Corea del Norte admite por primera vez ante Estados Unidos que ya tiene la bomba nuclear
Washington da por concluidas las negociaciones con el régimen estalinista de Pyongyang
"Tenemos bombas nucleares, ¿Qué vais a hacer al respecto?". Fuentes diplomáticas estadounidenses confirman que ésa ha sido literalmente la manera en la que Corea del Norte ha admitido por primera vez que posee armas nucleares. El anuncio se produjo en el marco de las negociaciones con EE UU en Pekín, con la participación del Gobierno chino. Las conversaciones quedaron rotas, aunque Washington no las da por interrumpidas, sino por concluidas antes de tiempo.
"Nos han dicho lo que siempre hemos sabido, que tienen armas. No nos sorprende. Nosotros lo hemos dicho muchas veces. Ahora son ellos quienes lo admiten", dice un diplomático estadounidense que ha participado en las conversaciones de Pekín. Con todo, el anuncio de ayer constituye la primera ocasión en la que Corea del Norte reconoce públicamente haber fabricado armas nucleares. Los servicios de inteligencia de EE UU creen que Pyongyang tiene al menos dos bombas nucleares. Los expertos consideran que su estructura industrial podría permitir la fabricación de otras cinco o seis más si las instalaciones se dedican enteramente a fines militares.
Aunque algunas informaciones sugerían que Corea anunció también su disposición a realizar una prueba nuclear en el futuro inmediato, el Departamento de Estado corrigió esa filtración y aseguró después que la delegación norcoreana "nunca usó la palabra 'probar', aunque tenemos que revisar la traducción". El Pentágono cree que Pyongyang no malgastará una de sus dos bombas nucleares en una prueba cuyo único objetivo sería demostrar que tiene lo que todo el mundo sabe que tiene.
Las conversaciones deberían haber continuado a lo largo del día de hoy, pero concluyeron ayer de manera precipitada. Los representantes estadounidenses trataban de explicar anoche que el fin del diálogo no es una ruptura, sino un cierre anticipado. El secretario de Estado, Colin Powell, anticipó futuros contactos bilaterales entre EE UU y China y entre China y Corea del Norte, pero sugirió que es difícil volver a sentarse pronto en la misma mesa que los norcoreanos. Según Powell, el régimen de Kim Jong-il no debería "marcharse de estas negociaciones de Pekín con la más mínima impresión de que EE UU, sus aliados y los países de la región van a sentirse intimidados por declaraciones belicosas, por amenazas o por acciones, por mucho que ellos piensen que les sirven para lograr más atención o para forzarnos a hacer concesiones. Harían mal en moverse en esa dirección", aseguró Powell.
Las conversaciones de Pekín eran el primer contacto directo entre EE UU y Corea del Norte desde que empeoró su relación en octubre, cuando quedó demostrado que ese país había reactivado el programa nuclear que se comprometió a frenar en 1994. Corea del Norte quiere mantener un diálogo con EE UU sobre el bloqueo económico, pero la Casa Blanca sólo deseaba implicarse en esa conversación si el problema nuclear estaba en la mesa de debate y si en ella están sentados otros países, como Corea del Sur, China o Rusia. Logró ese objetivo con la presencia de Pekín, pero no ha servido de mucho.
La agencia norcoreana emitió ayer un comunicado en el que hablaba de una "situación tan tensa que la postura de EE UU puede desencadenar una guerra en cualquier momento". Pyongyang, con el apoyo de Pekín, luchó contra EE UU en la guerra de Corea (1950-1953). Pyongyang y Washington no tienen relaciones diplomáticas formales y técnicamente, según algunos historiadores, todavía están en guerra. Kim Jong-il quiere un tratado de no agresión con la Casa Blanca que levante las barreras comerciales; EE UU sólo quiere ese acuerdo si incluye un compromiso de no proliferación nuclear. Aunque Bush incluyó a Corea del Norte en su eje del mal, siempre ha mostrado una extraña disposición a resolver este enfrentamiento por la vía diplomática.
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