La oposición en bloque acusa al Gobierno de querer llevar España a la guerra con o sin aval de la ONU
Palacio enfatiza que el Ejecutivo es "coautor activo" de la nueva propuesta de resolución
La oposición no concede un ápice de credibilidad al Gobierno. Ante la ministra de Asuntos Exteriores, nacionalistas e izquierda coincidieron ayer en el Congreso en su convencimiento de que el Ejecutivo llevará a España a la guerra junto a Estados Unidos y contra Irak con o sin aval de la ONU. También fue general la acusación de que el Gobierno engaña a los ciudadanos. Ana Palacio rechazó las dos imputaciones, pero defendió con énfasis que España ha sido "coautora activa" del proyecto de resolución presentado, con Estados Unidos y Reino Unido, ante el Consejo de Seguridad de la ONU en términos de ultimátum a Sadam Husein. La ministra explicó también sus discrepancias con la propuesta alternativa de Francia, Alemania y Rusia.
Guardans pregunta si Aznar telefonea a líderes de otros países en nombre de Bush
En la sala Cánovas del Congreso de los Diputados, la ministra escuchó ayer de la oposición las diatribas más feroces que ningún Gobierno haya soportado con semejante unanimidad.
Su comparecencia voluntaria en la Comisión de Exteriores reforzó la imagen de la oposición unida como una piña en una especie de competición por ver quién lanzaba la descalificación más gruesa al Gobierno y a su posición. Todos dieron por descontado que habrá ataque contra Irak y que España tendrá que participar, sin posible marcha atrás.
Abrió el fuego Luis Mardones, en nombre de Coalición Canaria. Aseguró que aunque "nueve votos del Consejo de Seguridad traten de dar apariencia de legalidad al ataque, va a ser lamentable".
Guillerme Vázquez, del BNG, le espetó a Palacio que al Gobierno "le importa un bledo la opinión de la calle", e Iñaki Anasagasti (PNV) reiteró la idea de que el proyecto de resolución del Consejo de Seguridad que ha copatrocinado España es "un cheque en blanco para la guerra".
Felipe Alcaraz, portavoz de IU, volvió a la idea del engaño a la ciudadanía, en términos muy castizos: "¿Por qué no dejan de tomarle el pelo al pueblo? ¿Por qué no dejan de cantinflear?. Ustedes representan la guerra ya, la guerra de inmediato".
La oposición trató de acorralar al Gobierno con dos preguntas: qué pasará si el Consejo de Seguridad no acepta la resolución propuesta por España con EE UU y el Reino Unido y qué planes tiene España para después de la guerra.
Alcaraz fue el primero en preguntar cómo puede maniobrar el Ejecutivo español si el Consejo de Seguridad rechaza la resolución. Pero fue Ignasi Guardans, portavoz de CiU, quien dedicó más tiempo a formular la que calificó de "gran pregunta". "¿Y si no les votan esa resolución, qué? ¿El Reino de España dónde estará ante esa situación?".
El socialista Manuel Marín hurgó en la herida de que el Gobierno ha decidido acompañar la acción bélica de Estados Unidos. "Aznar ha vuelto a tirar los dados", dijo, "y ha salido la misma jugada, guerra, porque esos dados están trucados, son los dados del señor Bush".
También expresó el convencimiento de que la actitud gubernamental no tiene marcha atrás: "Ustedes necesitan desesperadamente una segunda resolución del Consejo de Seguridad. Si sale, sale; si no, a la guerra en cualquier caso". Para Marín, Aznar "se dedica a reclutar votos para la guerra de Bush".
Antes Guardans, por el grupo catalán, le recordó a la ministra una información del estadounidense Wall Street Journal , según la cual Aznar ha hecho "docenas de llamadas a líderes europeos, árabes y latinoamericanos en nombre del señor Bush". Guardans barrenó dialécticamente a partir de este dato y le dijo a Ana Palacio: "A usted debería preocuparle que se diga que están actuando 'en nombre de'. A mí me avergüenza". El Wall Street Journal es el diario que publicó el artículo de Aznar, Tony Blair y otros seis primeros ministros europeos a favor de la posición de Bush.
Tanta dureza había manifestado la oposición que la ministra se parapetó en su respuesta asegurando que no iba "a entrar a las provocaciones" y habló de "descalificaciones tan fáciles como mendaces". Palacio quiso negar que el Gobierno represente el bando de la guerra y la oposición el de la paz. Citó para ello al ministro de Exteriores danés, que en una reunión informal con colegas europeos afirmó, según la ministra, que quienes se empeñan en mantener que hay dos campos, el de la paz y el de la guerra, están dando facilidades al campo de la guerra.
Pero el eje central de la defensa de la ministra ante la oposición fue invocar la necesidad de que se exteriorice de forma evidente la "voluntad de desarme" del régimen iraquí. "Sin cooperación no hay desarme", dijo, y a partir de ahí argumentó que de nada valen más inspectores, más medios o más tiempo para que Sadam Husein acate el mandato de la ONU. Irak no ha manifestado esa voluntad imprescindible, según Palacio, y por tanto las posibles consecuencias serán de la exclusiva responsabilidad de Sadam Husein.
"Moderen las risas"
Pese a la elevada tensión, hubo tiempo también para las carcajadas. En cierto momento, la ministra se lanzó a explicar que el mundo ha cambiado radicalmente y que José María Aznar fue "uno de los primeros líderes mundiales que entendió el cambió". Hubo en la sala murmullos y risas. La ministra se detuvo y el presidente de la Comisión, el ex ministro Jesús Posada, se dirigió a los diputados en los siguientes términos: "Les ruego que moderen sus risas; no que las supriman, pero que las moderen".
En la réplica final, Alcaraz no resistió a la tentación de seguir la broma.Pidió a la ministra que trasmitiese un consejo a Aznar: "Dígale a Ojo de Lince que empieza a tener dioptrías".
La ministra sostuvo, ante la avalancha de críticas de la oposición, que España ha mantenido siempre la misma postura. Lejos de introducir algún matiz en el alineamiento con Estados Unidos y Reino Unido, enfatizó que "hemos sido coautores activos" de la propuesta de resolución.Luego respondió a las que la oposición consideraba como grandes preguntas.
¿Qué pasará el día después de la guerra? Pues, según Palacio, no debería pasar nada. Ella espera que "Sadam entienda el mensaje y se entre en una fase de inspecciones eficaces" que propicien el desarme total de Irak.
¿Y si no se aprueba la resolución? Igual rotundidad. La ministra espera "que no se tenga que votar, porque Sadam colabore", y si no lo hace está "convencida" de que se aprobará. Una respuesta más, y muy rotunda a la oposición: "No hay decisión de aportación militar de ningún tipo" por parte de España para el posible conflicto.
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