgos y Abel.

Lo más raro es que pusieran juntos, el sábado, en la Casa del Libro, a un excelente hispanista, Paul Preston, y a Pío Moa, autor del polémico libro Los mitos de la Guerra

Civil, en el que sostiene que el franquismo hizo mucho por asentar la democracia en España. Dos horas estuvieron sin dirigirse la palabra y Preston ni pestañeó cuando una mujer le dio a firmar el libro de Moa.

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