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CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA | Lucha contra el fuel en las costas

Percebes "de a 12.000 el kilo" que se quedarán en las rocas

Jorge A. Rodríguez

Arturo Reiriz es el vigilante del marisqueo de la isla de Ons. Cuida de que nadie se salte los periodos de veda y hace lo que puede contra el furtivismo. La marea negra ha hecho inútil su trabajo. "La mancha llegó el martes. A eso de las siete de la tarde todo estaba limpio, no se veía ni una sola mancha, pero a las nueve el fuel lo había invadido todo en las playas de Pereiró, Melide, Curro, Canesol, la Cova, todo. Un desastre". No hace falta que lo diga: el aroma y la marca del Prestige se distingue en cualquier rincón de la isla.

"La parte de afuera de la isla", continúa, "apenas se ha visto afectada, porque la mancha entró por dentro, por aquí por la cara de la ría. Ésa es la zona con más percebes de toda la isla, apenas se ven manchas en las rocas, porque la marea llegó alta y sólo manchó las rocas por arriba. Ahí si se ve una mancha, nada, de 20 metros o así, pero alta en las rocas".

Desde hacía un año no se había recogido nada pero ahora, aunque está todo repleto, está prohibido ir a por percebes. La semana pasada, según asegura, ya se estaban vendiendo los percebes en lonja a "12.000 o 13.000 pesetas el kilo [más de 72 euros], así que imagine cómo se iban a poner para Navidad. Yo los he visto limpios pero como ahora no se pueden recoger percebes, pues no hay más que decir".

Arturo Reiriz dice que siempre fue pescador. "Yo nací aquí. Estuve en dos barcos de pesca pero acabé de estar en el mar hasta el moño, por eso me volví y cogí esto de vigilante. Sí, pescador, que a mí me da igual que me digan pescador o marinero". La visión de las lagunas que se formaban entre las rocas, ahora llenas de fuel hasta las trancas, le trae otro recuerdo mitad culinario, mitad ecológico. "En esas lagunas había centollos a montones, grandes, grandes, que estaban buenísimos, pero ahora vaya usted a buscarlos. No hay ni uno, o por lo menos no se ven".

Pulpo a espuertas

La mujer de Arturo lo requiere a gritos desde la cocina. Gloria Sampedro sale a ver qué hace. Los dos son los dueños de uno de los bares de la isla. "Ella es la dueña", dice Arturo. Los trabajadores del mar de la isla, enfundados en los monos blancos de usar y tirar, se han reunido en el bar a comer. Pulpo a espuertas. "El pulpo éste lo cogimos como dos días antes de que llegara la marea negra, así que se puede comer tranquilo".

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La televisión atrona el bar, situado frente a los locales de la Asociación de Vecinos de Isla de Ons, base logística prestada para los voluntarios que recorren la zona para enfangarse de chapapote. En todos los baños públicos de la isla, los lavabos están llenos de botes de lavavajillas y aceite de girasol para diluir el fuel. El bar de Arturo y Gloria tiene ya 20 años, según cuentan casi a la vez. Pero el nombre que tiene desde entonces está a mitad de camino entre la premonición del desastre del Prestige y la desesperanza. Se llama Lo que faltaba, pero en gallego.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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