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El avance del fuel | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Las 5.000 toneladas vertidas desde el naufragio se están desperdigando por el Atlántico

El comité científico encuentra problemas técnicos para obturar todas las fugas en el pecio

Xosé Hermida

Las 5.000 toneladas de fuel que, según los cálculos oficiales, han perdido los tanques del Prestige desde el pasado 19 de noviembre, cuando el petrolero se hundió a unas 133 millas de Finisterre, parecen haberse volatilizado. Ni en el lugar del naufragio ni en las aguas que lo separan de la costa gallega se han avistado grandes manchas desde hace dos semanas. Pero el fuel no se ha evaporado, sino que está fragmentado y disperso en medio del Atlántico. Se supone que ha derivado con distintos rumbos y que ha formado múltiples balsas de pequeño tamaño,más difíciles de localizar y de combatir.

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Esta circunstancia permite aventurar que Galicia no volverá a recibir una gran avalancha de fuel proveniente del pecio del barco, pero deberá afrontar múltiples manchas de trayectorias muy distintas y que pueden estar afluyendo durante meses a todo el litoral.

Los informes de los aviones españoles y portugueses que sobrevuelan la zona del hundimiento son los mismos desde hace días. "Regueros de 500 metros, de color azul agrisado muy fragmentados", reseñó tras su último vuelo el piloto del avión Pesca 1 de la Xunta de Galicia. Por lo demás, ni rastro de la gran cantidad de combustible que ha tenido que emerger de los tanques del Prestige en los 41 días transcurridos desde su hundimiento, un total de unas 5.000 toneladas, según se deduce de los cálculos del comité científico designado por el Gobierno, que fijó en unas 125 toneladas los vertidos diarios.

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Pero aunque ese fuel no sea fácilmente localizable, tampoco está disuelto en el mar. La hipótesis con más fundamento es que se encuentra tan fragmentado y disperso que resulta casi incontrolable. La cadencia de las filtraciones impide que se formen grandes manchas en la superficie. El fuel puede tardar hasta 20 horas en emerger, y la proa y la popa del buque están distanciadas unos cuatro kilómetros. Mientras dura su ascensión, cada chorro de combustible está sometido a las derivas que le imponen las corrientes marinas. Cuando salen a flote pueden estar muy separados unos de otros.

Científicos que asesoran al Gobierno coinciden con sus colegas portugueses en que esa enorme cantidad de fuel se está desperdigando por el Atlántico. Una parte ya puede haber derivado hacia el norte, según la hipótesis de Augusto Ezequiel, director del Instituto Hidrográfico Portugués, quien basa sus cálculos en la dirección dominante de los vientos desde hace una semana. Esas concentraciones de hidrocarburo, casi imposibles de avistar desde los aviones, acabarán yéndose hacia la costa en uno u otro momento, ya sea a Galicia, a la cornisa cantábrica o a cualquier otro lugar bañado por el Atlántico.

Queda la duda de si algunas no han sido avistadas porque permanecen semisumergidas, navegando entre aguas. El buque Cornide Saavedra, del Instituto Español de Oceanografía, realizó hace unos días una expedición para corroborar esta hipótesis y no descubrió ninguna mancha entre dos aguas. Pero la conclusión no se puede tomar como definitiva, porque "es como buscar una aguja en un pajar", explica un científico.

En cualquier caso, el comportamiento del fuel emanado desde las profundidades del océano permite conjeturar que la amenaza a la que se enfrenta la costa gallega en las próximas semanas presenta una nueva dimensión. Ahora no hay que esperar una gran ofensiva de fuel sobre una zona determinada del litoral, sino una especie de guerra de guerrillas: pequeñas balsas de combustible, o más bien bolas de chapapote, que pueden aparecer por sorpresa en lugares distantes entre sí. El fenómeno tendría sus ventajas, pero también grandes inconvenientes. Resulta imposible seguir la trayectoria de un sinfín de manchas, contra ellas no pueden hacer nada los buques succionadores y los marineros se encontrarían con menos tiempo de respuesta para hacerles frente antes de que alcancen la costa.

De momento, el comité científico que asesora al Gobierno está concentrando todos sus esfuerzos en obturar las 20 fugas que se han encontrado en el pecio del Prestige. Se pretendía completar la misión antes del 20 de enero, pero no será fácil. Algunos de los sellados ya realizados sólo bloquean las fugas parcialmente. Y dos de las salidas de combustible, localizadas en los conductos de ventilación de la popa, no pueden aparentemente ser obturadas, debido a la existencia de una escalera de acceso en su parte trasera, según el último informe del comité científico, divulgado ayer.

El batiscafo francés Nautile va a probar con nuevos métodos de sellado. Los científicos, en todo caso, aseguran que se ha reducido el flujo de combustible.

Mientras tanto, el Gobierno ha decidido reforzar el dispositivo de alerta en el Cantábrico ante el peligro de que la marea negra alcance la zona durante el fin de semana. La principal concentración de fuel está aún lejos de la costa, a unas 60 millas al norte de Estaca de Bares, ya en la zona de responsabilidad francesa para cuestiones de salvamento marítimo. Pero detrás ha dejado un reguero de manchas dispersas más próximas a la costa, en algunos casos a menos de 20 millas. El viento roló ayer al noroeste y así continuará durante la mañana de hoy, lo que acrecienta el peligro de que manchas de combustible amenacen el norte de A Coruña, el litoral de Lugo y Asturias y Cantabria.

El gran banco de manchas de fuel del petrolero hundido permanecía ayer a una distancia de 140 kilómetros de la costa de Asturias, en un área comprendida entre las verticales de los puertos pesqueros de Viavélez y Tapia de Casariego, en el occidente de la región, casi en la misma ubicación que el día anterior. La escasa fuerza del viento sur que en los últimos días ha mantenido ese gran frente de combustible alejado del litoral apenas lo había distanciado ayer unos kilómetros más, informa desde Oviedo Javier Cuartas.

Para anoche y para hoy se prevé que se acerque más a la costa, como consecuencia de la presencia de viento de componente noroeste por vez primera en varias semanas, aunque no llegará a poner en riesgo el litoral. De hecho, el pronóstico del instituto francés Cedre es que durante los próximos días continúe por encima del paralelo 45, a más de 100 kilómetros de la costa.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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