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China reconoce la gravedad de la neumonía y admite 339 casos en Pekín

El ministro de Sanidad y el alcalde de la ciudad han sido destituidos de sus cargos en el partido

Tres días después de que el presidente chino, Hu Jintao, diera instrucciones de acabar con el secretismo que ha rodeado la neumonía asiática, las autoridades sanitarias revelaron ayer un fuerte incremento en el número de infectados. Según dijeron, en Pekín hay en total 339 enfermos y han fallecido 18 personas, frente a los 37 y cuatro declarados hasta el sábado pasado, respectivamente. El embarazoso anuncio les ha costado el puesto en el Partido Comunista al ministro de Sanidad y al alcalde de Pekín. En un intento de prevenir la propagación de la enfermedad, el Gobierno ha suspendido además la semana de vacaciones del 1 de mayo, que habitualmente desplaza a decenas de millones de chinos por el país.

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Durante semanas lo habían advertido algunos médicos chinos, y el miércoles pasado lo corroboró la Organización Mundial de la Salud (OMS): el número de afectados por la neumonía atípica es muy superior la que las autoridades sanitarias han declarado. Ayer, sometida a una gran presión internacional y afectada por las graves consecuencias económicas de la epidemia, China intentó lavar un poco su dañada imagen.

Gao Qiang, viceministro de Sanidad, admitió que 339 personas padecen el denominado síndrome respiratorio agudo grave (SARS) y que existen 402 casos sospechosos en Pekín. La capital china se convierte así en el tercer lugar del mundo más castigado por la enfermedad después de la provincia de Guang-dong y Hong Kong.

El portavoz ministerial calificó la situación en la capital de "muy seria" y reconoció que puede empeorar, ya que "el sistema sanitario preventivo en China todavía es muy débil". La enfermedad se ha cobrado hasta ahora 79 vidas en China y ha infectado a 1.807 personas, de las cuales 1.165 han sido dadas de alta.

Gao culpó del salto en las cifras a un sistema sanitario incapaz de hacer frente al inesperado brote de neumonía, cuyo primer caso fue detectado el pasado noviembre en Guang-dong. "El diagnóstico ha sido bastante difícil. La preparación del Ministerio de Sanidad para manejar problemas repentinos de salud pública es insuficiente y los esfuerzos para contrarrestar la epidemia han sido pocos", confesó. "Después de estallar el brote, no había un sistema unificado de recolección de datos para acumular y registrar la enfermedad a escala nacional". Unos términos que parecían calcados de los utilizados por la OMS durante la presentación a la prensa de los problemas que había detectado durante sus inspecciones en Pekín.

Gao negó que se hayan ocultado de forma deliberada casos de SARS hasta ahora. Y aseguró que las nuevas cifras incluyen los internados en los hospitales militares. El viceministro prometió que China comenzará a suministrar datos actualizados diariamente sobre el avance de la enfermedad en lugar de cada cinco días como ha estado realizando últimamente.

Poco tiempo después de su comparecencia, el Gobierno anunció que Zhang Wenkang, ministro de Sanidad, y Meng Xuenong, alcalde de Pekín, han sido destituidos de sus puestos en el partido, una decisión que presagia una posible pérdida de sus cargos gubernamentales. Según algunos analistas, la medida tiene un doble objetivo. Por un lado, servir de advertencia para aquellos líderes que pretendan ocultar la situación en sus provincias, y por otro mostrar a la comunidad internacional que China se ha tomado finalmente en serio la lucha contra la enfermedad.

Sin embargo, el ejercicio de transparencia efectuado ayer por el Gobierno sólo ha afectado a la capital china. Y no es allí donde pueden producirse los mayores problemas, según la OMS. El organismo internacional ha mostrado gran preocupación por la situación en las provincias más alejadas, que carecen de capacidad financiera suficiente y tienen un sistema sanitario básico, aunque el Gobierno ha asegurado que dará el apoyo financiero necesario a quienes contraigan la enfermedad.

Con objeto de evitar que la neumonía se propague por el país, Gao Qiang anunció la suspensión de la semana de vacaciones de la fiesta del Día del Trabajo, el 1 de mayo. "El propósito es evitar el flujo masivo de gente, que podría conducir a la propagación de la enfermedad. Aunque esta medida causará grandes pérdidas a la industria del turismo, la vida y la salud de la gente están por encima de todo", dijo.

Un equipo de médicos atiende a un paciente de neumonía en Guangzhou, al sur de China.
Un equipo de médicos atiende a un paciente de neumonía en Guangzhou, al sur de China.ASSOCIATED PRESS

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