Alcaldes gallegos del PP piden al partido que les tenga en cuenta al afrontar la catástrofe
Quieren volver el "Nunca máis" contra el Gobierno en un "más que nunca con Galicia"
Santiago El PP ya tiene un eslogan para las elecciones municipales del 25 de mayo. Tras el fallido mensaje "menos impuestos, más seguridad", el alcalde de Pobra do Caramiñal, uno de los municipios enfangados por el chapapote, defendió ayer ante la dirección nacional de su partido, reunida en Santiago, que hay que transformar el "Galicia, nunca máis" -una consigna que se ha vuelto directamente contra el Gobierno popular- en un "máis que nunca con Galicia". Los alcaldes del PP de municipios dañados por el vertido pidieron a la dirección de su partido y al Gobierno central que les tenga en cuenta al tomar medidas para paliar la catástrofe, cuando se cumplen ya cuarenta días. Ellos están cerca de la gente y saben cuáles son sus reclamaciones y sus reproches.
Tres alcaldes aprovecharon el turno de ruegos y preguntas tras la excepcional reunión con la dirección nacional del PP para exponer, siempre en positivo, sus quejas. "Más que nunca tenemos que demostrar que somos capaces de responder a esto", dijo el autor del probable nuevo lema electoral. En respuesta, la dirección del PP se comprometió a concentrar en Galicia todos los actos que los militantes y cargos gallegos les pidan en los próximos meses.
El alcalde de Viveiro reclamó mejorar la organización de los voluntarios, lo que el Gobierno y la Xunta ya han decidido hacer después de que se acumularan las críticas a la empresa Tragsa. El alcalde de Sanxenso puntualizó que las medidas serán más eficaces si tienen en cuenta la opinión de quienes están más cerca de la gente.
Hasta aquí las intervenciones públicas. Pero el sábado, en conversación telefónica con este diario, una decena de alcaldes de municipios dañados por el vertido destacaron que el peor momento en esta crisis se produjo el día en que el chapapote llegó a las Rías Bajas y anuló las optimistas y fallidas declaraciones de autoridades con tanto peso en el partido como Manuel Fraga, presidente de la Xunta, o Mariano Rajoy, vicepresidente primero del Gobierno central.
Ese día, y los siguientes, sus vecinos se les echaron encima. Los alcaldes respaldan sin fisuras la decisión de alejar el barco. "Si dicen que lo van a traer a mi ría la tenemos bien montada", asegura un regidor de las Rías Bajas. El fallo, explica, "fue que no se tomó con la seriedad debida el vertido que iba dejando el barco" y llegó el chapapote. Otro alcalde apostilla: "Ese día lo pasamos muy mal. Nos habíamos comprometido a que lo que decían Fraga y Rajoy sólo podía ser verdad".
Después, todos destacan que "fueron llegando medios, aunque ni todos los del mundo parecen suficientes para frenar la psicosis de que la mancha va a volver a emponzoñarlo todo". Esto, asegura el primer edil de uno de los municipios más ricos de Arousa, "es lo peor, porque la gente se ha inhibido y no gasta en nada. No se nota que estamos en Navidad".
Para intentar conjurar estos y otros demonios, la plana mayor del PP, con "los tres tenores" -tal como los definió el jueves Rodrigo Rato en el Congreso- a la cabeza, se reunió ayer por la mañana en un hotel del extrarradio de Santiago, con los accesos bien vigilados por la policía. Encabezaron la representación de Madrid los vicepresidentes Mariano Rajoy y Rodrigo Rato -uno como coordinador de la crisis y el otro como gestor de las ayudas-, el también vicesecretario Jaime Mayor, primer responsable del programa para las municipales del 25 de mayo, y el secretario general e incansable reprobador de la oposición socialista, Javier Arenas. Al lado se situaron Manuel Fraga, sus consejeros Enrique López Veiga y Xosé Cuiña y el secretario general del PP gallego, Xesús Palmou. En los extremos de una larga mesa en forma de U, los alcaldes.
Tras la reunión, Fraga y Arenas se encargaron de transmitir sus mensajes a los periodistas. Fraga calificó de "crimen de lesa patria" que los socialistas intentaran aprobar una comisión de investigación en el Parlamento Europeo. Y justificó que los accesos al hotel estuvieran vigilados por la policía para evitar "a los del autobús de la discordia", que sólo van a "dar voces y a tirar huevos".
Arenas pronosticó que la "decisión del PSOE de transformar en una causa política lo que debía haber sido una causa común se acabará volviendo contra ellos". "Admitimos que las cosas se podían haber hecho mejor, pero vamos a demostrar nuestra fe en Galicia y nuestro compromiso por mejorar su futuro", fue su despedida.
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