Toneladas de fuel siguen a la deriva frente a la costa gallega
La principal concentración de combustible está ahora a 40 millas al norte de Galicia
La gran mancha sigue alejándose de la costa gallega, rumbo a Francia o Gran Bretaña -ahora está a 40 millas del cabo Ortegal, en pleno golfo de Vizcaya-, pero detrás ha dejado un reguero de toneladas de fuel repartidas en multitud de minúsculas galletas, como las llaman los marineros. Son emplastos de combustible que en ocasiones no sobrepasan el tamaño de la palma de una mano y que surgen por todas partes. Algunos trozos, incluso, han alcanzado playas del interior de la ría de Arousa.
Uno de esos ejércitos de galletas fue avistado a primera hora de la tarde de ayer a menos de dos millas de la costa de Ferrol. A su encuentro salieron un buque succionador y tres barcos de la empresa Pescanova, que utilizan un artilugio de recogida de fuel diseñado especialmente para la ocasión, una especie de cazamariposas de gran tamaño. En poco más de tres horas, los buques de Pescanova reunieron ocho toneladas. "Las galletas son pequeñas, pero se adhieren unas a otras y pueden formar manchas hasta de 30 por cinco metros", explica Juan Manuel Riveiro, capitán de unos de los barcos de la empresa pesquera.
Esos pequeños trozos de chapapote son muy difíciles de avistar desde los helicópteros y debido a su dispersión también presentan problemas para los buques succionadores. Y además se filtran por todas partes: en los dos últimos días han aparecido bolas de fuel en varias playas del interior de las rías de Arousa y Vigo, donde los marineros habían logrado detener las manchas más grandes sin que traspasasen las bocanas.
En todo caso, nada comparable con la principal concentración de fuel que de momento ha concedido una tregua a Galicia. La Xunta denomina ahora a la mancha que deriva hacia el norte como "grupos de bolas de fuel de entre cinco y dos metros". El capitán Riveiro, que se ha enfrentado con ella en el mar, ofrece una descripción más inquietante: "Hay capas que tienen un grosor de hasta 80 centímetros. Y la mayor parte se mueve bajo el agua".
Mientras, el batiscafo Nautile logró ayer obturar una cuarta grieta en los tanques hundidos del Prestige, según reveló el vicepresidente Mariano Rajoy, que no facilitó más datos sobre las "nuevas pequeñas fugas" de combustible detectadas en la proa del petrolero.
Rajoy también confirmó que la empresa pública Tragsa dejará de coordinar la limpieza de las playas después de las numerosas protestas que suscitó entre voluntarios, marineros y ayuntamientos de las zonas afectadas. Tragsa se limitará a suministrar el material de limpieza y a recoger chapapote en zonas muy localizadas, sin relacionarse con el resto del personal que trabaja en la costa. A los voluntarios se les encomendarán las playas más accesibles y donde la aglomeración de fuel no ponga en peligro su salud. En los arenales de la Costa da Morte se amontonan aún enormes masas de combustible: ayer se recogieron 500 toneladas en Lira (Carnota).
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