La vieja Europa contesta al señor Rumsfeld
Los intelectuales franceses y alemanes critican la simplicidad de los argumentos estadounidenses
- Jürgen Habermas, filósofo. La concepción secular de sí mismo del Nuevo Mundo se nutre de una herencia cristiana, de la toma de partido por el ordo rerum novarum. No fueron los peores espíritus de Europa los que se dejaron contagiar por el pathos de un nuevo comienzo -y aún más después de 1945. En aras de este espíritu americano se ha impuesto entre nosotros una forma de pensamiento normativa contraria a las viejas mentalidades- contra el cinismo de la política realista de los que están de vuelta, contra la crítica cultural conservadora de los sutiles, y contra el pesimismo antropológico de aquellos que apuestan por el empleo de la fuerza y las instituciones del poder. Se trata de una extraña inversión de los frentes anteriores cuando Rumsfeld -el político partidario de los "cambios de régimen" impuestos desde fuera y el teórico del "ataque preventivo"- llama a esta nueva Europa "la vieja". En su responsabilidad se encuentra una doctrina de seguridad que se burla de los fundamentos del derecho internacional. Al criticar a sus amigos europeos se le enfrentan los propios y abandonados ideales americanos del siglo XVIII. Del espíritu de aquella ilustración política surgieron la Declaración de los Derechos Humanos y la política de derechos humanos de Naciones Unidas, y surgieron también esas innovaciones del derecho internacional que parecen tener más eco hoy en Europa que en un Nuevo Mundo que hoy da la impresión de ser bastante viejo.
- Peter Sloterdijk, filósofo. Hay que estarle agradecido al ministro de guerra Rumsfeld: es la pura verdad que Francia es un problema y que Alemania es un problema. Por desgracia, las declaraciones del ministro no contienen ninguna señal de que haya intentado comprender la naturaleza del problema. Pero al menos coloca juntos a los dos países que han dicho no y los coloca enfrente del grupo de más países que ha dicho sí, con el resultado de que Europa aparece dividida en un campo compatible con Bush y uno incompatible. Esto está muy claro, aunque esté equivocado. Reconozcámoslo: es cierto que hay una división en el mundo occidental, pero la línea divisoria no se reconoce bien en las vulgaridades expresadas por Rumsfeld. La vieja Europa, representada honrosamente por Francia y Alemania, es la fracción avanzada de Occidente, que se ha vuelto, bajo la impresión de las lecciones del siglo XX, partidaria de un estilo cultural posheroico -y de la política correspondiente-. Del otro lado se encuentran los Estados Unidos, atrapados por las convenciones del heroísmo. Unos héroes del tipo de Rumsfeld o de Bush están imbuidos de la creencia de que la violencia es lo que hace libre, y que la cultura y la ley sólo son válidas en época de bonanza. La discusión se centra sobre el sentido de la realidad: Rumsfeld opina que Estados Unidos ejecuta una "política realista"; los problemáticos de Europa piensan más bien que el "infantilismo realista" se ha hecho con el poder en Washington.
- André Glucksmann, filósofo. La llamada postura común de Francia y Alemania no es común más que en apariencia. Schröder ha declarado que su país no participará bajo ninguna circunstancia en una guerra contra Irak. Chirac ha dejado abierta esta cuestión. No hay ningún compromiso acordado en común -sólo están de acuerdo en quedarse al margen-. Francia y Alemania están de acuerdo en no emprender ninguna acción contra Putin. Y se limitan a mirar cuando la representante de Libia es elegida para la dirección de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, lo que ya es bastante extraño. Hemos llegado al punto cero del compromiso y llegamos al infinito en el campo de la capacidad de capitular. En cuanto a Irak, yo estoy de acuerdo con Salman Rushdie: ese país está dominado por un tirano. El pueblo tiene derecho a que lo liberen de él. Lo que me asombra es el hecho de que mucha gente salga a la calle para protestar contra una guerra que hasta ahora sólo ha sido virtual. Y que nadie proteste contra la guerra real, como la que conducen los rusos en Chechenia; una guerra con los métodos del terror y contra la población civil.
- Jacques Derrida, filósofo. Puedo resumir mi reacción en pocas palabras: encuentro que esta declaración es escandalosa, chocante y significativa. Es significativa porque muestra la ignorancia de lo que Europa fue, de lo que es y de lo que será. La afirmación del secretario de Defensa ilustra precisamente, aunque ello sea involuntario, cuán urgente es la tarea de la unificación europea.
- Paul Virilio, filósofo. ¿Viejo continente? Dejen que me ría. Es el Gobierno de Bush el que quiere hacer una guerra de otra época en una situación en que, tras el atentado al World Trade Center y con la presencia del superterrorismo, se enfrenta a retos totalmente nuevos. La situación actual no es menos nueva que la que se planteó entonces, tras el atentado en Sarajevo antes de la Primera Guerra Mundial. Europa tiene más que motivos suficientes para oponerse a la resuelta equivocación americana de ir a la guerra, algo que podría llevar al precipicio a una América que se ha hecho muy frágil. Ahora Europa tiene que volver a sus orígenes, a su historia, a sí misma y cuidar de no destruirse por una ampliación prematura. No hay política posible sin un trazado claro de los límites.
- Tahar Ben Jelloun, escritor. La política americana se ha basado siempre en la arrogancia y en el desprecio a los demás. Hasta ahora eran normalmente los pueblos pobres el objeto de este desprecio. Ahora también los europeos son víctimas de esta cortedad de miras y falta de respeto. Lo inquietante es que, cegado por su obsesión por la guerra, el Gobierno de Bush se comporta como si la población civil del mundo árabe y ahora también la de Europa no tuviera ninguna importancia. Lo que más me preocupa a mí, sin embargo, es que no está la inteligencia en el poder, sino una estupidez que encima se enorgullece de su rudeza. Saber que los destinos de este mundo están en manos de semejante gente da miedo.
- Michel Tournier, escritor. Estoy feliz de que Francia y Alemania se junten para protestar contra una intervención americana en Irak. Esta guerra no se puede justificar con ningún argumento. Sólo espero que la entente franco-alemana llegue más lejos. Ambos países deberían enviar ahora una unidad militar a Irak para proteger al pueblo y defenderlo contra la agresión americana.
- Jorge Semprún, escritor. Yo no he oído esta frase de Rumsfeld. Pero si la ha dicho sólo puedo contestar: menos mal que Europa es un problema en el mundo. Representa una postura en la cuestión de la intervención militar en Irak que me parece sensata y acertada. Se podría darle la vuelta al asunto y decir: el problema es el propio Bush. Mientras Europa intente impedir una guerra injusta y además absurda estará, vieja o joven, donde debe estar.
- Régis Debray, escritor. Yo estuve contra la guerra del Golfo y también contra la intervención en Kosovo; los europeos no eran más que complacientes compañeros de viaje de Estados Unidos y se sometieron a su dirección. Que Francia y Alemania se hayan unido contra América y declaren su rechazo resuelto a la guerra me alegra y me llena de esperanza. Para Europa esto es muy importante. Yo siempre he contemplado el euro y la unificación europea con escepticismo, pero ahora Europa adquiere una dimensión política e internacional que parece bastante más prometedora.
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