Un equipo catalán propone una disolución de agua oxigenada para limpiar las rocas
Un equipo de químicos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) presentó ayer un producto que puede ayudar a limpiar el chapapote impregnado en las rocas de las playas. Se trata de una disolución de agua oxigenada y sulfato de hierro, cuya mezcla, que puede costar aproximadamente dos euros el litro y es de fácil fabricación y aplicación, es inofensiva para el medio ambiente.
El descubrimiento, presentado ayer por José Luis Bourdelande, profesor del Departamento de Química de la UAB y director de la investigación, permite que el fuel se desprenda en pocos minutos cuando está en contacto con la disolución: el chapapote se despega de la piedra y flota en la superficie del líquido, con lo que se puede recoger mediante el sistema de aspiración. La luz natural acelera el proceso de limpieza hasta 10 veces, que puede prolongarse más o menos tiempo en función de la concentración de sulfato y del volumen de agua oxigenada.
Reactivo conocido
La disolución química, que es un reactivo conocido para purificar aguas residuales contaminadas por compuestos orgánicos, permite rascar la última película de chapapote en las rocas "que es lo más complicado de limpiar", según el director de la investigación, quien recuerda que el deterioro natural para que las rocas recuperen su aspecto anterior a la tragedia es de ocho a 10 años.
La investigación se inició el pasado diciembre, cuando Bourdelande supo que las manchas de fuel alcanzaban el litoral asturiano. "Yo he pasado mi infancia y mi adolescencia corriendo por la playa de Vidiego y estaba muy sensibilizado con lo que estaba pasando en las playas", señala. Decidió entonces ponerse en contacto con el alcalde de Llanes, quien le mandó muestras de chapapote y rocas manchadas. Tras diversas pruebas, descubrieron que una piedra manchada sumergida en la disolución de agua oxigenada y sulfato de hierro utilizada quedaba limpia en pocos minutos. "Como no podemos sumergir en la disolución las rocas de la playa, experimentamos en superficies inclinadas manchando de fuel la cara porosa de una baldosa. Después de unos minutos, el chapapote se hincha formando burbujas y pierde consistencia", según Bourdelande.
Si en el laboratorio universitario el método de limpieza ideado por los investigadores es totalmente eficiente, "otra cosa es ver como funciona en la dura realidad de las playas, donde hay variables como la meteorología", advirtió Bourdelande, quien señaló que el descubrimiento "es punto de partida esperanzador, pero es muy prematuro para avanzar una fecha de fin del chapapote".
El equipo de la UAB visitará la semana que viene la Universidad de Santiago de Compostela y comprobará con investigadores de este centro el resultado de la disolución en rocas de la zona.
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