_
_
_
_
_
AMENAZA DE GUERRA

Irak inicia la destrucción de los misiles

El portavoz de los inspectores anuncia que ha reanudado las entrevistas con científicos iraquíes

Ángeles Espinosa

Irak inició ayer la destrucción de los misiles Al Samud 2 dentro del plazo que le había dado la ONU. Así lo confirmó anoche en Bagdad el vicedirector de la Comisión de Desarme, Dimitri Perricus. Responsables iraquíes trasladaron cuatro de estos cohetes al campo militar de Al Tayi, a 40 kilómetros al norte de Bagdad, donde al menos uno quedó inutilizado. El mismo destino espera a otro centenar. El ritmo con el que se proceda su eliminación será un indicador del interés iraquí por cerrar ese asunto.

"Hemos pedido empezar por los misiles que se encuentran desplegados, en diferentes fases, y luego seguiremos con los que aún no tienen las ojivas montadas", explicó Perricus. El responsable de Unmovic, que llegó a Bagdad a negociar los detalles, confirmó que habían alcanzado un acuerdo sobre el calendario de desmantelamiento del programa misilístico, aunque rechazó dar fechas.

Más información
DIARIO DEL CONFLICTO
Bush no desea ir a la guerra solo si hay oposición frontal en la ONU
Los 22 países de la Liga Árabe llaman al desarme de Irak sin recurrir a la guerra
Blair, el vulnerable soldado cristiano
El Parlamento turco bloquea el despliegue militar de 62.000 soldados estadounidenses
Jordania instala campamentos para acoger a unos 100.000 refugiados
¿Qué aprendimos de la primera guerra del Golfo?
Fervor napoleónico
Manifestaciones contra la guerra en Francia y Alemania
Bagdad destruye seis nuevos misiles Al Samud 2 y un molde para su fabricación

"No existe tiempo límite; depende de los iraquíes", subrayó el científico griego, que se mostró convencido de que "cuanto antes lo hagan, mejor para ellos". Aun así, Perricus consideró poco realista que puedan terminar para el viernes, día en el que está convocado el Consejo de Seguridad. "Técnicamente no es fácil acabar con los misiles, sus lanzaderas, componentes y el resto de los equipos; tal vez sea posible en dos semanas, pero no en cuatro o cinco días".

El número dos de Unmovic se negó a concretar el número exacto de misiles que van a destruir. "Todos", declaró antes de asegurar: "Sé cuántos hay desplegados, pero no voy a decírselo porque no es relevante". Fuentes del espionaje británico estiman que hay 50 Al Samud desplegados y otros tantos en diferentes fases de producción. Ante la insistencia de los informadores, Perricus aceptó que un centenar "es un número razonable".

Depende del ritmo

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

"Estoy contento de que haya comenzado el proceso", manifestó este inspector, quien, sin embargo, estimó que "es pronto para pronunciarse" sobre si eso indica un cambio de actitud en la cooperación iraquí. "Habrá que esperar a ver el ritmo", añadió prudente.

El primer misil prohibido quedó hecho añicos bajo el rodillo de una apisonadora un poco antes de las seis y media de la tarde (dos horas menos en la España peninsular). Era el final de una jornada no exenta de peripecias, como dejó entrever Perrricus. Antes se había desmontado la ojiva, cuya carga explosiva habrá de vaciarse o hacerse estallar en algún lugar seguro.

"Hubiéramos preferido detonarlos, pero la propuesta de los iraquíes fue aplastarlos", dijo el científico griego; "no somos los propietarios, y con tal de que se destruyan, el propietario tiene derecho a elegir el método". Perricus no escondió que el sistema por el que han optado los iraquíes es mucho más lento que la detonación.

El arranque del proceso se alargó aún más porque la primera apisonadora disponible carecía de la fuerza necesaria para la tarea y hubo que esperar a que se encontrara otra más adecuada. "Por eso no puedo confirmar que se haya acabado aún con los otros tres", añadió el responsable de la ONU, dando a entender que los trabajos proseguían a última hora de la tarde.

Además, otro equipo de inspectores supervisó, en un lugar al sur de Bagdad, la destrucción de uno de los dos hornos de fundición para fabricar los depósitos de combustible líquido con los que se impulsan los Al Samud. "La parte iraquí ha aceptado las exigencias: destrucción de los misiles desplegados, de los que están pendientes de desplegar y de sus componentes y repuestos", dijo Perricus.

La operación de desmantelamiento incluye además la maquinaria para fabricar las piezas de los misiles, programas informáticos, diseños y documentos relacionados con el proyecto. "No destruimos científicos", se vio obligado a responder el responsable de inspectores cuando en el alud de preguntas sobre distintos elementos una periodista deslizó a los técnicos que fabrican los misiles. Reconoció, no obstante, que sólo si se les destina a otro trabajo se tendrá la seguridad de que han abandonado el programa ahora prohibido.

También van a inutilizarse las lanzaderas, pero no las plataformas de lanzamiento, "porque no son exclusivas de los Al Samud". Las apisonadoras tampoco entrarán en la instalación de prueba de motores de Al Rafah, denunciada por Colin Powell como ejemplo de actividades prohibidas por el alto el fuego de la guerra de 1991. Respecto a la producción de misiles, el científico griego expresó su "confianza de que haya cesado", aunque admitió no tener datos.

Por su parte, el portavoz de los inspectores, Hiro Ueki, anunció que Unmovic había reanudado las entrevistas privadas con científicos iraquíes. Un biólogo y un ingeniero aceptaron la convocatoria sin la presencia de una tercera persona y sin grabadora en la noche del viernes. Otras dos citas se habían fijado para anoche. Las entrevistas se suspendieron a partir del 14 de febrero ante la negativa de los científicos iraquíes a comparecer a solas ante los expertos de la Comisión de Desarme.

"El mejor momento para presionar en este sentido es justo antes de una convocatoria del Consejo de Seguridad", señaló Perricus; "se ve entonces un cambio de actitud en la gente a la que citamos, que es sin duda un signo positivo". El desmantelamiento de los misiles y la reanudación de las entrevistas, dos de las exigencias centrales de los inspectores, también van a influir esa reunión del viernes.

Soldados iraquíes, ayer, durante la llegada de los inspectores de la ONU a una empresa en el área de Falluja.
Soldados iraquíes, ayer, durante la llegada de los inspectores de la ONU a una empresa en el área de Falluja.EPA

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_