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CÁMARA OCULTA | NOTICIAS Y RODAJES
Columna
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Los viejos tiempos

Esta semana, el actor británico Michael Caine sorprendió, a sus 67 años, en Los Ángeles confesando ante el gremio de Actores Cinematográficos que a pesar de sus 48 de trabajo sigue temiendo volver a ser pobre. Tan inestables son, dijo, las condiciones de su profesión.

A miles de kilómetros de distancia, en la Mostra de cine de Valencia que acaba de finalizar, se reunieron también algunos de los nuevos directores españoles para denunciar lo escaso de las subvenciones oficiales y, en consecuencia, manifestar el mismo temor del veterano Michael Caine. "El problema no es hacer la primera película porque el sistema de subvenciones apoya las óperas prima; el problema es la cuarta porque no se favorece a los realizadores que quieren continuar haciendo cine", precisó Isaki Cuesta, director de la novísima Cravan Vs. Cravan.

Se ha editado un DVD con las dos versiones de 'Raza': hasta Franco se autocensuró
La escandalizada postura del arzobispado valenciano está promocionando el cine

En el mismo festival valenciano, Carmen Sevilla, con su habitual desparpajo, se dirigió a los asistentes al homenaje ofrecido a Juan Antonio Bardem. Junto a ella, la viuda del director, María Aguado: "A esta gran mujer la han echado de su casa porque no tiene dinero para pagar el piso". Más aún: en ocasiones, el matrimonio Bardem había tenido que pedir dinero para comer... Ni corta ni perezosa, la popular Carmen de España reclamó con decisión que la SGAE (la esguey, en su peculiar pronunciación) se hiciera cargo del asunto. ¡Brava Carmen! Y también poderosa: en un par de jornadas, la SGAE respondió que "casi con seguridad" atendería la sugerencia. Otros dos días más tarde, la familia Bardem desmintió la gravedad de la situación de María Aguado. Mucho mejor, naturalmente. Pero decirse se dijo. Carmen Sevilla pidió públicamente permiso a la viuda para hacerlo. No fue, pues, exageración de la prensa como ahora se apunta, sino todo lo contrario: una prueba de afecto hacia Bardem y su viuda, y un dolor porque pueda ocurrir. El signo permanece.

Tiene costumbre Carmen Sevilla de hablar sin pelos en la lengua. Cuando con Bardem rodaba La venganza, aquella película sobre la reconciliación nacional que acabó siendo la primera española finalista en los oscars de Hollywood, Franco invitó a Carmen a una de sus fiestas en El Pardo, lo que a Bardem le pareció inconveniente, ya que ello interrumpiría el rodaje: "Mira, Juan, si no voy a El Pardo, entonces sí que se va a interrumpir el rodaje, pero definitivamente. Voy, le saludo, y regreso para seguir trabajando". Y naturalmente, como ella acudió a la cita del Generalísimo, la película pudo concluirse... aunque la censura la mermara luego considerablemente. En esa ocasión, ni los buenos oficios de Carmen Sevilla lograron evitarlo.

Franco y la censura han vuelto a la actualidad. ¡Qué cosas! Esta semana se ha cumplido el veinticinco aniversario de la desaparición oficial de aquella lacra del cine español. Hasta diciembre de 1977 todas las películas españolas o estrenadas en España sufrieron manipulaciones que alteraban profundamente su contenido. Hasta el propio Franco se autocensuró. La Filmoteca española acaba de editar en DVD las dos versiones que se hicieron de la película Raza, aquel guión escrito por él mismo bajo el seudónimo de Jaime de Andrade. Las referencias profascistas y antiamericanas de 1940 fueron eliminadas en el nuevo doblaje de 1950, cuando se reestrenó con redoblado bombo y platillo bajo el nuevo título de Espíritu de una raza. Diez años después de acabada la guerra civil comenzaba a ceder el bloqueo económico internacional, y le interesaba al Gobierno español ser beneficiario del plan Marshall. En consecuencia, convenía que las proclamas fascistas y antiamericanas de la primera versión dieran paso a las consignas anticomunistas en boga. La curiosidad de este doble documento, muy bien analizado por Ferrán Alberich en el propio disco, no mejora la triste calidad de la película, pero ayuda a entender el cambiante "espíritu de una raza" que acuñó el Caudillo.

Sin embargo, aunque la censura haya desaparecido, al parecer no así los censores. Volviendo a la Mostra de Valencia, multitud de protestas se han producido alrededor de un miniciclo de películas prohibidas en su día o que provocaron polémicas sobre la libertad de expresión, entre ellas ¡una de Brigitte Bardot! A Manuel Gutiérrez Aragón, con su habitual humor, le ha parecido estupenda la postura escandalizada del arzobispado valenciano "porque gracias a ella se está promocionando el cine". Y lo declaró sin conocer aún la reciente propuesta de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación Social respecto a la película Los lunes al sol. Sus componentes hubieran preferido, apuntan, que el final se pareciera al de Full Monthy. La película británica no se limitó, según ellos, a "una mera denuncia sin horizonte", como entienden la de Fernando León de Aranoa. ¿Síntoma de una nostalgia de aquella siniestra censura que, entre otros méritos, trastocó desenlaces en filmes de Buñuel, Berlanga o del propio Bardem, entre otros innumerables? Ojo al parche.

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