El presidente de los productores españoles pide la dimisión de Marisa Paredes
Campoy dice que la gala de los Goya no es el foro adecuado para "machacar" al Gobierno
Eduardo Campoy, presidente de los productores, pidió ayer la dimisión de la presidenta de la Academia de Cine, Marisa Paredes, por la "politización" de la gala de los premios Goya del pasado sábado. Campoy aseguró que la ceremonia no es el foro adecuado para "machacar" al presidente del Gobierno y que ha provocado un daño irreparable en el cine español. "Fue todo un despropósito. Se hizo una utilización política minuto a minuto. Hoy se habla más del no a la guerra de Irak que de los éxitos de nuestro cine", dijo Campoy. Marisa Paredes declinó ayer hacer declaraciones y remitió a la reunión que hoy mantendrá la junta directiva de la Academia para tratar el asunto, mientras productores como Elías Querejeta se solidarizaban con ella.
La gala de los premios Goya del pasado sábado, en la que actores y directores expresaron en público su enérgica repulsa al Gobierno de José María Aznar y a la guerra de Irak, unida a la crisis que vive el cine español, ha creado una tormenta y una situación de crispación en el sector, que ayer se consumó con la petición de dimisión de la presidenta de la Academia de Cine, Marisa Paredes, por parte de Eduardo Campoy, presidente de FAPAE (Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España).
"Si el cine español quiere convocar una manifestación contra la guerra de Irak que lo haga, pero que no utilice la gala de los Goya, que es la plataforma de promoción de nuestra cinematografía. Hemos conseguido sólo polémica. Hoy [por ayer] se habla más del no a la guera de Irak de los cineastas que de los éxitos de nuestro cine. La ceremonia de los Goya no es el foro adecuado para manifestarse en contra de la guerra de Irak, por muy justa que sea la causa", explicó Campoy sobre su decisión de pedir la dimisión de Marisa Paredes como responsable de la ceremonia. Esta petición, realizada a título personal, será debatida en la próxima junta directiva de la FAPAE, convocada para la semana próxima. "En caso de no encontrar apoyo a mi propuesta, presentaré yo mismo la dimisión como presidente" añadió Campoy.
Una manifestación
Según el responsable de los productores, una gala de este tipo "no se puede utilizar para machacar ni al presidente del Gobierno ni a ningún otro". "Si quieren expresar su rechazo a la guerra contra Irak que convoquen una manifestación y quizás vayamos todos", añadió Campoy, quien, sin embargo, reconoció como positivo el tono institucional utilizado en el discurso de la presidenta de la Academia en el inicio de la ceremonia, en el que Marisa Paredes habló del miedo a la guerra y el dogmatismo. El presidente de la FAPAE reconoció ayer por la tarde no haberse puesto en contacto con Paredes para anunciarle una decisión tan drástica.
Por su parte, la Academia de Cine tratará hoy en la reunión habitual de su junta directiva las consecuencias de la gala. Será entonces cuando Marisa Paredes dé su opinión como presidenta. Ayer, como actriz, señaló a Radio Nacional que la ceremonia "fue más reivindicativa que en otras ocasiones, pero es que nosotros, los profesionales, no tenemos como única mira hablar del cine español, sino también de la realidad". "Ya basta de pensar que se puede callar a la gente. La gente es muy libre de decir lo que quiera", añadió Marisa Paredes.
La decisión de Eduardo Campoy causó sorpresa en el sector del cine y, concretamente, entre algunos productores. Nadie se esperaba una petición de estas características. Elías Querejeta, productor de Los lunes al sol y que el sábado subió al escenario a recoger el premio a la mejor película, al ser informado de la exigencia de Campoy exclamó: "¡Esto no puede ser!".
Querejeta pidió tiempo para enterarse de lo que había pasado y minutos después declaró: "Personalmente, estoy a favor de que en cualquier manifestación ciudadana se expresen sentimientos y pensamientos y por tanto que los cineastas digan lo que piensan con respecto a lo que les afecta en la vida y en su forma de entenderla". Luego se mostró más enérgico y aseguró que "si alguien pide la dimisión de Marisa Paredes por haber permitido esa manifestación política y humanística quiero expresar que ella cuenta con mi total solidaridad y que como miembro de la junta directiva de FAPAE, si ella dimite como presidenta de la Academia, yo dimitiré también".
Por su parte, Rodolfo Montero, el productor de El efecto Iguazú, premiado como mejor documental, se mostró sorprendido y en desacuerdo con la decisión del presidente de la FAPAE. "La gala ha estado politizada y no me parece bien que el guión de la Academia dejase en mal lugar a nuestros gobernantes, pero otra cosa es que los premiados expresaran sus opiniones con total libertad. No hay razones para pedir la dimisión de Marisa Paredes, porque, además, los productores sólo somos una parte pequeña de la Academia", aseguró Montero, que durante la gala mostró una paloma dibujada por sus dos hijos pidiendo la paz.
La audiencia
La gala de los Goya, retransmitida por La Primera de TVE y que entró en competencia con el partido de fútbol Atlético de Madrid-Barcelona que se retransmitía por La 2 y las cadenas autonómicas, fue vista por 2.422.000 espectadores, con un 19,3% de cuota de pantalla. El director general de RTVE, José Antonio Sánchez, manifestó que la audiencia ha sido la más baja de los últimos años y culpó de ello a que "la gala se convirtió en algo que no eran los Goya". Sánchez reconoció a la Cope que el guión de la gala obraba en poder de la cadena antes de su emisión, pero que eso no quería decir "que después se atenga a lo que está pasando".
El portavoz de los vocales del PSOE en el Consejo de Administración de RTVE, Miguel Ángel Sacaluga, calificó de "insólitas" las declaraciones de Sánchez. "Es la primera vez que veo a un director de RTVE alegrándose de los resultados de una audiencia que no fue la prevista. Lo que tiene que explicar es porqué está bajando la audiencia de los informativos desde la catástrofe del Prestige y quien dio la orden para no facilitar a las otras cadenas los momentos más combativos de la gala", dijo.
Un vídeo para Bush y Rumsfeld
"Vi la gala de los Goya. Me pareció fantástica. La pena es que no la vieran ni Bush ni Rumsfeld. Tendríamos que enviarles una copia del vídeo". Son palabras del director americano Paul Thomas Anderson, autor de Boogie nights y Magnolia, que ayer presentó en Madrid su película Punch-drunk love, con la que consiguió el premio a la mejor dirección en el festival de Cannes y que se estrena en nuestro país el próximo 7 de marzo. Thomas Anderson, uno de los jóvenes realizadores más impactantes del cine independiente americano, declaró su miedo por la escalada belicista en su país. "Me da miedo volver a casa. Llevo varias semanas fuera de mi país y no quiero volver. Los políticos son actores y quieren ser populares, pero resulta vergonzoso lo que está pasando. El nuestro es un país muy joven que está cometiendo muchos errores. La guerra sería el mayor de ellos", añadió Anderson.
No fue el único artista que se pronunció ayer sobre la polémica de la gala de los Goya. También Vicente Aranda, que no suele asistir a estas ceremonias, aseguró ayer que esta vez le habría gustado. El director de Juana la Loca se mostró "solidario" con lo sucedido y declaró: "Me alegraron el alma y, por fin, esta gala ha servido para algo".
Uno de los presentadores, El Gran Wyoming, aseguró también ayer que fue "un espectáculo espontáneo y que prueba de ello es que los más radicales en sus manifestaciones fueron los premiados". Otra de las presentadoras, la actriz Blanca Portillo, reclamó como tribuna de los actores la ceremonia de los Goya. "Para que los que nos dedicamos a esta profesión podamos decir lo que queramos, porque nosotros no tenemos el Congreso".
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