"Severos castigos" a quienes oculten la enfermedad

China está reaccionando a las acusaciones internacionales sobre el secretismo con que ha gestionado el brote de neumonía asiática que estalló en el sur del país en noviembre pasado y que se ha cobrado al menos 184 vidas e infectado a 3.500 personas en todo el mundo.

El primer ministro, Wen Jiabao, ha amenazado con "castigar severamente" a cualquiera que oculte casos o retrase la información sobre la enfermedad porque "este asunto afecta a la salud y la seguridad de la gente". Wen hizo estas declaraciones el pasado viernes durante una visita realizada a varias escuelas de Pekín para verificar las medidas de prevención.

El día anterior, el presidente chino, Hu Jintao, durante una reunión de emergencia del Comité Permanente del Buró Político del Partido Comunista de China (el mayor órgano de poder del país), instó a todos los miembros del partido y a los funcionarios del Gobierno a convertir en prioritario el control de la neumonía.

Según Hu Jintao, el denominado síndrome respiratorio agudo grave (SARS) "está teniendo un gran impacto en la salud y las vidas de la gente y en la reforma, el desarrollo y la estabilidad de China". El comité advirtió contra aquellos que oculten casos y pidió una información precisa, a tiempo y honesta sobre la epidemia. Como consecuencia, se prevé que en los próximos días se produzca un fuerte aumento de las cifras de afectados.

Presión internacional

La reacción de los dirigentes chinos se ha producido en medio de la presión internacional y justo después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijera el pasado miércoles que Pekín está ocultando la magnitud de la crisis. La OMS aseguró que sólo en la capital el número de infectados es entre tres y seis veces superior al declarado por las autoridades sanitarias (37 casos). Muchos países han acusado a China de haber agravado la propagación de la neumonía con su secretismo.

La reacción del Gobierno se ha visto acelerada por el creciente efecto que la crisis está teniendo sobre la economía. Vuelos cancelados, ferias internacionales suspendidas y ejecutivos que están abandonando el país ante la incertidumbre que rodea la enfermedad han decidido a las autoridades a actuar.

La situación se ha agravado particularmente en Hong Kong, que anunció ayer 12 nuevos fallecimientos, la mayor cifra en un solo día desde que detectó la enfermedad en febrero, y 31 nuevos enfermos. El número de víctimas mortales asciende a 81 en la ex colonia y el de infectados a 1.358. En un intento de frenar la propagación de la enfermedad, Vietnam está estudiando cerrar los 1.130 kilómetros de frontera que comparte con China.