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Reportaje:

La pista de diamantes de Al Qaeda

La red terrorista sobornó al presidente de Liberia e intentó comprar misiles tierra-aire al Ejército de Nicaragua

Los gobiernos de Liberia y Burkina Faso han albergado a terroristas de Al Qaeda, encargados de una operación de compra de diamantes por 20 millones de dólares para financiar la organización terrorista, según una investigación de los servicios de inteligencia a la que ha tenido acceso el periódico The Washington Post. La información se contrastó con fuentes y documentos.

Al menos el presidente de Liberia, Charles Taylor, recibió como compensación un millón de dólares, aunque él lo niega. Parte de los fondos se intentaron utilizar para comprar al Ejército nicaragüense y a una empresa de Bulgaria armas sofisticadas, incluidos misiles para derribar aviones.

Los terroristas llegaron a Liberia poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001. Durante al menos dos meses se movieron libremente entre Liberia y Burkina Faso con la protección del presidente Taylor y su homólogo de Burkina Faso, Blaise Campaore, según la investigación de varios servicios de inteligencia europeos. La CIA tuvo conocimiento de las operaciones, pero, por razones desconocidas, no demostró ningún interés, según el rotativo norteamericano. La agencia de inteligencia de EE UU no ha querido hacer declaraciones al respecto.

La investigación se centró en las tres personas que sirvieron de conducto para los planes de Al Qaeda: Aziz Nassour, un comerciante de diamantes libanés, su sobrino, Samí Osailly, e Ibrahim Bah, un senegalés que desde hace años ha traficado con diamantes y armas en África. Los tres sostienen no estar vinculados con Al Qaeda.

El arresto de Osailly en Bélgica, el pasado 12 de abril, arrojó luz sobre la trama. Osailly está asociado con una pequeña empresa de importación de diamantes de la que la policía sospecha que ha sido utilizada por la red terrorista. La policía belga descubrió un repentino incremento en las transacciones de la empresa, de 1.000 millones de dólares el año anterior a los atentados del 11-S. También encontraron el rastro de llamadas telefónicas a Afganistán, Pakistán, Irak e Irán.

Los preparativos para financiar con diamantes comenzaron en septiembre de 1998, después de que EE UU congelara 240 millones de dólares de Al Qaeda, tras los atentados de las embajadas de Kenia y Tanzania. El 22 de septiembre de 1998 un jefe de finanzas de Al Qaeda, Abdulá Ahmed Abdulá, llegó a Monrovia donde Ibrahim Bah le puso en contacto con altos funcionarios del Gobierno y sus aliados en el Frente Unido Revolucionario de Sierra Leona.

En julio de 2000, Bah contactó la empresa de Osailly y Nassour, ASA Diam, para que le ayudara con las operaciones de diamantes. Bah, Nassour y Osailly lo niegan, pero los investigadores tienen pruebas de lo contrario, tales como registros de 14 millones de dólares o extracciones de la cuenta bancaria de la empresa ASA Diam por 20 millones de dólares, destinadas a Al Qaeda.

La pista llevó hasta Nicaragua. Nassour y Osailly trataron de comprar armas al Ejército nicaragüense y a una empresa búlgara 20 misiles tierra-aire y 200 cohetes para lanzadores.

Vista aérea del hotel Paradise en Kikambala (Kenia) tras la explosión que lo devastó en noviembre de 2002.
Vista aérea del hotel Paradise en Kikambala (Kenia) tras la explosión que lo devastó en noviembre de 2002.ASSOCIATED PRESS

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