Marías recupera una novela de juventud
'El monarca del tiempo', la tercera obra del escritor, se reedita en Reino de Redonda
Hace veinticinco años que El monarca del tiempo, la tercera novela de Javier Marías (Madrid, 1951), no se encontraba en las librerías. "Un cuarto de siglo de condena para cualquier delito literario es condena suficiente", asegura sonriente el escritor para justificar la reedición de una novela que se publicó en la editorial Alfaguara, cuando el autor tenía 27 años. "Hasta ahora no la había querido reeditar nunca", añade, y no porque odiara el libro, sino porque nunca ha estado muy convencido de recuperarla cada vez que alguna editorial se lo pedía.
El monarca del tiempo está dividida en cinco partes muy distintas: un ensayo, tres cuentos y una pieza teatral. "En su día la presenté como novela y desde entonces así ha permanecido. Pero si lo es o no, dadas sus muy extañas características, es algo que ahora me resulta indiferente". De hecho, en la edición publicada en 1978, en la solapa de El monarca del tiempo se le llamó libro. Lo recuerda la profesora de la Universidad de Venecia, Elide Pitarello, que ahora también repite como prologuista. "Mezclar géneros literarios dentro de una sola narración era la novedad de la década", asegura Pitarello, para la que, en estas breves historias, se fraguan los primeros ejemplos de los muchos personajes "pasivos e irresolutos" de este autor. "Criaturas fantasmales que, con febril imaginación, irán atendiendo a lo incógnito a través de esas alternativas a la praxis racional llamadas, por ejemplo, 'presentimiento de desastre' en Corazón tan blanco o 'encantamiento' en Mañana en la batalla piensa en mí".
"Si en su momento El monarca del tiempo pudo parecer el refinado divertissement de un joven novelista que -en la opinión de algunos- no parecía español, hoy produce vértigo comprobar que el nihilismo de las más célebres novelas de Marías no es un fruto de la madurez", añade en el prólogo Pitarello.
Textos autónomos
En estos cinco lustros, Marías ha reeditado algunas de sus partes como textos autónomos, dos de ellas como cuentos y una como ensayo. Pero en todo este tiempo han sido muchos los que le han pedido la novela o le han preguntado cómo reencontrarla: "Como no sea en una librería de viejo", respondía invariablemente a unos y otros, a los que no duda en calificar de coleccionistas.
De hecho, los escasos ejemplares de la novela que pululan por ahí, de esa primera edición, pueden venderse a precios "desorbitados" que, en algunos casos, rondan los 200 euros. La decisión última para volver a publicar la obra, prácticamente tal como fue concebida, tiene mucho que ver con el espíritu de coleccionista del propio autor, capaz de recorrer incansable catálogos y librerías "en busca de la última tontería que se le ocurriera escribir a Conrad, Isak Dinesen o Nabokov, por mencionar sólo a unos pocos con los que no me cabe comparación".
"Al coleccionista", concluye el autor de Los dominios del lobo, "llega un momento en que la calidad de una obra huidiza o rara le trae sin cuidado. Tan sólo quiere tenerla en su biblioteca".
La tirada de El monarca del tiempo, séptimo volumen editado por Reino de Redonda, es "tan modesta" -alrededor de 3.000 copias- como lo fue en la primera edición. Una tirada parecida, por otra parte, a la que tienen la mayor parte de los títulos publicados por esta editorial, que se llama Reino de Redonda porque ese fue el nombre que Cristóbal Colón eligió para una pequeña isla de las Antillas que fue morada de monstruos y escondite de contrabandistas.
De los libros, de pastas duras y colores sobrios de esta colección, se han suprimido en las ultimas ediciones las ilustraciones de color por razones económicas. "Ésta no es una editorial convencional", aclara el autor de Negra espalda del tiempo. Se trata, cuenta, de un sello modesto creado para mantener viva la memoria de algunos de sus antecesores literarios y para publicar lo que él quiera con un lema que rinde homenaje a Ovidio: ride si sapis, que quiere decir ríe si sabes.
Pese a que recibe cartas de gente que le pide empleo, los libros se cocinan entre el propio autor y Carmen López, encargada de la edición.
Hadas, duendes y fantasmas
Javier Marías asegura que siempre ha sido muy cuidadoso como traductor. Durante los años que vivió en Oxford, intimó con un viejo profesor que a su vez había conocido a William Butler Yeats [Dublín, 1865-Roquebrune-Cap-Martin (Francia) 1939] . En esa época realizó la traducción de los relatos incluidos en El crepúsculo celta, publicados con La rosa secreta por la editorial Alfaguara, en los años ochenta. Marías ha decidido recuperar ahora esos textos sin apenas retoques para la editorial Reino de Redonda, y así contribuir a que se conozca mejor la faceta como prosista del poeta que ganó el Premio Nobel. La voluntad de los herederos del poeta, que militó en las filas del independentismo irlandés, era que ambos libros se publicaran conjuntamente.
La activa vida de los muertos, los bosques, espesos y silenciosos, habitados por duendes, musas, caballeros y juglares transitan por los dos libros. El crepúsculo celta es más un conjunto de episodios que un libro de relatos. "Muchos proceden de historias o leyendas que Yeats escuchó en la provincia de Sligo, donde pasó su infancia", recuerda Marías.
Junto a la innegable calidad de los textos, el traductor destaca como "muy interesantes" algunas de las reflexiones que el poeta incluye en algunos de los relatos. Cita, como ejemplo, una frase de uno de los cuentos de El crepúsculo celta en la que Yeats duda sobre la percepción última que tenemos de las personas: "Uno de los grandes problemas de la vida es que no podemos tener ninguna emoción pura. Siempre hay en nuestro enemigo algo que nos gusta y en nuestro amor algo que nos desagrada. Es este enredo químico lo que nos hace viejos y nos arruga la frente y hace más profundos los surcos de nuestros ojos".
El crepúsculo celta y La rosa secreta fueron escritos en los años en que William Butler Yeats "decidió su estética, su moral de vida, sus convicciones religiosas y políticas", cuenta en el prólogo el escritor Juan Villoro, quien califica al Yeats de estos dos libros "como un adelantado de los años sesenta" que opta por una literatura de claroscuros.
Villoro deja constancia en el prólogo de la peculiar vida amorosa del poeta -casi septuagenario se sometió a una operación para recuperar el vigor sexual-, de sus veleidades esotéricas -perteneció a la secta La búsqueda del amanecer dorado- y fue un acérrimo partidario de las rebeldías elegantes. Hijo de un filósofo y pintor, Yeats creció a la sombra de su madre "que amaba a Irlanda en la misma medida que odiaba todo lo inglés". En la lápida colocada en su tumba puede leerse el siguiente epitafio: "Jinete, echa una mirada sobre la vida, sobre la muerte y sigue adelante".
Marías reconoce que Yeats ha contribuido a crear un territorio literario llamado Irlanda, en el que la realidad tiene su ficción.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.