Ronaldo despeja el horizonte del Madrid
El brasileño confirmó la victoria sobre el Depor con su gol tras una espléndida jugada con Roberto Carlos, Zidane y Raúl
El Madrid despejó ante el Deportivo su horizonte en la Liga. Le favorecieron los resultados de la jornada y no dejó escapar la victoria ante un equipo que le traía pésimos recuerdos. Esta vez no hubo proeza del Deportivo en Chamartín porque las figuras del Madrid hicieron el trabajo de rigor, que no es otro que ganar partidos. Esta vez, Ronaldo se encargó de marcar diferencias. Pero pudo ser cualquiera de los que participaron en la sensacional jugada del segundo gol: Roberto Carlos, Zidane, Raúl y el crack brasileño. Al Deportivo no le alcanzó con su honorable sentido colectivo del juego para detener el fulgor de unos jugadores que no se detienen ante el gol.
A estas alturas, el Deportivo no engaña a nadie. Es un monumento al equilibrio. Funciona de memoria en todo lo que supone coordinación, ayudas y funcionamiento colectivo. Tiene mérito que Irureta lo consiga en un equipo de egos considerables, integrado por jugadores quejosos, algunos irremediablemente individualistas. Pero el equipo actúa como tal, ajeno a los reproches que se escuchan en su entorno. Aunque el Deportivo se pareció a la idea que se tiene de él, se encontró con dos problemas: la faltó Valerón cuando más lo necesitaba y no logró detener la explosiva contundencia del Madrid, que se impuso sin demasiadas dificultades. Con delanteros como Ronaldo, que ante el gol ofrece la misma seguridad que guardar el dinero en el Banco de España, existen garantías que no tienen los demás equipos. Y cuando no le toca a Ronaldo aparece Raúl. Al final, el Madrid casi siempre resulta incontrolable. El Deportivo le jugó con mucha academia, mucha táctica y mucho cuidado. No le sirvió de nada.
REAL MADRID 2 - DEPORTIVO 0
Real Madrid: Iker Casillas; Míchel Salgado, Helguera, Pavón, Roberto Carlos; Flavio, Makelele; Figo (Miñambres, m. 91), Raúl, Zidane (Guti, m. 68); y Ronaldo (Solari, m. 83).
Deportivo: Molina; Héctor (Víctor, m. 68), Naybet, Andrade, Romero; Scaloni, Mauro Silva, Sergio, Fran (Luque, m.57); Diego Tristán (Valerón, m.57) y Makaay.
Goles: 1-0. M.45. Centro de Michel Salgado, que tras un rebote controla Ronaldo y su pase al centro del área lo remata Zidane.
2-0. M. 50. Gran pase de Zidane con el exterior del pie derecho a Ronaldo, que controla en un solo toque y bate por raso a Molina.
Arbitro: Alberto Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó a Héctor (m.21) y Figo (m.40).
Unos 75.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.
Sin desplegar su mejor fútbol, pero con momentos exquisitos, el Madrid fue superior incluso cuando no lo parecía. El Deportivo le comprometió en el arranque. Llevó sus líneas hasta el campo madridista, impidió la limpia salida del balón, obligó a Zidane a retrasarse más de lo debido, hizo los deberes en definitiva. Sin embargo, el Madrid encontró la manera de llegar al área de Molina. Lo hizo a golpe de ingenio, o en contragolpes, con la sensación de producir ocasiones en cualquier instante. Es evidente que no le hace falta jugar bien para abrir diferencias y está claro que sus rivales terminan frustrados ante esa realidad. El mejor Deportivo no logró inquietar al Madrid y terminó apuradísimo en varias jugadas de las estrellas locales, con Ronaldo a la cabeza. Era cuestión de tiempo el gol, protagonizado por Ronaldo en tres acciones sucesivas, algunas poco habituales en el astro brasileño.
El gol nació de un tiro libre del Deportivo. Así es de peculiar el fútbol. Lo ejecutó mal y permitió que Ronaldo se adelantara a Naybet para lanzarse a una carrera de 80 metros. La defensa del Deportivo actuó a última hora y arrebató la pelota al delantero madridista. Se equivocó Naybet de nuevo en su frívolo taconazo, aprovechado por Ronaldo para comenzar la elaboración de la jugada del gol. El balón fue de izquierda a derecha, hasta Míchel Salgado, autor de un partidazo y del centro que controló Ronaldo en el segundo palo. De ahí siguió el pase a Zidane y el remate del primer tanto. Más que nada fue un monumento a la actividad de Ronaldo.
Antes del gol el partido había caído en la paradoja. El Deportivo parecía que controlaba y el Madrid controlaba de verdad. De lo contrario, no se explica la ausencia de ocasiones del equipo gallego. No las tuvo porque Tristán fracasó en el puesto de Valerón, que debería ser el primer titular del Deportivo. Primero, Valerón, y después, cualquiera. Y tampoco las tuvo porque los centrales del Madrid funcionaron como relojes. Helguera atraviesa su mejor momento como futbolista, con una plenitud que se manifiesta en todas sus intervenciones. Atrás ha quedado, o eso parece, el futbolista con la peligrosa tendencia a las distracciones gratuitas. No se las puede permitir como central y no se las permite. A su lado, Pavón no concedió un metro a Makaay, que sólo tuvo una oportunidad a última hora, cuando el Madrid había puesto los dos goles de ventaja.
Sin Valerón, al Deportivo le faltó creatividad y pase. Hubo cosas interesantes del exquisito Fran, pero todo se desarrolló lejos del área del Madrid. Para Molina el partido fue más complicado. El Madrid le llegaba con la suficiente frecuencia para temerse lo peor. El gol de Zidane vino a confirmarlo. Que se produjera en el último minuto del primer tiempo favoreció los intereses del Madrid. Que Ronaldo marcara en el arranque del segundo fue decisivo para cerrar la victoria. Un espectacular gol, por cierto, lleno de sabiduría en el pase de Zidane, de astucia en el amago de Raúl y de clase en el control y en el remate de Ronaldo, cuya aportación a este Madrid es cada vez más relevante. Ese tanto puso sordina al ingreso de Valerón por Tristán y al de Luque por Fran. Fueron los dos jugadores más activos del Deportivo en la última fase del encuentro, pero ya era demasiado tarde. Su equipo se había encontrado con la última versión del Madrid, la que asusta a sus adversarios. Juegue bien, mal o regular, nada le detiene ante el gol.
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