Subidón de adrenalina para llegar a la UEFA

El Sevilla se impuso ayer al Alavés en su escenario preferido, un final de partido cargado de adrenalina, vértigo y velocidad ante un rival que, injustamente, pagó en su valienta segunda parte la racanería con la que arrancó el partido.

El planteamiento de inicio de Mané, con tres centrales y tres centrocampistas defensivos, fue castigado con escasa severidad por el gol de Casquero, que desde dentro del área batió a Juan Pablo inapelablemente.

En la segunda parte, el Sevilla arrancó dormido, el Alavés dio un paso al frente con la manija cogida por Pablo y encontró una recompensa temporal. Dos despistes de la defensa local permitieron al equipo vasco alcanzar el oasis de la remontada, con sendos testarazos de Rubén Navarro y Astudillo.

Los locales trataron de recuperarse de la torrija que agarraron en el descanso con más corazón que cabeza. Y en una de esas, el árbitro resolvió una melé en el área con penalti a favor del Sevilla. El gol y la tangana previa al lanzamiento revolucionaron el partido, que vivió diez minutos finales de locura.

Y la puntilla para el Alavés, con el público volcado y empujando al Sevilla, llegó con el autogol de Abelardo, que desvió el despeje de su portero a un tirazo de Machlas. Así, a base de adrenalina, el Sevilla ya se ve a un paso de la UEFA.