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Los marineros logran sus objetivos | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Los patrones dejan la huelga de hambre tras ceder el Gobierno a sus pretensiones

El Ejecutivo anuncia ahora la llegada de aparatos pedidos hace más de un mes

Carlos E. Cué

Era el día de la lotería, y no tocó ni un céntimo en las Rías Bajas. Pero en O Grove no se notó. Lágrimas, aplausos, concentraciones con más de mil personas... todo a la puerta de la cofradía, donde los patrones de este pueblo, de Cangas y de A Pobra do Caramiñal salieron al balcón como héroes para anunciar que suspendían la huelga de hambre que empezaron el martes. Y todo porque el Gobierno ha optado finalmente por ceder y promete ahora poner los medios que pidieron hace 32 días. No les han dado todo lo que solicitaban, pero el subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Alejandro Millán, les aseguró ayer que todo llegará.

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"Esta es la mejor lotería que podía tocarnos", gritaba un exultante marinero en los pasillos de la cofradía de O Grove poco después de que se anunciara el fin de la huelga de hambre. Lo que han conseguido con su protesta, a la que en las últimas horas se sumaron 35 personas que tomaron el ayuntamiento y durmieron allí, es una carta de compromiso que ayer entregó en persona el subdelegado del Gobierno.

Los pescadores habían exigido 50 bombas de achique, los llamados skimmers, por cada ría. En el documento, el Ejecutivo promete para todas las Rías Bajas ocho de estas máquinas, consideradas fundamentales para evitar que los marineros tengan, como hasta ahora, que recoger con sus manos el fuel. Este último, además de ser un método poco efectivo, implica graves riesgos para la salud. El texto sostiene que seis de ellos están especialmente diseñados para recoger chapapote. En la cofradía de O Grove nadie había visto ayer los skimmers, pero van a conceder el beneficio de la duda al subdelegado del Gobierno.

El texto gubernamental es muy poco concreto, pero anuncia intenciones: "Se encuentran concentrados en Galicia la mayor parte de los medios de lucha contra la contaminación disponibles, estando pendiente de llegar un importante contingente de los mismos, no habiéndose escatimado esfuerzo en su localización y adquisición". Concreta algo más en las barreras transoceánicas con skimmers incorporados, que ya se usaron en la catástrofe del Exxon Valdez, que embarrancó en Alaska en 1989. Dice el Gobierno que ya hay una de estas en las Rías Bajas, y que se han localizado en todo el mundo otras 17, ocho de ellas en EE UU. El Ejecutivo las pidió a este país y cinco de ellas, prometen, llegarán hoy.

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No es todo lo que pedían, pero es un gesto, y basta. Por dos motivos: porque hasta ahora, recuerdan los patrones, el Gobierno les había despreciado. Y también, porque las fuerzas se acercaban al límite y necesitaban una solución, aunque estaban dispuestos a aguantar. Francisco Iglesias, el patrón de O Grove, ha adelgazado cinco kilos. Es un hombre fuerte, pero después de 30 días de lucha sin descanso contra el fuel y más de cinco de huelga de hambre, se le ve exhausto. Ayer estuvo cerca del desmayo en el despacho que le ha servido de dormitorio. Allí hay cuatro camas improvisadas: la suya y las de los tres mariscadores que se le unieron, dos mujeres y un hombre. Por todas partes hay botellitas con suero líquido, de color amarillo, y restos de análisis médicos.

A pesar del cansancio, Iglesias no para de sonreír. Todos le llaman héroe, le besan, lloran abrazándolo. Su hijo pequeño le recibe con una pancarta que ha encontrado tirada: "Paco Campeón, Cascos Cabrón", al lado hay otra más simpática: "En estas Navidades, turrón de chapapote".

El odio hacia el ministro de Fomento ha marcado la huelga de hambre. Porque el primer día, cuando empezaban a notar las consecuencias, llegaron las declaraciones de quien apodaron monocascos: comparó el ministro de Fomento a quienes trabajaban luchando contra el fuel y los que hacían la huelga. "Al final se ha visto quién tenía razón, pero bueno, hemos ganado una batalla, no la guerra".

Pese a que al final el Gobierno ha accedido parcialmente a sus pretensiones, y el viernes seguirán negociando, los desprecios durante la semana llegaron también por parte del presidente de la Xunta, Manuel Fraga. El viernes comentó que él veía las rías muy limpias y "llenas de gaviotas". Y criticó a los huelguistas diciendo que uno de ellos había cobrado, como armador, casi medio millón de pesetas de indemnizaciones. Fraga daba así a entender que eso limitaba su derecho a protestar por la falta de medios.

Esa euforia contenida de Iglesias también se ve en la cara de los otros dos patrones mayores, Manuel Maneiro, de A Pobra do Caramiñal, y Pablo Villar, de Cangas do Morrazo. Ambos, junto a Iglesias, hicieron discursos defendiendo la dignidad de los marineros, "personas modestas que han hecho un esfuerzo sobrehumano defendiendo las rías", dijo Maneiro. También exigieron al Gobierno que entienda que lo importante es parar el fuel en el mar, no limpiarlo cuando ya ha llegado a tierra. "Los extintores hay que ponerlos antes de que exista el fuego, no cuando ya está el edificio incendiado", dijo Villar.

En la batalla para exigir medios participó gran parte del pueblo de O Grove. Además de las decenas de personas que pasaron en estos cinco días por la cofradía para dar su apoyo, 35 representantes de diversas asociaciones tomaron al asalto el ayuntamiento y se quedaron allí a dormir en el suelo, o a intentarlo, durante la noche del viernes y la del sábado.

Ahora ya sólo queda disfrutar un rato del éxito. Ayer, al salir de la cofradía, lo patrones, y especialmente Iglesias, recibieron el aplauso de mil personas convocadas por la Plataforma Nunca Máis. Y se fueron a sus casas. A dormir y, sobre todo, a comer. "Hay que empezar con sopitas, como los niños", se reía Iglesias. Y hoy, otra vez, a pescar fuel. Con algún aparato más, claro.

Grupos de militares limpian la playa de Ancoradoiro, en Muros (A Coruña).
Grupos de militares limpian la playa de Ancoradoiro, en Muros (A Coruña).EFE

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